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A lo lejos se escucha la detonación de un cohete, y en cuestión de segundos el cielo de los alrededores de los barrios Los Andes, San Felipe, Cevillar, El Carmen y Buena Esperanza, en Barranquilla, se llena de colores con el estallido de los juegos pirotécnicos.

Eran las 10 de la noche y la ciudad, como muchas otras en el país, se preparaba para celebrar la Noche de Velitas en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, festividad que marca el inicio oficial de la Navidad.

La tradición parece estar intacta: faroles de madera y celofán, agrandaron la luz de las velas, mientras los acordes de Las cuatro fiestas y otras canciones propias de esta época le pusieron banda sonora al ambiente.

Equipos de sonidos en las terrazas de las casas avivaron la alegría de las personas que, por esa noche, se reunieron como 'ritual sagrado' heredado de los antepasados.

Carlos Navarro, habitante del barrio La Ceiba, dice que lleva los 43 años de su vida realizando –casi que de manera intacta– la celebración de velitas, como sus abuelos y padres le enseñaron.