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Desde el terraplén en el kilómetro 2.4 de la vía Salamina- El Piñón, Antonio Camargo observa cómo el río Magdalena avanza amenazante. Su fuerza ha socavado parte de la orilla y advierte desbordarse.

Kilómetros atrás, las aguas ya se han salido de su cauce en el municipio de El Banco, inundando algunas calles en barrios de la Comuna 1 (zona baja). También ha arrasado con cultivos en el sur de Bolívar y tiene en jaque un muro de contención en el área rural de Tamalameque, Cesar.

En solo 15 días - según el registro de la Estación Fluviométrica- el nivel del afluente aumentó un metro en El Banco, según el inspector fluvial Rodrigo Vilardy, 'indicativo de alerta máxima, pero también señal inequívoca de que hay que activar los planes de contingencia'.

'¡Siempre lo mismo en todos los años!', dice la gente de este ribereño municipio del Magdalena, conocido también como ‘el Viejo Puerto’, en donde 17 familias ya están en albergues, luego que sus casas resultaron afectadas por la inundación.