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“Solo siento agradecimiento por la población carcelaria”: Johana Bahamón

A través de su Fundación Acción Interna, la empresaria busca mejorar y dignificar la calidad de vida de la población carcelaria y lograr que obtengan una “segunda oportunidad” en la sociedad.

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En 2012 Johana Bahamón dejó su carrera como actriz para dedicarse a trabajar en las cárceles de Colombia. Para esa época protagonizaba la novela Tres milagros y por dicha producción fue invitada como jurado de un evento en la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá. La caleña cuenta que era la primera vez que visitaba una cárcel y desde ese día le “fue imposible ser indiferente ante esa realidad” porque considera que las personas “pueden estar privadas de su libertad, pero no de su dignidad”.

En ese lugar, y luego de conocer de cerca la realidad de aquellas mujeres privadas de su libertad, Johana se dejó llevar por su vocación de servicio y motivó a un grupo de reclusas a trabajar en una obra de teatro dentro del centro penitenciario. Con ellas compartió durante tres meses, tiempo que tenía de vacaciones mientras empezaba su otro proyecto televisivo, pero lo que empezó como algo temporal se convirtió en su rutina y su motivación para trabajar a diario. 

Johana habló con su mánager y canceló dicho proyecto para dedicarse más tiempo a trabajar en las cárceles y desde entonces no volvió a la televisión. Un año después, en 2013, creó su Fundación Teatro Interno (hoy Fundación Acción Interna) y se dedicó a trabajar de tiempo completo con y por la población carcelaria del país.

La también empresaria cuenta que tras su decisión, al principio “mucha gente se sorprendió” y consideró que “era algo momentáneo”, pero “siempre” la respetaron. Con el paso del tiempo se dieron cuenta que cada vez tomaba más fuerza su iniciativa y poco a poco fue recibiendo más apoyo. 

Han pasado nueve años desde aquella decisión de concentrarse en su fundación cuyo enfoque es “dignificar y mejorar la calidad de vida” de la población carcelaria y pospenada del país. Actualmente cuenta con programas virtuales que tuvieron que adaptar por la pandemia y, al notar que arrojaron resultados positivos, esperan que estos lleguen a más cárceles del país. Por ahora espera volver presencialmente a cada uno de estos centros para continuar con su trabajo de resocialización. 

Johana contó a Revista Miércoles que no está en sus planes volver a la televisión como actriz, a menos de que se trate de alguna producción audiovisual relacionada con su trabajo desde las cárceles del país para visibilizar a sus protagonistas: aquellos colombianos que hoy cumplen una condena y están a la espera de salir para obtener una segunda oportunidad en la vida. 

 

A través de la moda, Johana genera empleo e ingresos a la población carcelaria, los pospenados y a sus familias. Giorgio del Vecchio
P.

¿Cómo fue trabajar con ese primer grupo de mujeres desde las artes?

R.

Yo empecé haciendo teatro porque era mi herramienta de trabajo, pero en todas las cárceles hay muchas actividades de resocialización. Hacer esta obra de teatro fue un espacio de liberación y de motivación. Cuando yo vi a esas 12 mujeres presentándose a los tres meses, eran totalmente diferentes, tenían un brillo en sus ojos y había motivación en sus vidas. Eran mujeres que se habían transformado y en ese momento pensé que era el teatro lo que las había transformado. Hoy, nueve años después, sé que no fue el teatro, sino una oportunidad. Ya conozco el valor que tiene una oportunidad para transformar al ser humano y por eso desde la Fundación todo está basado en las segundas oportunidades, sobre todo para las personas que en su mayoría, como lo es nuestra población carcelaria, no han tenido ni la primera oportunidad. 

P.

¿En qué se enfoca la fundación?

R.

Nuestro modelo de intervención lo hemos venido desarrollando conociendo el día a día de las cárceles, de oírlos a ellos y saber lo que ellos quieren. Tenemos tres líneas de acción: la primera es la parte de crecimiento interno personal, rehabilitación de adicciones y apoyo psicosocial. La segunda es la resocialización por medio del arte y la cultura y la tercera es toda la parte de productividad. Con ellas nos focalizamos mucho, y es muy importante, en generar espacios de encuentro entre la población carcelaria y civil para lograr una reconciliación real. Entonces, por ejemplo, en teatro los sacamos de las cárceles para que se presenten por fuera de la cárcel, también hicimos un restaurante dentro de la cárcel para que tuvieran contacto con la población civil. Ahora tenemos un local en un centro comercial en el que trabaja gente que ha recuperado su libertad. Tenemos una casa de segundas oportunidades en donde permanentemente están en contacto y reincorporándose no solo a la vida social, sino laboralmente de una forma digna como ellos se lo merecen, una vez hayan recuperado su libertad. 

