
Restringen acceso al muelle ante la arremetida de la brisa
El deterioro al inicio de la estructura se hace más evidente. Caseteros afirman que, pese a las bajas ventas, el flujo de turistas es constante por estos días de fin de año.
Carlos Blanco prefiere recordar los tiempos gloriosos del muelle de Puerto Colombia, antes que creer en las promesas de las administraciones locales y departamentales sobre la reconstrucción y anclaje del monumento arquitectónico. Aunque desea la mejora, el porteño dice que ya no puede fiarse de palabras que no se han cumplido durante los 67 años de abandono. Su confianza en torno al bienestar del principal símbolo del municipio se hundió en suspicacias junto con los pedazos de concreto que caen desde 2009.
Lleva una hora observando desde la entrada del muelle las embestidas del fuerte oleaje. Algunos golpes hacen que la estructura vibre y el agua bañe el estadero contiguo. Una de las rocas más pequeñas que refuerzan ese punto, junto con un palo de coco, cae al agua. Es inevitable y el letrero de ‘prohibido el paso’ adquiere mayor importancia para quienes aún dudan de la bravura del mar.
Caminar por estos días en lo que queda de la mole de concreto es arriesgado debido al oleaje que azota al balneario. La Alcaldía Municipal restringió desde el viernes el acceso a lo que quedaba de la estructura con una valla, ubicada en su malograda entrada.
Algunos locales y turistas que se acercan al lugar observan por minutos el deslucido escenario, antes de ser mojados o ahuyentados por las fuertes olas que pegan contra la vieja terminal marítima. Es como si un celoso mar reclamara al ya ahogado coloso de concreto. “Aún me acuerdo cuando por la caseta era que estaba la orilla del mar y mira hoy por donde va el agua. Había un monte espeso allí, era puro mangle”, afirma Blanco, señalando con el índice un lugar donde hoy solo se ven olas. De repente, la estructura vuelve a temblar y estalla una bomba de agua a pocos metros de él, de su hijo y de un pescador que también contempla la furia de la naturaleza.
Un grupo de turistas que caminaba por la terraza del estadero se devuelve con la húmeda sorpresa. Una mujer ríe mientras agarra a su bebé, al tiempo que otra de mayor edad se aleja espantada del lugar y no es para menos. Tres de los seis principales pedazos que se han caído del muelle han sido en época de fin o comienzo de año por el fuerte oleaje de la temporada. El primero medía cerca de 200 metros y se cayó el 7 de marzo de 2009. El último fue en enero de este año y comprendía unos 10 metros. Cada vez que ocurre un desplome los medios registran el hecho, la indignación se apodera de las redes sociales y los políticos anuncian planes y medidas que aún no se consolidan. Pero el fenómeno también afecta directamente el comercio y turismo de los balnearios locales y evidencia los persistentes problemas de erosión.
El estadero que administra el porteño Joaquín Macri tiene tres clientes a las 11 de la mañana. En años anteriores, cuenta, podrían haber por lo menos seis. “La ventas están bajas con relación al año pasado, pero a pesar de todo llega la gente. Aquí siempre recibimos bien al cliente”, argumenta Macri frente a Julio Latorre y otros caseteros del municipio. Explican que las chazas frente a la orilla del mar no son usadas porque el agua inunda el sector y deja escombros constantemente. Caso parecido ocurrió en Salgar, donde 7 chazas fueron derribadas por el mar hace un mes.
Los caseteros confían en que les irá mejor en los próximos días, mientras ven arribar una camioneta con otro grupo de turistas. Dos mujeres y dos hombres bajan del vehículo y caminan hasta el muelle donde está Carlos con su hijo. Se detienen frente a la entrada y guardan silencio. Una mudez producto del deleite de la fragancia del mar y el asombro ante su furia.
Reconstrucción
El pasado 19 de noviembre el gobernador del Atlántico, José Antonio Segebre, volvió a ratificar que los recursos para recuperar los primeros 200 metros del muelle de Puerto Colombia están asegurados. Recursos por el orden de los $11 mil millones para los primeros 200 metros del la estructura, gestionados por el vicepresidente, Germán Vargas Lleras, y otros $7 mil millones para el anclaje del muelle con recursos de regalías.
Junto con el proyecto de la segunda etapa del malecón de Puerto se espera completar el afianzamiento de la zona costera.