A las 6:15 p.m. llovía sobre Barranquilla como símbolo de buen presagio, cuando los abuelos de Nohorita, en su apartamento del barrio Boston, se enteraron, de boca de un amigo de la familia, que por Twitter el presidente acababa de dar la buena nueva.
“Yo tenía ese presentimiento desde el viernes”, afirmó Nohora Calvo de Muñoz, la abuela, quien ese mismo día había asistido junto a su esposo, José Muñoz, familiares, amigos y vecinos a la misa de acción de gracias en la que hubo hasta papayera porque estaban seguros de que este fin de semana tendrían buenas noticias.
A un lado de la sala de la casa de los abuelos, durante 19 días, se rezó una novena y se expresó con cánticos los deseos de liberación de todos los que aman a Nohora Valentina.
Ayer no fue la excepción. A las 7:00 de la noche alguien trajo de una casa vecina una estatuilla de Nuestra Señora de Lourdes y a su lado colocó la novena de la Rosa Mística y una veladora que al prenderla se alzó en llamas. Una vecina anunció que ese era un nuevo presagio de que confirmaríamos pronto la buena noticia.
A esa hora la lluvia seguía cayendo y el calor era insoportable, pero nadie se quejaba porque para ellos era más grande la alegría por esta noticia.
Un familiar de Nohorita afirmaba que una vez dejara de llover, tendríamos la confirmación de que la niña de 10 años ya estaría en brazos de sus padres, Jorge Muñoz y Pilar Gutiérrez.
Media hora después timbró el celular. Era Nohorita quien quería hablar con su abuelita para decirle que estaba bien y que estaba feliz junto a sus papás y amigos en Fortul, Arauca, en donde su papá es alcalde.
La niña le dijo a su abuela que en esos momentos se disponían a dejar las oficinas de la Alcaldía de Fortul y se dirigían a su casa en el mismo municipio araucano.
La niña también confirmó a su abuela, con su alegría y durante la conversación, que se sentía bien y que no la había tratado mal en cautiverio.
Le contó algunas anécdotas, como que había podido estar cerca de un tigre y de una culebra y que la habían dejado sola anoche en medio de un paraje selvático antes de llevarla a su encuentro con sus padres.
A las 7:40 la niña apareció en los canales de televisión nacional, feliz, en los brazos de su padre. La emoción de familiares, vecinos y amigos era tan grande que todos comenzaron a cantar nuevamente, pero esta vez para darle las gracias a Dios por tan grata noticia.
Por Angélica Conrado Cúdriz
