La enseñanza de segundas lenguas, o lenguas extranjeras, oscila entre los tradicionales conceptos de “enseñanza”, lengua y “aprendizaje”, de importancia variable en la configuración a lo largo de la historia de la didáctica de las lenguas. En el siglo XX el concepto lengua era el elemento fundamental. Con la aparición de la corriente estructuralista, los de lengua y enseñanza pasaron a ser primordiales, mientras que hoy en día el concepto que sobresale en la didáctica de las lenguas segundas o lenguas extranjeras es el de enseñanza-aprendizaje o enseñanza-adquisición.
Últimamente el concepto de lengua ha sido objeto de numerosos estudios. Estos estudios han aportado trabajos que incluyen tanto el campo de la estructura fonética, morfosintáctica y semántica como el de la lengua en uso, es decir, estos estudios se han dedicado a toda la dimensión social, textual y semiótica de la lengua. La lengua ha sido abordada como un conjunto de conocimientos abstractos para la comunicación, razón por la cual también se han estudiado las materias que tratan sobre la manera en que se produce esta comunicación: psicolingüística y sociolingüística, y por tanto, han representado dos sectores altamente dinámicos debido a la investigación. Debido a estos avances, en la actualidad no resulta recomendable que el objeto de aprendizaje de una segunda lengua se reduzca a una serie de elementos léxicos organizados formalmente mediante la morfología y la sintaxis. La incorporación de los estudios de la manera en que se utiliza la lengua se ha hecho más complejo que el actual modelo lingüístico.
El concepto de aprendizaje ha sido objeto de grandes controversias en el campo de la lengua. La primera constatación de la complejidad del fenómeno se produce al considerar que la inmensa mayoría de las personas llegan a hablar con corrección su lengua materna, o por lo menos, la variante diatópica y diastrática de su entorno, pero no ocurre lo mismo con las segundas lenguas. Además, puede haber variaciones muy acusadas en los niveles alcanzados entre los diferentes estudiantes de una segunda lengua que han tenido un contacto similar con ellos.
Esta variación depende del estilo de aprendizaje, de la motivación, de la edad, de las tareas a desarrollar, etc.
La segunda cuestión se manifiesta al haberse comprobado repetidas veces que los alumnos no logran un uso oral fluido de la segunda lengua, a pesar de haberla practicado. La tercera cuestión a tener en cuenta es que los estudiantes de una lengua extranjera deben practicar para aprenderla. Es decir, deben aprender y hablar al mismo tiempo una lengua que no saben, puesto que si no la practican no pueden aprenderla. No solo los viajes: necesitamos laboratorios para idiomas, intercambios de estudiantes, aulas propias para idiomas, facultad de educación. El aprendizaje de una segunda lengua debe iniciarse desde los primeros años de escolaridad. Los jóvenes deben aprender varios idiomas, una exigencia del mundo actual a la que tiene que hacer frente la escuela.
Por Tiberio C. Ruiz Villa