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Adolfo Meisel Roca tiene como entretenimiento la construcción de su árbol genealógico, lo que le ha permitido encontrar raíces en quien fundó las corralejas en Sincelejo, quien transformó la educación en Barranquilla en el siglo XIX, quien lideró las exportaciones en Cartagena en el siglo XVII y entre quienes crearon las primeras industrias en el Magdalena. Nació en Cartagena y se crió en el barrio El Prado de Barranquilla. Más caribe, ¿cómo?

Quienes están enterados de los entretelones de su nombramiento, ayer, por el presidente Juan Manuel Santos como nuevo miembro de la Junta Directiva del Banco de la República, refieren que Santos tuvo muy presente enviar con tal designación un mensaje de confianza a los ocho departamentos del Caribe y a las zonas periféricas del país, pues si en algo puede relacionarse a Meisel con facilidad es por el empeño que le ha puesto en su vida al estudio de los temas sobre las disparidades interregionales y, en particular, la pobreza y la desigualdad.

Su ascenso –ingresó al Banco en 1987– se produjo en la plenitud de sus capacidades como investigador económico y social y como responsable agente de la rutina monetaria del Banco y en momentos en que sobre la Nación se ciernen importantes retos macroeconómicos en la disputa sobre crecimiento y distribución. Meisel pertenece a la escuela que privilegia la distribución social de la riqueza sobre la acumulación que puede generar mayor eficiencia. Es un pensador y promotor de la equidad social.

Su logro más reciente fue persuadir a los fijadores de la política económica nacional de que había que crear un fondo especial como medida de choque para acelerar la erradicación de la pobreza, el denominado Fondo Regional de Compensación, que se nutre con recursos procedentes de las regalías mineras. El Fondo tiene ya ancla en la Constitución y se mantendrá por 30 años.

Con su ensayo “¿Por qué se disipó el dinamismo industrial de Barranquilla?”, 1987, entró en la historiografía de la ciudad con pie firme, y desde entonces ha producido o liderado más de un centenar de publicaciones, nacionales e internacionales, que le ubican entre los más prolíficos y sensatos autores de Colombia, con énfasis en las temáticas de la Región Caribe.

Es bueno que un economista que crea en los paradigmas sociales ingrese a la Junta del Banco de la República. El Banco ha sido criticado porque, con el afán de cumplir su papel de controlador de la inflación, se ha descuidado en el empleo, acepta a regañadientes la focalización de los subsidios que privilegian a los más pobres entre los pobres y no ha hecho lo suficiente por evitar la revaluación del peso. Se trata de una entidad que goza de autonomía constitucional y por eso son frecuentes sus choques con los gobiernos que le piden o exigen flexibilidad para hacer más política social. El Banco, y como mérito que debe reconocerse, ha sido el principal responsable de la relativa estabilidad monetaria y cambiaria de Colombia, uno de los éxitos que podemos mostrar para generar confianza internacional.

Los antecedentes de Meisel permiten asumir que los énfasis sociales al interior de la Junta ganan un abogado. Por eso, estimamos que la Región está bien representada en una Junta que tiene como antecesores suyos a escasos caribeños. Antonio Hernández Gamarra y Salomón Kalmanovitz, entre estos.

Meisel es, por lo anterior, un gran ciudadano del Caribe que asciende al servicio de la Nación, donde siempre ha estado, y que favorecerá con sus ideas a las grandes mayorías nacionales, donde están las poblaciones con mayor pobreza o necesidades. Goza de una inteligencia y laboriosidad que han sido probadas y que tiene, entre otros méritos, una gran respetabilidad académica en las corrientes de la socialdemocracia que animan el desenvolvimiento ideológico en la mayoría de los países de América Latina.

Qué bueno que el presidente Santos haya decidido escoger un nombre como el suyo para manifestar su confianza en la Región Caribe y en sus gentes como actores en las grandes decisiones que debe adoptar la Nación.