El Heraldo
Sentado en una mecedora de madera a la orilla de un ventanal, el hombre recordó el año de estadía en el continente asiático. Orlando Amador
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Cornelio Orozco, el veterano de guerra que combatió en Corea del Sur

El hombre, de 93 años, es uno de los pocos miembros aún con vida y en retiro de las Fuerzas Militares de Colombia que viajó al continente asiático. El pasado sábado 8 de octubre fue homenajeado.

Cornelio Orozco Cienfuegos, de 93 años, es uno de los pocos miembros en retiro de las Fuerzas Militares de Colombia, aún con vida, que participó a favor de Corea del Sur tras la invasión del régimen comunista de Corea del Norte en junio de 1950.

72 años después, con la mente lúcida y portando prendas militares, un radio, una gorra y sus medallas, este veterano, residente en el barrio La Unión, de Barranquilla, conversó con el HERALDO y recordó con exactitud aquella embarcación que lo esperaba en la abrasadora Cartagena para llevarlo con destino al continente asiático, de camino a un gran enfrentamiento armado de la Guerra Fría.

Justamente su partida comenzó en el mes de diciembre, la época de compartir las tradiciones familiares  para transmitir y dar amor. Sin embargo, Orozco Cienfuegos sacrificó esos momentos para hacer parte de los 5 mil combatientes que tomaron parte del conflicto y que muchos han sido olvidados. 

Pese a las 163 bajas que hubo, el hombre regresó vivo a su patria. Con el transcurrir de los años, aún conserva los sucesos de la guerra, siguen presentes. “Siempre les cuento a mis hijos, a mis nietos de estas historias, me preguntan lo que viví en Corea y allí les relato mis experiencias”, asegura risueño y con movimientos de sus manos Cornelio, quien nada más tenía 20 cuando se enlistó como voluntario en el Batallón Colombia, para combatir en Corea bajo la bandera de las Naciones Unidas.

“Yo estaba sin trabajo, y un día a las 7:00 de la mañana agarré para el batallón y me enlisté. En mi casa le decía a mi mamá que iba a trabajar, pero era la fachada para poder coger para el escuadrón del Ejército.

Luego en mayo, una semana antes, nos avisaron que nos debíamos preparar porque íbamos a viajar. Un oficial nos dijo que no lleváramos nada (pertenencias), sino solamente lo que teníamos puesto”, precisó don Cornelio, como lo llaman por respeto sus seres queridos.

Señala que la noticia del viaje a tierras lejanas se regó como pólvora entre sus vecinos de juventud del barrio Las Delicias, donde vivía con sus padres. Rememora que lo molestaban, como si aquel destino fuera más una salida al desespero por no tener empleo que a un acto heroico y valiente: “Te vas para Corea, estás jodido”, le decían.

​Enfrentamiento

Su llegada al conflicto bélico estaba preparada. Pues los oficiales escogieron al personal que iría a combatir. “En cada momento se encargaron de recordar qué rol tenía cada uno. Aunque  no sabía que la situación era fuerte. El calor era insoportable, en la comida daban ración R4, trago y cervezas”, expresa el veterano. 

Al momento de la intervención, la realidad era otra, porque en la guerra de Colombia se trataba de grupos al margen de la ley. Mientras los ataques con los coreanos eran “violentos y suicidas”, pues utilizaban “francotiradores”.

“Siempre tuvimos presente en salir ganadores, pero los ataques se producían corriendo, a grandes extremos, no valían las ametralladoras, aunque con el tiempo me volví experto en disparar a distancia”, manifiesta. 

Herido en batalla

“Estaba solo cuando sufrí una herida en la pierna, la bala me impactó, fue algo parecido al pinchazo de una vacuna. Un compañero me ayudó, me puso una venda para que no siguiera sangrando. Después llamó a la patrulla de la Cruz Roja y me llevó al hospital de campaña. La recuperación tardó casi 30 días”, detalla.

Durante un año de estancia en la península le permitieron  enviar cartas a sus parientes para informar que estaba con vida, mientras que las relaciones sociales fueron prohibidas.

“No nos permitieron hacer amigos allá, tampoco hablar con los coreanos, nosotros íbamos a lo nuestro.  Solo cuando cumplimos seis meses nos mandaron a Tokio (capital de Japón) a descansar.

Conformamos un grupo de cinco personas y ahí salíamos a conocer, incluso cuento con un álbum de fotografías de la travesía, en una de ellas se destacan unas femeninas”, ríe Cornelio con picardía. 

En 1952, Cornelio retornó a la ciudad para enfrentar los efectos de la guerra y asegura que en su actualidad sueña con ella, proceso que le ha tocado dominar con ayuda de sus siete hijos.

¿Y por qué la guerra?

El 25 de junio de 1950, soldados del Ejército de Estados Unidos lanzaron el ataque en el paralelo 38 que divide Corea del Norte y Corea del Sur, la idea era apoderarse de la mencionada península, eventualidad que conllevó a  reunir a los países y contribuir en el combate. 

A medida que pasaban los días, la ONU formuló la petición de ayuda para las fuerzas aliadas. Es por eso que el 30 de junio, Colombia fue el único país latinoamericano que envió tropas. 

En ese entonces, el gobierno de Laureano Gómez Castro ofreció una unidad naval a las fuerzas aliadas, quienes adelantaron reparaciones y adecuación de su equipo para la misión de guerra y un período de entrenamiento para su tripulación. 

Precisamente, es un hecho histórico que Corea del Sur no olvida y no ha dejado de agradecer

Día del veterano

Por la labor y el sacrificio, Cornelio Orozco fue uno de los hombres homenajeados por la Segunda Brigada del Ejército Nacional en la conmemoración anual del Día del Veterano, que se realizó el pasado 8 de octubre en la plaza de armas del Batallón de Policía Militar No. 2 de Barranquilla.

Asimismo, en el acto solemne se impuso la medalla Fe en la Causa y otras medallas gubernamentales a un personal distinguido de las Fuerzas Militares y de Policía por sus servicios a la patria. De igual manera se ofreció un portafolio de estímulos a un selecto grupo como recompensa al compromiso, la entrega y abnegación ante el cumplimiento del deber constitucional.
Medidas del gobierno.

Ese mismo día, pero en otro acto que se llevó a cabo en la capital del país, el presidente Gustavo Petro pidió al ministro de Defensa “una reunión con el Consejo de Veteranos, con el fin de defender los derechos del veterano en todas las armas y evaluar el cumplimiento de estas disposiciones legales”.

El jefe de Estado expresó que “el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Policía siempre serán mejores si cuidan integralmente a las personas que participan en ellas”.

Asimismo, consideró prioritario establecer que todos los miembros activos, de todas las bases, de todas las armas, puedan acceder a la educación superior y planteó la posibilidad de un banco de la defensa para que la población que ha pasado por las Fuerzas Militares pueda comprar una casa o montar una empresa.

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