Mientras en las clínicas Reina Catalina, de Barranquilla y Mar Caribe, de Santa Marta, se recuperan los tres niños que sufrieron quemaduras en sus cuerpos durante un accidente escolar en el momento que realizaban una practica de laboratorio, las voces de rechazo por la forma cómo fueron expuestos, no han cesado.
Padres de familias y estudiantes mayores coinciden en que no se tuvo precaución y sostienen que, a ello se suma el error de permitir que los pequeños manipularan elementos volátiles.
'Aquí debe haber una investigación profunda y establecer una sanción ejemplarizante para quienes por omisión habrían sido culpables', dijo Jeremías Ríos, un padre de familia, cuyo hijo menor cursa la primaria en un colegio público del Distrito.
Ríos sostuvo que si bien fue un hecho fortuito, 'no debió ocurrir y menos a unos niños que no tienen aún mucha conciencia de las cosas'. 'Aquí debe haber una revisión de los protocolos de seguridad en todas las escuelas públicas para que no se repita', agregó.
Un vocero estudiantil –cuyo nombre pidió omitir– manifestó que 'se deben revisar cómo están funcionando los laboratorios de ciencias naturales y químicas de los colegios oficiales, pues no todos están dotados técnicamente ni cuentan con las herramientas requeridas en casos de emergencias'.
Descuido
El químico samario y catedrático universitario, Armando Lacera Rúa, expresó que las experiencias en el campo de la ciencia tienen un cuidado en las edades, y en este sentido precisó que con los niños que resultaron quemados en la IED Edgardo Vives Campo del barrio Libertador, no se les habría prestado mucha atención.
'A esa edad (9 y 10 años) no se puede permitir descuidos alguno cuando se manipulan sustancias químicas, pues los niños y las niñas se ponen más a conversar y no mirar las precauciones que hay que tener', anotó. Destacó que 'la química como ciencia de la materia requiere de las prevenciones más radicales'.
'No es lógico hacer aleaciones químicas con personas inexpertas, especialmente niños de primaria sin que haya un protocolo extremo de seguridad', comentó.
Dijo que un mechero, sea de gasolina o de alcohol, tiene una temperatura por encima de 800 grados, luego entonces, 'manipular un niño sustancias químicas con calor y a esa temperatura, es una exposición'.
El científico Armando Lacera Rúa, reprochó además, el hecho de que los niños carecieran siquiera de batas para protección y explicó que estas deben cubrirle hasta el cuello, casi los puños y las manos, y además, deben tener un largo hasta por debajo de la rodilla.