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Simon (e) Paetau, cineasta colombo-alemán. Cortesía
Mujer e Igualdad

Simon(e) Jaikiriuma Paetau, le da otra mirada al cine de género

El cineasta busca acabar con los clichés y abordar estas temáticas desde las vivencias de la población Lgbtiq+.  ‘Aribada’ es su nuevo corto, en el que resalta la cultura Emberá, y lo protagonizan mujeres trans de esa comunidad.

“Crear imágenes que van más allá de la visibilidad”, eso es lo que busca transmitir el cineasta colombo-alemán Simon(e) Jaikiriuma Paetau en sus cortometrajes y películas, que ejemplifican con efigies otras vivencias de la comunidad Lgbtiq+.

Quitar esos clichés o miradas voyeristas que rondan a estas personas ha sido su objetivo; él quiere contar sus historias desde las perspectivas de éstos y que les “brinden” a aquellos que observan desde afuera otros conceptos.

Aunque en sus inicios en la industria cinematográfica se decantó por temas políticos o el arte, fue en el 2010 cuando se encontraba en la Escuela de Cine de Cuba que descubrió lo que realmente quería contar en sus obras audiovisuales: narrar la decolonialidad ‘queer’. Como lo aseguró él mismo: “Preguntarme qué puede ser eso estéticamente y cómo eso se manifiesta en imágenes, en cine; en utopías”.

“Allá (en Cuba) me encontré con el mundo del transformismo y comencé a hacerme muchas preguntas alrededor del género y también en mi vida personal”, comenzó diciendo el cineasta de 35 años en charla con EL HERALDO.

Él sentía que le “faltaba algo, porque la industria del cine también es un espacio muy limitante, con códigos y narrativas como un corsé, tenía que liberarme de eso” y halló tanto en el performance como en el séptimo arte eso que tanto buscaba.

 “Siento desde muy joven que éramos un chiste en el cine, sentía que tenía que crear las imágenes que no existían, en los últimos 10 años cada vez hay más producciones con disidencias de género, pero históricamente hemos sido el chiste e invisibilizadas, siempre representadas desde afuera”, agregó.

‘Aribada’ significa para los Emberá ‘Danza del diablo’ o ‘Baile del diablo’. Cortesía
Otra visual al mundo

Simon(e) intenta reflejar otras miradas en sus obras cinematográficas, no esa denigrante o que expresen que son una comunidad Lgtbiq+ violentada. Busca evidenciar narrativas y tramas más allá de la reproducción de violencia encima de cuerpos sexualmente disidentes.

“El cine es un lugar para crear espacios imaginarios, otras imágenes que van más allá de una mirada degradante, sino al contrario, una mirada empoderada. Siento que construimos retratos que no solamente hablan de que han sufrido, han sido violentadas, sino que creamos otras perspectivas hacia el mundo y también para abrir nuevos espacios para el público, para gente que no conoce los temas o no los entiende; es como crear esas imágenes que no existían para mí, con los que me podía identificar”.

Cortesía
‘Aribada’

Así se llama el nuevo cortometraje que Simon(e) y su equipo realizaron. Un trabajo que narra la cosmología Emberá y las vivencias de una comunidad trans en el Eje Cafetero, abordada desde la óptica de esta comunidad indígena colombiana y que se desarrolla en una plantación de café, en Santuario, Risaralda. 

Un trabajo en conjunto con la artista y productora manizaleña Natalia Escobar, quien en sus performances siempre aborda temas de identidad, memoria y feminismo interseccional. De igual manera hicieron parte ‘Las traviesas’: Doris Nembaregama Alexa, Zamanta Enevia, Beroniga Tascon, Emilce Aizama, Andrea Nembareyama, Katy Tuave y Bella Wuasorna, un grupo de mujeres trans de la comunidad Emberá. 

Ellas fueron importantes en la creación del libreto junto a la guionista Friederike Hirz y son las protagonistas de esta magnífica historia.

