
La representante a la Cámara Ángela Robledo, caracterizada por su defensa a favor de los derechos de la niñez había denunciado en repetidas ocasiones que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) no estaba haciendo la tarea y que los cuantiosos recursos que le fueron asignados se “esfumaron en empresas de papel y en conocidos monopolios de contratistas que no garantizaron la nutrición de niños y viejos”, durante la dirección de Elvira Forero.
El 1 de noviembre de 2011 y después de un acalorado debate de control político cuya principal conclusión, según Robledo, fue que “Forero convirtió al ICBF en un monstruo contratista que concentró en el nivel central el 80% de la contratación”, Forero renunció a su cargo.
Ayer la Contraloría le dio la razón a Ángela Robledo al advertir que una vez auditadas seis modalidades de atención, o sea sólo 45% de los activos, ingresos y gastos de los programas de asistencia a la primera infancia y administración para la producción, compra y distribución de alimentos de alto valor nutricional se encontraron 168 hallazgos para el período 2011. “La Contraloría ratifica que la calificación para el período auditado es desfavorable en planeación, atención, garantía de derechos, en calidad, en condiciones laborables y por supuesto el impacto negativo es para la población en mayor condición de pobreza y vulnerabilidad”, aseguró Robledo.