El Heraldo
En reciente protesta de transportadores, varios sacaron trapos rojos como señal de la necesidad de ayuda económica. John Robledo y EFE
Región Caribe

El aumento de la pobreza, otro ‘golpe’ de la pandemia

Economistas de la Universidad del Norte advierten en un estudio que la pobreza en el Caribe subirá en 10 puntos.

Más allá de los estragos que en materia de salud ha ocasionado la pandemia de la COVID-19 en el país, un estudio del Departamento de Economía de la Universidad del Norte da cuenta de que también causará un duro golpe a la economía nacional a través del aumento de los índices de pobreza, en especial en el Caribe.

Según los estudios de los economistas Andrés Vargas y Jairo Parada Corrales, lo que ocurre en estos momentos en el país denota que la pobreza aumentará y como referencia traen a colación la crisis de finales de los 90 que llevó la tasa de desempleo a ubicarse por encima del 20% a nivel nacional, y del 15% en Barranquilla.

Estas proyecciones ya se observan en el más reciente informe del DANE que reporta que en abril la tasa de desempleo fue del 19,8%, lo que indica que 5,3 millones de personas salieron de la población ocupada y que la población desocupada creció en 1,5 millones de personas frente a abril de 2019.

Precisan los expertos que algo que tomó casi dos décadas, es decir, la superación de los índices de pobreza, podría perderse en un solo año, al punto que estiman que el crecimiento del desempleo podría llegar hasta el 22%.

En entrevista con EL HERADO el economista Jairo Parada dijo que este estudio sobre el incremento de la pobreza tuvo como insumo las encuestas de los hogares y con base en ello hicieron la estimación, con los ingresos que se pierden en todos los sectores que han permanecido en cuarentena. Esto los llevó al resultado de que en promedio la Región Caribe se prevé un aumento de 10 puntos en pobreza, frente a la que existía antes de la pandemia de la COVID-19.

“Habrá un 10% más de pobreza en la Costa con respecto a la que había antes de la cuarentena. Esto indica que todos los esfuerzos que se hicieron por superar este fenómeno se pierden en un año y de paso se aumenta la desigualdad regional porque ese aumento de la pobreza será mayor en el Caribe que en Bogotá”, anota el economista.

Varias personas transitan por una calle en el centro de Barranquilla.
¿Cuándo se es pobre?

Una persona se clasifica como pobre cuando su ingreso monetario cae por debajo de la línea de pobreza, y la aproximación metodológica del estudio consistió en calcular cuántas personas pasarían a situación de pobreza dada la reducción de su ingreso.

Para hacer el análisis, ajustaron el ingreso observado en 2019 y tomaron en cuenta dos componentes: el sector en el que se trabaja, y las características ocupacionales y de contratación de la persona.  Así, un trabajador por cuenta propia en el sector comercio enfrenta un mayor riesgo de disminución de ingreso que un trabajador cuenta propia en la industria de alimentos, por ejemplo. El menos vulnerable de todos es el empleado del Gobierno con contrato a término indefinido.

Los factores de ajuste sectorial los definieron tomando como referencia las proyecciones económicas sectoriales de Fedesarrollo, correspondientes a lo que ellos llaman el escenario “U”, el cual supone una débil recuperación del consumo privado en lo que resta del año, y que contemplan una caída superior al 7% del PIB y un aumento de la tasa de desempleo hacia el 22%.

“El ingreso no laboral se discriminó entre las transferencias recibidas de otros hogares, transferencias institucionales, y el resto. Suponemos que las transferencias recibidas de otros hogares caen 20%, explicado fundamentalmente por la caída en las remesas, mientras que las transferencias institucionales aumentan un 70%, lo que recoge de alguna manera la respuesta del gobierno”, dice el informe que fue publicado el 21 de mayo.

Estiman que el porcentaje de hogares debajo de la línea de pobreza, pasaría de 18% a 26% para las áreas metropolitanas. Por ejemplo, para Barranquilla el incremento sería de 22% a 32%; para Cartagena del 25% al 36%; Santa Marta del 32% al 43%; Valledupar del 36% al 47%; Riohacha del 47% al 56%; Montería del 29% al 39%, y Sincelejo del 31% al 44% siendo esta la ciudad capital del Caribe con la proyección de pobreza más alta tras la pandemia por la COVID-19.

Además de llegar a la crisis con una pobreza más alta, los economistas Andrés Vargas y Jairo Parada indican que las ciudades del Caribe podrían estar experimentando un deterioro mayor, aumentando así las disparidades regionales.

¿Por qué este impacto diferencial?

“Fundamentalmente por las diferencias en la estructura sectorial de la producción y la formalidad del mercado de trabajo. Las ciudades del Caribe tienen estructuras productivas menos complejas, con mayor presencia relativa de servicios de bajo valor agregado y altas tasas de informalidad laboral. Un aspecto adicional tiene que ver con otras diferencias en la estructura del mercado laboral. En particular, la relativamente baja participación laboral en las ciudades del Caribe, así como ingresos laborales más bajos implican que aún con la misma tasa de desempleo habrá más pobreza en estas ciudades que en Bogotá, por ejemplo”.

Anota el economista Parada Corrales que el golpe de la pandemia a la pobreza en el Caribe se hace más evidente porque en esta zona del norte del país la mayoría de personas se encuentran en el sector informal, viven  del rebusque, son por trabajadores cuenta propia que en esta cuarentena no han trabajado “y eso ha disparado la pobreza y me atrevo a decir que en Sincelejo ese índice supera el 22%”.

Sobre esta última ciudad el profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, especialista en Marketing Político y Estrategia de Campañas de la Universidad Externado de Colombia, Mario Ruiz Soto, considera que si bien hay responsabilidades compartidas, esta proyección del impacto de la pandemia en la pobreza monetaria de Sincelejo lleva a reflexionar sobre tres cosas: primero, sigue siendo un municipio con la alta vulnerabilidad social; segundo, en los gobiernos locales de los últimos 20 años no existieron estrategias de superación de la pobreza propias. Solo hubo ausencias de políticas públicas en esta materia, y tercero, producto de las debilidades no se ha encontrado un camino de reconversión productiva que permita ser el motor de oportunidades para quienes más lo necesitan, en especial las víctimas del conflicto y mujeres.

Un menor que habita en un sector vulnerable de una ciudad en la Costa Caribe.
Una economía deprimida

Parada agrega que, con un aumento de 10 puntos porcentuales en la tasa de desempleo se está frente a una economía deprimida que el país no había visto ni siquiera en el período pasado. “La economía está deprimida y recuperar la inversión será muy difícil; además las políticas del Gobierno han sido insuficientes porque ha querido una pandemia barata, no se ha gastado lo que ha debido gastar y lo que ha inyectado no pasa del 2,5% del PIB cuando hay países como Perú y Chile que ya están gastando el 7% y 9%, respectivamente”, expresa.

El estudio concluye que la persistencia de estos efectos en el tiempo depende de hasta qué punto y que tan rápido se recuperan los puestos de trabajo que se han perdido, para ello el economista recomienda ampliar el gasto público y atender la propuesta de los senadores de crear un ingreso solidario por 3 o 4 meses para 9 millones de colombianos.

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