El Heraldo
Los peros de razas pequeñas son más susceptibles de infartarse por las explosiones. Shutterstock
Mascotas

Los efectos mortales de la pirotecnia en los perros

Las explosiones que para algunas personas son divertidas a los perros les puede generar la muerte por infarto. Las aves también se ven gravemente afectadas, afirman especialistas.

Era un schnauzer de unos 12 años. Gozaba de un buen estado de salud a pesar de los achaques propios de su edad. Su mayor problema, recuerda el veterinario y zootecnista Óscar Ahumada, era una patología cardíaca que tenía por un daño en una válvula de su corazón. Estaba medicado de por vida.

El animal vivía en el barrio Recreo. Una noche de diciembre su vecino comenzó a lanzar pólvora, concretamente lo que se conoce en Barranquilla como ‘totes’. Por su poder explosivo, su uso ha dejado a muchas personas con dedos de la mano amputados, entre otras lesiones.

En fin, este individuo, que ya había manifestado episodios agresivos contra el schnauzer, esa noche de diciembre lanzó varios totes, a pesar de que sus vecinos le manifestaron que no lo hiciera por el estruendo que generaban y su propia seguridad.

Ante las continuas explosiones, narra el veterinario, el perro se asustó tanto que se desmayó. Antes de esto se orinó y se excretó encima. Cuando llegaron a la veterinaria el animal ya estaba muerto, “fue imposible reanimarlo”.

Tristemente el caso de este schnauzer se repite mucho en este mes de diciembre, enlutando a muchas familias que consideran a su perro un miembro más de ellas. Igual pasa con los que están en la calle sin hogar e incluso aves que tampoco toleran el estruendo violento de la pólvora.

Explicación química

 Como lo explica el veterinario Ahumada, las continuas explosiones estresan y generan ansiedad en los perros. Químicamente su organismo segrega un mayor número de hormonas como el cortisol, lo que hace que se aumente su frecuencia cardíaca y corra más sangre por todo su cuerpo. “Eso es muy difícil de controlar”.

Angélica Forero, médica veterinaria y coordinadora de investigación de la Clínica Pequeños Animales de la Fundación Universitaria San Martín, subraya que la pólvora es un estímulo externo que ensordece a las mascotas, por eso ellos suelen refugiarse debajo de mesas o  camas.

“Esto les aumenta la generación de hormonas como catecolaminas (incluyen la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina). Esto hace que se produzcan los infartos”.

Ante esto, dice Forero, es muy importante generar condiciones para ellos en caso de que se presenten situaciones con pólvora por parte de terceros que no podamos controlar. “Una opción que aminora esa sensación de estrés, pero  no la desaparece, es ponerle unos tapones de algodón en los oídos. También existen medicamentos, incluso naturales, para disminuirle esa ansiedad, estén más relajados y puedan tolerar un poco más todos esos ruidos”.

Es importante resaltar, dice su colega Óscar Ahumada, que hay otras formas de calmar a la mascota como resguardarla en una habitación, cargarla, sobarla, arroparla y acariciarla, sin embargo la sensación de amenaza la va a seguir sintiendo y por ende se puede presentar un desenlace fatal.

Dice el veterinario que también es importante destacar que hay razas que están un poco más predispuestas a sufrir un infarto o una muerte súbita por el estruendo de la pólvora.

Pincher, chihuahua, pug y shih tzu, entre otros, son algunas de esas razas que tienden a ser más nerviosas, ya que son muy dependientes de las personas.

Los gatos, por el contrario, sufren menos este estrés porque se esconden y en ese momento se sienten seguros. Ahí bajan un poco sus niveles de ansiedad, explica el médico veterinario.

“Hago un llamado a toda la sociedad a que piense no solamente en los animalitos que tenemos en nuestra casa sino en los que están en la calle abandonados y no tienen un hogar o cómo refugiarse, incluso no tienen un diagnóstico para ayudarles a sentirse mejor. Hago un llamado a todas las personas para que se concienticen y sean más sensibles en los daños que puede generar la pólvora en los animales y en ellos mismos. La pólvora debería ser prohibida en Colombia”, pidió el veterinario Ahumada.

‘Depredadora’ explosiva de las aves

Los estímulos visuales y acústicos de la pirotecnia producen en las aves y en otras especies, fuertes reacciones como el aumento del ritmo cardíaco y respiratorio que terminan en infartos causando la muerte debido al pánico generado. En resumidas cuentas la pólvora mata. “Imagine un pequeño pájaro de 8 centímetros sintiendo los estruendos perturbadores que produce la pirotecnia”, expresa un informe del Instituto Humboldt.

“Algunos de los pocos estudios realizados sobre el tema, señalan que esta percepción que tienen las aves ocurre a través del órgano paratimpánico en el oído interno o a través de los sacos aéreos. Los fuertes ruidos que produce la pólvora hace que las aves entren en pánico, desorientándose en su vuelo y perdiendo su capacidad visual como resultado del humo, la niebla y los destellos de luz que dejan a su paso los fuegos artificiales. De esta manera, las aves quedan en alto riesgo de chocar contra obstáculos como edificios, tendidos eléctricos, árboles, entre otros. Estas perturbaciones terminan en lesiones o incluso en la muerte”.

El informe revela, basado en estudios realizados en Europa, que como consecuencia de la desesperada huida, las aves también pierden su tiempo de descanso y alimentación. Además, el éxito reproductivo también puede verse comprometido como resultado de este impacto. Algunos datos recopilados demuestran que durante la explosión de fuegos artificiales, las aves adultas abandonaron el nido o llegaron muy tarde, dejando desprotegidas a las crías que quedaron a merced de las condiciones climáticas adversas o de los distintos depredadores.

De hecho, dice el informe que los datos recopilados evidencian que el vuelo no es la única estrategia para escapar de los fuegos artificiales, pues dependiendo de la especie, los individuos huyen corriendo o nadando hacia la vegetación protectora o hacia áreas lejanas. Esto sucede particularmente en aves que no tienen muy desarrollada su capacidad de vuelo o aquellos juveniles que aún no han aprendido a volar. En casos extremos, las aves jóvenes pueden saltar o caer de sus nidos.

“Lo anterior evidencia la cuantificación de éstos impactos en las aves europeas o norteamericanas, sin embargo en países neotropicales como el nuestro donde la diversidad de aves es la mayor a nivel mundial, las consecuencias pueden ser más complejas y son incluso desconocidas”, señalan Daniela Gómez y Nattaly Tejeiro, investigadoras del equipo de ornitología de colecciones biológicas del Instituto Humboldt.

Tengamos en cuenta que en el caso de Barranquilla, por estar tan cerca de ‘aeropuertos’ naturales para miles de aves como el Parque Isla Salamanca, el estallido de fuegos pirotécnicos pone en riesgo un gran número de especies. 

La pirotecnia, en síntesis, es una tragedia para las aves y un riesgo inminente para los ecosistemas en que se encuentran.

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