Malos olores, contaminación ambiental e inseguridad son algunas de las consecuencias que dejan las 'casas de nadie' en Barranquilla. Los vecinos de predios abandonados cuentan que llevan años 'padeciendo' vivir junto a estos sitios.
El Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente de Barranquilla (Damab) y la alcaldía explicaron que en estos casos abren procesos administrativos que ordenan a los propietarios de los bienes tomar los correctivos necesarios para no afectar más a la comunidad aledaña.
EL HERALDO consultó la opinión de los ciudadanos, a través de redes sociales, y reportaron unos 80 predios que generan estos problemas en distintos puntos de la ciudad. El Distrito dice que no existe un censo oficial que establezca la cantidad de predios abandonados.
Con base en las denuncias de la comunidad fueron seleccionados algunas direcciones para visitar los predios. Vecinos de los mismos narraron el 'peligro' de vivir junto a estas casas.
QUEJAS. Jairo Silva dice llevar más de 12 años viviendo en la carrera 42 H con 80 y, desde que recuerda, una casa de color blanco con puertas y ventanas selladas con bloques ha sido su vecina 'problemática'. Y no precisamente por que alguien la habite, sino por quienes llegan a hacer de las suyas aprovechando que el predio está desocupado.
'No sabemos quiénes son los dueños. Pero ahí duermen coletos, meten vicio, y hasta llegan rateros. Después de 6:00 de la tarde se convierte en un lugar peligroso, la gente no se atreve a pasar por ese pedacito', relata Jairo Silva, habitante del sector, ubicado en el barrio Ciudad Jardín.
José Barrera, otro vecino, afirma que 'todos los días' llegan carromolueros hasta esta casa para arrojar basuras. 'Además salen ratas y culebras de esa casa. Es un verdadero dolor de cabeza lidiar con algo así', agrega.
En la esquina de la carrera 44 con calle 82, barrio Granadillo, un habitante de la calle ingresa por un hueco hasta el interior del predio. Sin importar que fuese pleno mediodía, el hombre entra 'como Pedro por su casa', como expresó un vecino.
'Ese sitio ya tiene como dos años de estar desocupado. Ahí se meten los viciosos a fumar y a hacer sus necesidades. Los malos olores no se los aguanta nadie', puntualiza Never Núñez, quien dice llevar 14 años habitando este sector del norte.

La esquina de la calle 53 con carrera 53 es el punto de reunión para algunos consumidores de droga.
En la calle 60, entre carreras 20 y 21, hay otra 'casa fantasma', donde los que asustan son de carne y hueso. 'En las noches aparecen los bandidos, hacen sus fechorías y luego se esconden ahí. Hasta hemos escuchado cuando caminan por los techos. Una vez atracaron a la hija mía, fue un coleto que estaba escondido en esa casa', cuenta Orlando Cabrera.
DISTRITO. Josefa Cassiani, que hasta el viernes ocupó el cargo de secretaria de Gobierno, recomienda a los ciudadanos que, en estos casos, 'inmediatamente' den conocimiento al Damab y a la oficina de prevención y Atención de Desastres, en caso de que el predio esté en ruinas.
La funcionaria asegura que estas dos oficinas deben iniciar procesos administrativos para identificar al titular. Y que en caso que el predio le pertenezca al Estado, por intermedio de Damab, hacen el cerramiento del mismo.
Para los casos de mayor problema, cuando en las casas hay una actividad del expendio de drogas alucinógenas y una concentración de consumidores, quien interviene es el Fondo de Seguridad y Convivencia, en compañía de Policía Metropolitana.
'En esos casos entramos nosotros, por intermedio de la Policía, a incautar la droga, judicializar a los responsables y tomar un decisión sobre el bien físico', explica Jorge Ávila, director del Fondo de Seguridad.
Ávila mencionó que han realizado intervenciones en un predio del barrio Santa María, junto al coliseo Humberto Perea y en la Zona Cachacal.

AUTORIDAD AMBIENTAL. Jacqueline Reina, directora del Damab, indicó que este año han recibido 39 quejas de este tipo.
'Obligamos a que hagan cerramiento, para evitar que arrojen basura y sean un foco de contaminación. En estos casos, normalmente los propietarios se exponen a multas que van desde los cuatro hasta los 10 salarios mínimos legales vigentes mensuales, dependiendo del grado de afectación ambiental', explicó Reina.
La directora del Damab enfatizó en que lo que 'más' persiguen es la imposición de obligaciones, que les exige a los dueños hacer limpieza, cerramiento y colocar vigilancia privada a los predios.

En la Murrilo con carrera 17 está este predio abandonado, que ahora es frecuentado por indigentes.

El interior de la casa del barrio Pumarejo es utilizado como depósito de basuras, según vecinos.