Procuraduría requiere al ICBF por muerte de cuatro niños wayuu
El órgano de control pidió a la Seccional La Guajira informar si estaban vinculados a algún programa intercultural ofrecido por la entidad.
Debido a la muerte de cuatro niños wayuu en la comunidad Kaipaa de Riohacha, la Procuraduría General de la Nación, inició una acción preventiva, a través de la cual solicitó a la directora seccional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Yaneris Beatriz Cotes Cotes, informar si los menores de edad estaban vinculados a alguno de los programas interculturales de la entidad.
En desarrollo de esa actuación, la Procuraduría Regional de Instrucción de La Guajira, pidió copia de los contratos firmados por el operador con el Instituto, las actas de supervisión y el detalle de la población atendida.
Igualmente, el órgano de control requirió a la secretaria de Salud de Riohacha, Viviana Flórez, quien debe indicar qué conocimiento tuvo de los hechos ocurridos y las acciones emprendidas hasta el momento.
Según la denuncia del líder de la comunidad, José David Uriana Amaya, el sábado 13 de agosto, murió una niña de once meses de edad, al día siguiente fue un bebé de dos meses de nacido y un niño de 14 años, mientras que el lunes festivo 15 de agosto, murió la hermanita de este último, la cual tenía un año de edad.
Explicó que todos comenzaron con fiebre, diarrea y vómito, pero poco a poco fueron empeorando, a pesar de que se les trató con medicina tradicional y algunos medicamentos que compraron sus padres.
La secretaría de Salud distrital de Riohacha estuvo en la comunidad wayuu Kaipaa para hacer seguimiento al caso de los cuatro niños fallecidos la semana pasada en esta zona.
Según explicó la secretaria de Salud, Viviana Flórez, se indagó sobre los síntomas que presentaron los menores y se hizo abordaje a los otros tres niños que fueron trasladados a centros asistenciales por parte de la EPS Dusakawi.
Según la secretaría, todos fueron tratados con medicina tradicional y en ninguno de los casos se consultó al médico, ni fueron llevados a ningún centro de atención en salud.
Dentro del entorno el equipo interdisciplinario de vigilancia epidemiológica, la secretaría evidenció que el agua que consumen es turbia, y es obtenida de pozo o jagüey; no apta para el consumo humano.
Además, la seguridad alimentaria es muy deficiente, se detectó un caso de desnutrición y al realizar pruebas de tamizaje un niño, hermano de uno de los fallecidos, salió con prueba positiva para covid-19.
