El Heraldo
Así estaba la frontera entre Colombia y Venezuela ayer a las 11 de la mañana. El movimiento es nulo.
La Guajira

Desolación en La Raya

Tras el cierre de la frontera los negocios están cerrados. Tampoco hay viajeros que quieran cruzar.

Poco a poco Paraguachón se va quedando solo y a medida que pasan las horas, son pocos los viajeros que intentan pasar la frontera y los comerciantes que abren sus negocios.

Después de una protesta que se llevó a cabo temprano en la mañana por parte de los comerciantes y habitantes del corregimiento, en el sector de La Raya quedaron solamente las autoridades, personal de los organismos de socorro y unos pocos venezolanos que aún no se habían enterado de la decisión tomada por el presidente de su país Nicolás Maduro.


En los 30 metros que dividen la frontera de Colombia y Venezuela había cuatro personas 

Al mediodía desde Barranquilla, el presidente Juan Manuel Santos les respondió a quienes marcharon en forma pacífica. “Desde el primer día el Gobierno Nacional está garantizando la atención humanitaria”, les dijo.

Los wayuu quienes ya tienen vía libre en la frontera tampoco se les ha visto mucho en la zona y solo algunos han ejercido el derecho que se les dio 24 horas después de que se decretó el cierre.

En La Raya tampoco hay motos, ni carros, ni ventas de gasolina ilegal y mucho menos cambistas, porque todos saben que llegar a trabajar, es perder el tiempo, como afirmaron en la reunión que sostuvieron con funcionarios del Departamento de Prosperidad Social DPS.

Nora Paz, una indígena venezolana, entró a Colombia y dijo que “quería constatar que sí podíamos pasar la frontera para avisarles a mis hermanos wayuu”.

Agregó que el Gobierno de Colombia debe colaborar y controlar el contrabando, a pesar de que reconoció que muchos venezolanos son los que traen alimentos y mercancía para vender en Colombia.

“Las autoridades colombianas deben decomisar todo lo que entre para evitar que aumente el contrabando que tanto daño nos ha hecho a los venezolanos, quienes no tenemos qué comer”, dijo la wayuu.

Ni la iglesia se salva


Estas dos religiosas venezolanas tratan de convencer a un miembro de la Guardia Venezolana para que las deje pasar al otro lado.

Entre los venezolanos que se encuentran en Paraguachón sin poder pasar a su país, se encuentra un sacerdote quien no quiso decir su nombre, pero que estuvo acompañando a sus compatriotas todo el tiempo.

El religioso informó que transportaba alimentos para varios ancianatos de Maracaibo que fueron donados en Bogotá, pero no los había podido pasar.

Èl, junto a otros 30 venezolanos fueron atendidos por la matrona wayuu Francisca Sierra quien les ofreció comida y bebidas para hacer más llevadera su espera.

Alerta roja hospitalaria

La Secretaría de Salud de La Guajira decretó la alerta roja hospitalaria teniendo en cuenta que los deportados, expulsados y repatriados que están llegando no están afiliados al sistema de seguridad social.

Según el secretario de Salud Departamental, Gonzalo Araújo, la alerta está dirigida a toda la Red Prestadora de Servicios de Salud hasta que cese dicha situación con el hermano país de Venezuela. “Las instituciones hospitalarias públicas o privadas están  obligadas a prestar la atención inicial de urgencias, por lo que resulta necesaria la activación de los planes hospitalarios de emergencia”, afirmó el funcionario.

Mientras dure la alerta roja, las instituciones enviarán dos reportes diarios y en el caso de presentarse alguna eventualidad deben reportar de manera inmediata al Centro Regulador de Urgencias, Emergencias y Desastres (Crued), agregó.

“Hemos estado al frente”

“El Gobierno Nacional está garantizando la atención humanitaria y la educación, así como la seguridad y los beneficios económicos a los colombianos deportados de Venezuela y que han ingresado al país por Paraguachón en La Guajira“, dijo en Barranquilla el presidente Juan Manuel Santos como respuesta a la marcha que ayer realizaron habitantes de esa población fronteriza que exigían su presencia en el lugar.

Según informó el mandatario en las últimas semanas han llegado a Paraguachón 311 personas, de las cuales 265 son deportados, cuatro expulsados y 42 repatriados, “por las medidas que ha tomado el Gobierno venezolano”.

“Ayer llegaron 21 deportados, 2 repatriados y 123 personas que han retornado voluntariamente”, agregó.

Santos resaltó que en Paraguachón, desde el primer día del cierre fronterizo, un equipo del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), liderado por su directora, Tatyana Orozco, “está al frente de todo el trabajo”.

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