“Fue una labor muy colaborativa con ‘Las traviesas’ y Zamanta, era muy importante que nosotros habláramos por ellas, porque Natalia y yo no somos indígenas y no sabíamos qué es ser una mujer trans indígena. Por mi parte también me identifico como una persona de disidencia de género. a de disidencia de género. Fue interesante, un verdadero intercambio de vivencias y perspectivas muy distintas, no es lo mismo ser ‘queer’ en Santuario, o en Bogotá. La película es por eso, también, un ‘clash’ entre lo rural y lo urbano, el mundo blanco-mestizo con el mundo Emberá, el mundo digital con el mundo mítico y espiritual”.

Cortesía

Zamanta Enevia, una de las indígenas trans de la comunidad Emberá, tuvo un papel trascendental en la creación del libreto del cortometraje de ‘Aribada’, pues esta fue la encargada de contar tanto a Simon(e), Natalia y a todo el grupo de trabajo el verdadero significado de esta palabra en el lenguaje Emberá: ‘Baile del diablo’ o ‘danza del diablo’.

“Para mí, como la líder de las chicas, fuimos trabajando y actuamos la historia como indígenas. La historia de ‘Aribada’ fue la realidad en el mundo, mi abuelo antes de morir me contó el relato. La Aribada era como un diablo, su cuerpo era negro, sin nariz, era horrible, se comía a las personas; lo que este señalaba se lo comía. Nosotras como chicas trans pudimos trabajar con Simon (e) y Natalia, yo les ayudé a traducir muchas cosas”, dijo Zamanta a EL HERALDO.

El cortometraje, que dura 30 minutos y que fue estrenado mundialmente en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena el 18 de marzo, es un retrato de la comunidad de ‘Las traviesas’, mujeres trans Emberá que son recolectoras de café. Es hablado en Emberá con subtítulos en inglés y español.

“Es muy interesante cómo la identidad de género está muy relacionado a su trabajo como campesinas y recolectoras de café. El hecho de ser recolectoras de café y que eso vaya en conjunto, uno puede ser indígena y trans. Construimos esa película junto con Zamanta, estábamos muy interesados en narrar y contar la historia no convencional y occidental, decolonizando las narrativas del cine hegemónico, no hacer una traducción hacia una narrativa occidental; la aribada es como un ser mítico mitad jaguar y mitad humano, como resucitado de los muertos a través del poder del chamán y que se puede trasladar a través del viento. Jugamos con todo eso; la búsqueda del mundo espiritual y el tangible”, complementó Paetau, quien ha exhibido sus trabajos en festivales como Cannes, Documenta 14, MoMa o la Biennal de Berlín.

“El Aribada es visto como un ser malo, las personas le tienen miedo como también le temen a las personas trans y no-binarias, entonces fue como una metáfora, la otra perspectiva. El aribada no es un monstruo, lo malo es el miedo a la discriminación, a la violencia en contra, a la diferencia; eso es el verdadero monstruo y la violencia que se ejerce para castigarlo. El monstruo es la transfobia”, manifestó el cineasta.

Por su parte Escobar, que es la co-productora de ‘Aribada’ y que por primera vez hace un corto, aseguró a esta Casa Editorial que su objetivo en sus obras artísticas es mostrar igualdad y visibilizar las historias que poco son contadas.

“Es como algo importante en mi trabajo, esa visión femenista e interseccional, siento que hay muchas cosas que no son visibles y estas son historias importantes por relatar. Nuestras comunidades indígenas cada vez desparecen más, sus lenguas, tradiciones y como colombianos es relevante volver a esas raíces y que las conozcamos. Rescatar esas historias, son mujeres que en el país están muy invisibilizadas, nuestro trabajo no es de victimizarlas, sino mostrar la belleza y la verdad de esta comunidad, no es exponer su transformación de hombre a mujer, sino cómo viven su identidad con su cultura”, dijo la manizaleña.

Por otro lado, Zamanta agregó que se “sintió feliz y maravillosa” actuando en el filme, puesto que la idea era “transmitir nuestra cultura”.

Compromiso con ellas

Para Escobar hacer este largometraje fue una “experiencia enriquecedora”. Agrega que lo que quiso comunicar en ‘Aribada’ es el “mensaje que ellas quieren reclamar: su identidad, su tierra. Por medio de este proceso y de todos los trabajos que hicimos, de crear visibilidad; el compromiso con ellas es grande”.

Cortesía
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