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Desde que comenzó la pandemia de la covid-19 el mundo comenzó a ver al personal de la salud como los héroes de la historia, y aunque estos no tuvieran super poderes o usaran capa, traían consigo el conocimiento necesario para afrontar el virus y saber qué hacer cuando una persona necesitara su ayuda e incluso combatir el efecto de la enfermedad con las vacunas.

En Barranquilla, la presencia de mujeres en los puntos de vacunación es notable. Decenas de heroínas han logrado vacunar a más de 400 mil habitantes en extenuantes jornadas.

Una de ellas es Yesenia Carpintero, quien ya lleva 13 años ejerciendo como técnica en salud pública y quien señala que vacunar contra la covid-19 a los habitantes es una experiencia 'muy bonita', ya que para ella es gratificante tener la oportunidad de brindar esperanza a los que llegan a recibir sus dosis.

Confiesa que no ha sido fácil porque –al final– son seres humanos y se agotan ya que las jornadas de vacunación son 'titánicas', pero le impulsa a seguir el saber que es la forma de recuperar la normalidad.

Pese a que aún hay personas que le temen a la vacuna, Yesenia –cada vez que puede– se da a la tarea de concientizar a las personas de que es la única salida que tenemos en estos momentos junto con el autocuidado.

'Mi madre murió de covid hace un año, yo hubiese dado mi vida entera por la oportunidad de que se hubiera podido vacunar y hoy, después de su partida, mi aporte es apoyar a la vacunación', dijo.

Yulis Durán, quien fue la primera enfermera en inocular contra el coronavirus a un voluntario en Barranquilla, recuerda ese día con orgullo ya que para ella fue un privilegio.

'Recuerdo que el presidente me saludó y me dijo que estaba orgulloso de tener profesionales como nosotros en el área de la salud. Me sentí un poco nerviosa pero igual hice mi trabajo pensando en la alegría de tener la solución a esta pandemia en nuestras manos', manifestó.

Durán jamás se imaginó que pasaría de vacunar 25 niños a 100 adultos diariamente.