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En la que se conoce como época del dorado en la historia del futbol colombiano, década de los 50 del siglo pasado, el locutor deportivo, ese sí auténtico barranquillero, Juancho Illera Palacio, en parodia que recordaba la guerra de Corea que para esas calendas enfrentaba a los EE. UU. con el país asiático, utilizaba el estribillo: “Y se fue a territorio de Corea” cuando el balón de fútbol era lanzado bastante distante de cualquiera de las porterías o se anidaba entre la multitud asistente a los partidos del Junior o del Sporting. El estadio Romelio Martínez en esos tiempos solo contaba con las tribunas norte y sur.

Sí es cierto que el Negro Perea, de origen chocoano, ha sido el más grande narrador polideportivo que ha tenido este país. No hay otro. Incluso superior al costarricense nacionalizado colombiano Carlos Arturo Rueda C., a quien los cachacos por su arraigado prurito anticosteño consideran el mejor. Pura paja.

Ya el Campeonísimo en sus narraciones deportivas en la era del Metropolitano rindió tributo sin quererlo a Juancho Illera, bautizando la tribuna sur con el nombre de Corea.

La verdad sea dicha.

Teobaldo Coronado Hurtado