De unos diez años para acá el famoso Lunes de zapatero que este gremio disfrutaba puntualmente en casa para recuperarse de la agitada jornada rumbera producto de los ganancias semanales, es cosa del pasado.
En estos momentos, con la oleada de calzado sintético que inunda el mercado local, ya son pocos los que llevan zapatos a remendar, o a que les pongan las tapitas o la suela.
En la calle 33 con carrera 41, en el tradicional sector de San Nicolás, 54 de los más veteranos artesanos del calzado, dicen que además de la competencia que viene de mercados como China, existen otros factores que amenazan su oficio.
Las nacientes microempresas locales de calzado y la peatonalización de San Nicolás también agravaron el negocio.
Rafael Granados Capella, que el 10 de diciembre próximo cumplirá 79 años, 50 de los cuales los ha dedicado a trabajar con el martillo, la goma y las agujas, asegura que la crisis es tan aguda, que cada vez siente menos ánimo para trabajar.
El samario, como lo llaman entre sus colegas, lleva cinco décadas llegando a su puesto a las 8 de la mañana.
'Ese zapato de plástico o de goma está en todas partes. La gente lo compra y entonces, nadie viene a cambiar suelas ni tapitas', relató.
Pese a la dura crisis, Granados, al igual que sus otros colegas, se enorgullece de pertenecer a este oficio que es patrimonio de Barranquilla.
'Lo único que queremos es que con esto de la reubicación, ojalá no nos muevan porque si nos meten a un edificio, nos matan', sentencia Heriberto Escorcia, otro veterano zapatero.
Rodeados de suelas, espuma, agujas, hilos y puntillas, recuerdan orgullosos los años dorados en que el comercio, la banca y la administración pública se concentraban en San Nicolás.
'No dábamos abasto para atender a la clientela que venía con sus zapatos de cuero. Y cuando llegaba el domingo, las ganancias eran tan buenas que nos íbamos a rumbear. Por eso no trabajábamos al día siguiente. Ahí nació el Lunes de zapatero, pero eso se perdió'.
Alberto Sandoval, presidente de la Asociación de Zapateros de San Nicolás, señala que en reiteradas oportunidades ha asistido a reuniones sobre reubicación convocadas por la Alcaldía Distrital.
'Siempre nos han dicho que somos un capítulo aparte, que no nos preocupemos, pero de todos modos estamos viendo que el plan está cerca y nosotros, nada', añade Sandoval, famoso por haberle puesto unos ojetes a los tacos de Falcao.
'Cobré 3 mil pesos y me dijeron que había sido muy barato. Ese Tigre puede tener mucha plata, pero yo cobro lo justo'.
Como vocero gremial, sostiene que desde que inauguraron la plaza de San Nicolás, además del cierre de las vías aledañas, los afectó la reubicación de vendedores.
Allí en la 33, los viejos zapateros añoran los diciembres en que sus clientes los buscaban para ‘estrenar’ calzado con solo remplazar suela, tapitas, tinta y betún.
'Esos no volverán, como el Lunes de zapatero', dicen en tono de lamento.
En 5 frases
'Como patrimonio de la ciudad, los zapateros merecemos un trato digno. Pedimos que nos dejen en la calle 33, pero con puestos decentes'.
Alberto Sandoval, presidente Asociación Zapateros San Nicolás
'Mucho calzado sintético es más barato que nuestra mano de obra. En la calle hay sandalias desde 10 mil pesos. ¿Quién compite con eso?'.
Heriberto Escorcia, zapatero de San Nicolás
'La reubicación de los vendedores en frente de nuestros puestos terminó de espantar los clientes porque casi no nos ven, con tantas chazas en la calle 33'.
Luis Grecco, zapatero de San Nicolás
'Esto oficio viene de generación en generación. Somos parte de la tradición de Barranquilla, por eso merecemos que nos dejen en el mismo sitio'.
José Antonio Grecco, zapatero de San Nicolás
'El zapato chino y todos los sintéticos son los que más se usan ahora. Es que la gente prefiere un calzado barato que no dura nada, y no el cuero'.
César Augusto Pérez, zapatero de San Nicolás
Por Alix López
Twitter: @alixlopezvargas