Aunque han pasado dos años de aquella tragedia en Fundación en la que murieron incinerados 33 niños al incendiarse el bus en el que eran transportados, el dolor sigue a flor de piel en la calles de este municipio magdalenense.
El camposanto en el que los menores fueron sepultados se vistió de flores para recordar a las pequeñas almas que dejaron un luto permanente en el sitio del siniestro.
Padres, amigos, profesores, familiares y población en general rinden este miércoles tributo a los menores y aseguran que mantendrán viva sus memorias
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