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El Heraldo
El comercio y la seguridad madrugó en Guacherna. Luis Rodríguez
Barranquilla

La noche de Guacherna se vive desde que sale el sol

Ventas y trancones empezaron el día de Guacherna.

Vendedores ambulantes, disfraces y trancones fueron el preámbulo del primer desfile oficial del Carnaval: la noche de luces, faroles y sones de la Guacherna. El más alegre legado que ha dejado la eterna novia de Barranquilla, Esthercita Forero, se vivió desde muy temprano en las calles de la ciudad. La seguridad, la recreación y el comercio se prepararon días antes, y fueron los que ‘abrieron’ la celebración.

Cuando el sol salió, los andenes de la carrera 44, por donde pasó el desfile carnavalero, ya se encontraban demarcados por vallas para separarlos de la avenida. Algunas zonas tenían montados los mini palcos y las sillas empezaron a llegar a las 6 de la mañana para asegurar sus lugares.

Comercio. Aunque muchos decidieron dormir en las aceras, los vecinos del barrio La Luz prefirieron madrugar el viernes; Josefa Suárez, Elkin Donado y Rosa Mendoza conocen a la perfección el negocio, llevan más de 10 años aprovechando las carnestolendas para conseguir ingresos extras para sus familias. Llegaron a la esquina del centro comercial Portal del Prado a las siete de la mañana en un camión con 60 sillas blancas y azules.

Este año, la Alcaldía de Barranquilla dispuso que los comerciantes debían tener un máximo de 15 sillas por persona, el permiso les asignaba el espacio donde estarían ubicadas. Funcionarios de la institución distrital recorrieron la zona del desfile para verificar la legalidad de los alquileres y ventas de productos.

Como todos los años, los desencuentros de los comerciantes con los vendedores no esperaron la noche. Algunos lectores de EL HERALDO presentaron quejas por los precios de las sillas, que según los vendedores oscilan entre 13 mil y 30 mil pesos, dependiendo de la ubicación. 

“Más es el esfuerzo que los ingresos, nosotros no ganamos con esas sillas, ganamos por los productos que vendemos”, expresó Josefa Suárez, quien señaló que ellos pagan un impuesto de 2 mil 500 pesos por silla, las alquilan a 2 mil pesos cada una y el transporte les cobró 50 mil pesos por 60 sillas. Según esas cuentas, cada silla les saldría en 5.333 pesos. 

Para poder compensar ese costo, venden bebidas a sus clientes y así, dicen, “damos el servicio completo para que no tengan que levantarse del asiento”. Las bolsas de agua tienen a 500 pesos, y las gaseosas y cervezas a 2 mil.

Los puestos ambulantes de chuzos y comida rápida hicieron parte del panorama a partir de las tres de la tarde. El olor a carne, característico en esta época, captó la atención hasta de los disfrazados que ya se asomaban por el lugar, quienes decidieron recargar energías antes del ‘trajín’ que les espera. Los vendedores de papitas y chucherías, y los recicladores también alistaban motores.

Tráfico. Pasada la tarde el ambiente festero empezó a ser más que evidente. Los bares y estaderos alrededor de la ruta del desfile empezaron a llenarse con grupos de carnavaleros enmaicenados de vestimentas coloridas. La ciudad en Carnaval se convierte en una congestión de alegría, y las vías no fueron la excepción. En la mañana ya se asomaban los trancones, que tuvieron su máximo apogeo a las tres de la tarde con los primeros cierres de las calles.

A pesar de los uniformados del tránsito que regulaban las calles, la zona de concentración de los hacedores de la fiesta fue el área más crítica.  Los millos se acercaban con sus instrumentos, los bailadores con sus disfraces entraban en caravana, las carrozas traían el sonido y llenaban la calle.

Las letanías ‘Los altaneros’ fueron los primeros en presentarse, sus burlas usuales soltaron las carcajadas de una familia que ya se había estacionado en la terraza de su edificio, en la carrera 44 con calle 76, para disfrutar del evento cultural. Más adelante, un grupo de son de negro, con las pieles manchadas de aceite, se pegaba en las ventanas de los carros moviendo sus rostros con gracia. La fiesta ya había comenzado. 

Seguridad. El Comité Técnico de Seguridad que coordina la Secretaría Distrital de Gobierno, anunció este viernes medidas de control correspondientes para los eventos masivos de este fin de semana, entre ellas la prohibición de espuma y venta de bebidas alcohólicas a menores de edad. De igual manera, prohíben cocinas a gas y leña dentro o en cercanía a los escenarios.

Para garantizar seguridad y tranquilidad de los asistentes, la policía dispuso a 1815 de sus hombres para que custodiaran las calles del desfile y las aledañas a este. “La ruta de la Guacherna está dividida en 5 tramos, cada uno tiene un número específico de policías con distintas funciones. Desde la una de la tarde estamos en las calles, pero hubo un grupo preliminar a las 7 de la mañana que se encargó de la producción: vallas, sonido, espacio público”, explicó el Capitán Juan Barriga.

Había 11 ambulancias ubicadas en las calles 70, 68, 65, 62, 58, 55, 50, 62, en las carreras 44 y 54 y en la Plaza de la Paz.
 

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