
“Me fue imposible ser indiferente a la realidad de una cárcel”: Johana Bahamón
Desde el 24 de septiembre de 2012, la primera vez que visitó un centro penitenciario, su vida dio un giro de 180 grados. Ahora, la ganadora del premio Mujer Cafam 2020, dice valorar más y necesitar menos.
Johana Bahamón dice que cree en las segundas oportunidades. Su voz, pausada y algo aguda, suena hoy con menos prisa que hace ocho años atrás cuando se movía entre las cámaras y los flashes de la televisión colombiana.
Esta mujer rubia, de ojos claros, con el prototipo de belleza que seduce los ojos y las pantallas, decidió hacer a un lado su prometedora carrera como actriz para darle un giro de 180 grados a su vida.
En la cúspide de su profesión, recién casada, y con una gran popularidad, encontró a sus 30 años su verdadera “libertad” en el trabajo social.
“La cárcel me liberó. Me liberó de prejuicios, me liberó de estigmatizaciones, me liberó de miedos”, publicó en su cuenta de Instagram la vallecaucana que decidió renunciar a la actuación por su misión con la población carcelaria del país.
“A veces, los que estamos afuera, libres físicamente, estamos mucho más encarcelados mentalmente que quienes pagan una condena”, dijo Johana, la exactriz que encontró en las personas privadas de la libertad su misión de vida y su propia segunda oportunidad. Una para redimirse de las superficialides y reencontrarse con la compasión, el respeto y el amor por los demás.
El pasado jueves fue nombrada Mujer Cafam 2020, en la edición 32 de estos galardones que distinguen la labor social de mujeres que, a través de sus acciones, logran transformar sus territorios.
A continuación, apartes de la entrevista.
¿Cómo es un día cotidiano en la vida de Johana Bahamón?
Me despierto a las 5:00 a.m., a las 6:30 desayuno con mis tres hijos, a las 7:30 salgo a llevarlos al colegio. Después voy a la cárcel a reuniones y a Casa Libertad. Los lunes hago yoga con mi equipo de trabajo, martes y jueves con mi familia. Me duermo todos los días muy temprano... máximo a las 9:00 de la noche.
Administradora de empresas, con una prometedora carrera como actriz, en ese momento recién casada, en sus 30, ¿cómo decide darle un giro a su vida desde la cárcel?
En 2012 me invitaron a un evento en la cárcel siendo la primera vez que visitaba un establecimiento penitenciario. Conocía algo de las condiciones físicas precarias de las cárceles en nuestro país así como el hacinamiento. Pero una cosa es conocerlo a través de los medios de comunicación y otra cosa es estar allí constatando esas realidades, conocer sus espacios, instalaciones y sobre todo conocer los seres humanos, carentes de opciones de crecimiento personal, de creer en sí mismos, de actividades para la resocialización y reconciliación con ellos mismos y la sociedad. Desde ese momento, me fue imposible ser indiferente frente a esa realidad que acababa de conocer y decidí dedicarme a trabajar con y para ellos. En el 2013, después de un tiempo de estar trabajando en la cárcel decidí que era a lo que quería dedicarme y formalice las actividades que estábamos haciendo en las cárceles y creamos la fundación Teatro Interno, ahora, Fundación Acción Interna.
¿Cómo fue ese primer acercamiento con los internos?
Los internos reciben nuestros programas muy bien. Tenemos el apoyo del Inpec y del Ministerio de Justicia, han sido nuestros aliados en todas nuestras actividades.
¿Cómo es el trabajo que realiza con la Fundación Acción Interna?, ¿Cuáles son los principales programas que trabaja la Fundación?
Todas las actividades que nosotros realizamos son actividades de calidad más no de caridad. Trabajamos bajo tres líneas de acción:
Crecimiento interno,un despertar de la conciencia que lleva a la autorrealización. Es un proceso interior y profundo que promueve la reconciliación consigo mismo, con su entorno y finalmente con la sociedad. Contribuye con apoyo a rehabilitación de adicciones de la población carcelaria.
Arte interno, que busca la resocialización a través del arte y la cultura, generando espacios innovadores de reconciliación entre la población carcelaria y la población civil y Trabajo interno en el que dictamos talleres permanentes en proyecto de vida, emprendimiento y educación financiera. Capacitación y orientación de acuerdo con las necesidades del mercado laboral, becas, asistencia y oportunidades laborales.
¿Qué le han enseñado los internos en su vida?
La mayor enseñanza que me ha dejado la población carcelaria, es que los errores se pueden convertir en oportunidades de desarrollo personal. Las realidades tangibles que hoy presentamos comprueban con creces que esto es posible.
El primer restaurante abierto al público en una cárcel de mujeres tuvo detrás su trabajo, esfuerzo y su mente creativa...¿cómo surgió la idea?
Esta inspirado en In Galera de Milán. El Restaurante Interno ha sido un ejemplo de resocilaización no solo a nivel nacional, sino internacional, la mayoría de las mujeres que estuvieron en Interno están trabajando en los mejores restaurantes de Cartagena o tienen sus propios emprendimientos. A través de este proyecto pudimos no sólo capacitar a las internas de la cárcel de San Diego, sino lograr nuestro objetivo misional de mejorar su calidad de vida por medio de adecuaciones físicas, nuevas camas, colchones, biblioteca, sala de estudio, sala de costura, panadería, la creación de la primera empresa asociativa de trabajo para formalizar el trabajo de sus artesanías, entre otros. La revista Time seleccionó a Interno como uno de los mejores sitios del mundo para visitar.
¿Cómo ha cambiado Johanna Bahamón en estos años de servicio social? En retrospectiva, ¿se considera hoy una mujer diferente?
comprendí que debía devolverle a la vida todas las oportunidades y privilegios, el primer día que visité una cárcel el 24 de septiembre del 2012. Ha sido un trabajo de crecimiento tanto de ellos como mío. Ahora valoro todo mucho más y necesito menos. Sigo siendo la misma, la misma esencia, pero con una forma de ver la vida diferente. Con otra perspectiva, otros propósitos y sobre todo otras motivaciones. Trabajar por segundas oportunidades para personas que no han tenido una primera oportunidad, me ha hecho un mejor ser humano, por lo cual siempre estaré agradecida de poder trabajar con nuestra población carcelaria y pospenada.
¿Qué es lo más difícil del trabajo social y qué es lo más satisfactorio?
Los obstáculos son varios, trabajar en lugares como estos no es fácil, no es muy habitual, sobre todo, con las ideas innovadoras que nosotros teníamos. A veces el cambio genera miedo; sacarlos de la cárcel a hacer teatro, conciertos, crear un restaurante abierto al público; siempre tratando de generar espacios de encuentro entre la población civil y la carcelaria, ha sido un proceso largo, pero como en todo, los problemas se vuelven oportunidades y se sobrepasan y nos hacen crecer.
¿Cómo se siente al recibir el reconocimiento de Mujer Cafam 2020? ¿Le alienta a continuar en su labor?
Recibir el premio Mujer Cafam 2020 fue una gran sorpresa y reconocimiento a nuestro trabajo. Lo mejor fue haber tenido la oportunidad de conocer las 29 mujeres que participaron, conocerlas como seres humanos, como emprendedoras, como colombianas que nos solo están construyendo presente sino un mejor futuro para nuestro país.
