El Heraldo
Negociadores y comunidad reunida.
La Guajira

Dos clanes wayuu dijeron sí a la paz

Un joven médico wayuu fue uno de los artífices del acuerdo que puso fin a 20 años de conflicto entre los Bouliyú y los Uliana.

Dos clanes de la etnia wayuu en La Guajira se cansaron de una guerra fratricida que lleva dos décadas, y se sentaron en la misma mesa a dialogar y evitar que siga el derramamiento de sangre.

Los Bouliyú y los Uliana muy a pesar de que tienen lazos sanguíneos, iniciaron las discordias por la tenencia de la tierra.

Los dos clanes viven en rancherías a menos de dos kilómetros.

 Los Bouliyú, en Waluaim, cinco kilómetros al sur del Batallón Cartagena, en los alrededores del corregimiento de Cucurumana.

El proceso

En agosto pasado el joven médico wayuu Camilo Tiles Van Grieken, les pidió a sus mayores del clan Bouliyú que le permitieran hacer las gestiones para convencer a los Uliana de firmar un pacto de paz y así evitar nuevos derramamientos de sangre.

Hasta ese momento solo se había dado un enfrentamiento que dejó varios heridos.

Entre estos una mujer que resultó con múltiples machetazos, hecho que  hacía presagiar nuevos y cada vez más sangrientos choques.

Con la aprobación de los mayores y con toda la prudencia del caso, Tiles empezó a trabajar por la paz de su familia y la paz de  quienes los habían enfrentado.

Para generar el encuentro solicitó apoyo de la Fiscalía, del Batallón Cartagena, la Defensoría del Pueblo, la Secretaria de Asuntos Indígenas del departamento y el municipio de Manaure.

El pasado 17 de diciembre representantes de cada una de estas instituciones se reunieron en la ranchería de los Bouliyú.

 Los Uliana ‘mandaron la palabra’ por las lesiones que sufrió uno de sus miembros, y pidieron una compensación tasada en $150 millones para poder conciliar.

Tiles Vangrieken y sus mayores consideraron que era mucho dinero y pidieron cambios.

Bajo la frondosa sombra de un  árbol campano se cumplió el pacto por la paz de los Bouliyú y los Uliana.

En este sitio los obligados a pagar hicieron una contrapropuesta con el palabrero conciliador Amilkar Van Grieken.

Ellos propusieron que solo podrían entregar $10 millones, tres yeguas, dos collares de tumas y diez collares más sencillos.

Uno de los dos collares entregados como compensación. Francisco De la Hoz

El acuerdo

Tras varias horas de negociación entre los palabreros Lizandro Uriana y su contraparte Francisco Clavijo Van Grieken, se selló el pacto con la aprobación del palabrero conciliador Amilkar VanGrieken, teniendo comotestigos a representantes de instituciones del Estado.

El médico Camilo Tiles, uno de los gestores del acuerdo de paz, dijo que ahora podrá transitar tranquilo hacia su ranchería sin la sombra y el temor que en la venganza golpean siempre en el sitio donde más duele, y persiguen a los más sobresalientes de las familias.

Confiesa que ha tenido una gran experiencia con el trabajo realizado y sostiene que en adelante está dispuesto a evitar que más de sus hermanos terminen enfrentados con las armas y apoyará con su gestión en lo que sea posible para que la sangre de otros wayuu no sea derramada.

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