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Michael Mulford, un barranquillero que dice sentirse orgulloso de su ciudad, llegó en compañía de su pequeña hija hasta el letrero que da la bienvenida a la ciudad para tomarse una fotografía. Sin embargo su sorpresa no pudo ser mayor al observar el deterioro de la estructura.

Baldosas que faltan, algunas partidas, otras fisuradas, sin iluminación y una 'gran brecha' que es utilizada como basurero, fue el cuadro que encontró Mulford justo antes de tomar su fotografía.

Situación similar vivió Noel Sibada, un barranquillero que luego de 30 años de vivir en Venezuela decidió regresar. Sin importar los daños quiso fotografiarse con sus hijos para mostrarles a familiares y amigos en Venezuela 'lo bonita que es esta ciudad'.

Dijo estar impresionado con el cambio que ha tenido Barranquilla. 'He visto que la ciudad está muy cuidada. Esto del letrero es algo que se puede arreglar', afirmó.

Noel y Michael coincidieron en que los encargados de mantener la obra artística deben tener un plan de mantenimiento constante. 'Como compromiso con Barranquilla deben trabajar por resaltar y mantener este tipo de obras', sostuvo.

Para el secretario de Cultura, Patrimonio y Turismo del Distrito, Juan José Jaramillo, la obra es 'vital' porque da la bienvenida a la ciudad y se debe preservar su buena imagen.

Asimismo, el funcionario aseguró que el Distrito solo está encargado de mantener la zona verde aledaña al letrero multicolor y que la conservación la deben hacerla quienes lo reubicaron, en este caso es el Consorcio Puente Pumarejo.

Álvaro Díaz, asistente de la diseñadora y creadora de la obra, Elsa Marina Losada, aseguró que el letrero de identidad elaborado en concreto con fundición de hierro, y cuyo acabado es una técnica conocida como mosaico en cerámica, ha sido víctima de vándalos desde que fue construido monolíticamente en cercanías al antiguo puente Pumarejo, de donde debió ser reubicado por los trabajos en la nueva obra de ingeniería.

'El problema con la iluminación del letrero viene desde que fue instalado. En el Puente Pumarejo se reemplazaron y duraron mucho tiempo, pero en la Vía al Mar no lo hemos podido controlar', dijo Díaz.

Traslado y mantenimiento

La obra artística de 30 metros de longitud que fue gestionada por el Área Metropolitana de Barranquilla, donada por la fundación Pacific Rubiales y reubicada por la Concesión Puente Pumarejo, debió ser fraccionada en tres partes para su traslado al lugar en donde se encuentra hoy.

Según Álvaro Díaz, esto produjo problemas de asentamiento (entre las tres partes) producto de los cambios de temperatura entre el día y la noche que hacen que los materiales se dilaten y contraigan.

Es por eso que para la artista y su equipo de trabajo los quiebres en el pedestal de la obra no son algo preocupante, pues sabían que 'esto podría pasar'.

En cuanto al daño en el mosaico y la brecha en la zona donde van las luminarias, Díaz aseguró que son ocasionadas por los carretilleros y carro muleros que, según vigilantes, del sector llegan a robarse la iluminación.

'Al intentar sacar las luces parten el mosaico', señaló Díaz.

El mantenimiento de la obra lo está asumiendo Elsa Marina Losada, artista que dio 'vida' a la colorida obra. Para Álvaro Díaz esto no es extraño, ya que afirmó que la artista es quien trabaja por preservar sus obras en el país y el extranjero.

Losada resaltó que el letrero está hecho para permanecer a la intemperie, por lo que los materiales en los que está construido son de 'buena calidad'. Piden que cesen los robos de las luminarias, pues los costos para reponerlas son altos.