P.

Siguiendo la línea de confecciones, recientemente estuvieron debutando en Colombiamoda, ¿cómo fue la recepción de la colección?

R.

Nunca habíamos estado en Colombiamoda y nos fue muy bien. Fue una experiencia increíble ver cómo la gente quiere apoyar las segundas oportunidades. Sacamos nuestra primera colección y fue un éxito total. Seguiremos con esta línea, igual siempre hemos  vendido nuestras camisetas de segundas oportunidades, pero ahora vamos a tener una línea especial para estar constantemente sacando colecciones porque es una forma de visibilizar el trabajo de ellos y también genera ingresos para las personas, no solo en la cárcel, sino también para las que han recuperado su libertad y para los familiares. Están los tres grupos trabajando en confecciones, entonces pues eso es una buena oportunidad para generar ingresos.

P.

¿Cómo ha sido trabajar en medio de la pandemia?

R.

Nosotros trabajamos en cómo convertir errores en oportunidades y lo que hicimos en la pandemia fue convertir esta adversidad en una oportunidad. Entonces, como no podíamos ir a las cárceles todos los días, nos dedicamos a conseguir los elementos de bioseguridad para todas las 132 cárceles. A las 120 mil personas privadas de la libertad que había en ese momento les conseguimos todos los elementos de bioseguridad y también a los 14 mil guardias. Nos dedicamos a pensar en su bienestar y en sus familiares porque ya que no podían tener visitas, sabíamos lo que eso les producía a ellos, entonces llevamos mercados, hacíamos actividades y creamos una línea también de programas  para  ellos a raíz de esto.

También aprovechamos el momento para generar empatía con la población carcelaria, porque ¿quién mejor que ellos saben lo que es el encierro realmente? Entonces estábamos quejándonos porque no nos dejan salir de nuestras casas, pero estas seguramente miden más de tres por dos metros cuadrados, que es lo que mide una celda en una cárcel de Colombia (…) Entonces fue un buen momento para generar empatía y que la gente entendiera lo que realmente es el encierro. Algo que es de pandemia y de vida es que ellos me han enseñado a valorar mucho más y a necesitar mucho menos. 

Johana junto a Isabel en la Cárcel de Ipiales. Cortesía Fundación Acción Interna
P.

¿Qué crees que falta para que se sumen más colombianos a esta iniciativa y se acaben los señalamientos?

R.

Claro que hace falta, pero estamos contentos con los resultados. Desde que nosotros demostremos con resultados que sí se puede lograr esto de una forma positiva, pues son más las personas que van creyendo en esta resocialización y, sobre todo, que empiecen a desestigmatizarlos. Eso es lo que nosotros tenemos cómo misión. No todos los que están en la cárcel son violadores o asesinos. Entonces lograrla y generar este cambio de conciencia en la población civil es un trabajo que hacemos día a día en todas las actividades y por eso aprovechamos para mostrar todo el lado positivo de ellos, sus capacidades, fortalezas y, sobre todo, sus talentos.

P.

Han pasado casi 10 años desde ese primer encuentro ¿qué ha cambiado en Johana desde entonces?

R.

Toda mi vida cambió absolutamente. Desde que trabajo con la población carcelaria no siento sino agradecimiento hacia ellos porque me han hecho ser una mejor persona, una mejor mujer, mejor mamá y mejor en mi trabajo. Realmente encontré un propósito  superior en mi vida. Creo que la vida pierde sentido cuando uno no hace algo por los demás y esa es la gran oportunidad que ellos me están dando: poder hacer algo por ellos y para ellos.

P.

¿Qué fue lo que más te impactó al conocer de cerca estas historias difíciles?

R.

Son muchas y son a diario. No puedo escoger una. La primera persona con la que me encontré en la cárcel le pregunté por qué estaba ahí y me dijo que era porque había matado a su esposo, porque lo encontró violando a su hijo de tres años y mi hijo Simón Cabas en ese momento tenía tres años, así que pude entender y ponerme en su situación y simplemente agradecer a la vida que no me hubiera tocado un esposo como el de ella porque probablemente yo estaría en su situación.

P.

¿Qué mensaje les envías a nuestros lectores para que se sumen a dar segundas oportunidades?

R.

Todos hemos cometido errores, todos hemos perdido segundas oportunidades, a la gran mayoría nos han dado segundas oportunidades y creo que en este momento la vida nos está dando la oportunidad de ser mejores seres humanos y de empezar no sólo a dar, sino a creer y a crear segundas oportunidades. 

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