El resultado de la Batalla de Boyacá traspasa las épocas y se afianza con el transcurso del tiempo como suceso trascendental en la historia de Colombia, eje primordial y permanente de los ejércitos libertadores, hasta la culminación de la gesta emancipadora en 1819. Las proyecciones sociopolíticas del movimiento de independencia, que al término de la guerra heroica lograron la victoria, identificaron plenamente a la patria naciente y dieron personería y entidad definitiva.
Estas características permanecieron incólumes no obstante la azarosa sucesión de contiendas civiles en la segunda mitad del siglo pasado e irrumpieron plenas de vigor en el presente.
En el ámbito castrense se produjo entonces la reforma militar, de implicaciones fundamentales para el devenir de una nación que ha debido atender con sus Fuerzas Armadas, requerimientos de emergencias fronterizas y participar con dignidad y distinción en compromisos internacionales.
Desarrollar las acciones, planes y programas necesarios para contrarrestar las calamidades de la denominada época (de la violencia) y en la actualidad, enfrentar el nefasto desafío de la subversión, el terrorismo y el narcotráfico, pero invariablemente aferrarse a la legitimidad y la razón que le proporciona su sistema democrático, fortaleciendo ante las dificultades porque las ha resuelto dentro de la legalidad y el derecho.
Las historias del Ejército de Colombia, sus ejecutorias y su relación íntima con los valores tradicionales de la sociedad colombiana, nos llevan a expresar hoy, como ayer y siempre, el más solemne sentimiento de fidelidad hacia el significado de su origen, de su trayectoria a lo largo de 194 años de vida republicana que le han cubierto de gloria y que le asignan ese hálito de perdurabilidad y autenticidad que tan esmeradamente resguarda sus doctrinas, reglamentos y procedimientos.
Hizo propicia su estructuración institucional para alimentar el germen de la Armada Nacional y de la Fuerza Aérea, de manera que las Fuerzas Militares de Colombia alcancen los niveles de profesionalismo, capacitación y progreso que hoy ostentan, más fuerte que nunca con fe en la causa, con orgullo y patriotismo.
Por mil razones, el Ejército es consustancial con la patria y con el concepto de nacionalidad; seguirá siéndolo mientras esté alimentado por la savia vivificadora de los patriotas colombianos, hombres y mujeres que juran defender la patria en todo su alcance y significado, comprometiendo en ello hasta la propia vida.
El honor y la altivez que dimanan del privilegio de portar sus uniformes e insignias, la dignidad representada en la autorización para enarbolar sus pendones, el compromiso sagrado impuesto por la Constitución, la vocación de servicio inherente a todos los que conformamos sus filas, nos obligan ante Dios, ante la Patria, ante los conciudadanos que nos señalan como celosos y fieles guardianes de la Patria y leales depositarios de las tradiciones gloriosas que de lejanos días de la Guerra de la Independencia nos legaron los libertadores.
Con profundo orgullo de colombiano y de soldado quiero en esta fecha hacer un llamado a todos los patriotas y pedirles el apoyo y la solidaridad que nuestra misión merece a fin de lograr un frente común que encare las amenazas que se ciernen sobre la patria y así poder continuar por la senda de Libertad, Orden y Progreso.
Vasilef G. Jorge
Teniente coronel (RVA)