Eduardo Pulgar fue trasladado a clínica La Misericordia de Barranquilla
El exsenador está siendo valorado por un grupo de médicos tras presentar dolor en la parte superior del pecho.
En horas de la tarde de este miércoles, el exsenador Eduardo Pulgar fue trasladado desde la cárcel de mediana seguridad del Batallón de Ingenieros Número 2 del Ejército, en Malambo, Atlántico, hasta la Clínica La Misericordia de Barranquilla, luego de presentar un fuerte dolor en la parte superior del pecho.
EL HERALDO conoció que el ex congresista salió del batallón militar fuertemente custodiado en una ambulancia de la institución
“Él manifestó dolor en el pecho parte superior izquierda y la presión arterial alta, por tal motivo se tomó la decisión de llevarlo para que sea valorado. Desde su lugar de reclusión se adelantó el procedimiento. En este momento se encuentra a la espera de dictamen médico”, señaló una fuente del Inpec a EL HERALDO.
El pasado 22 de marzo, el juez primero civil del Circuito de Soledad, Atlántico, rechazó la tutela interpuesta por Ana Ucrós, esposa del exsenador Eduardo Pulgar, por medio de la cual intentaba evitar el traslado de reclusión del exparlamentario del Batallón de Malambo, Atlántico, a la Cárcel La Picota de Bogotá.
El traslado había sido dictado a principios de marzo por parte del Ministerio de Justicia contra los reclusos que pudieran tener “influencia” en sus respectivos sitios de encarcelamiento, como medida de contención del escándalo que se desató ante las reiteradas salidas del polémico empresario Carlos Mattos, precisamente, de La Picota.
Frente al traslado de Pulgar, condenado por el intento de soborno a un juez de Usiacurí, Atlántico, para que favoreciera a una de las partes del caso Unimetro, el togado señaló en su momento: “El derecho fundamental a la unidad familiar puede reivindicarse o mejor, ante la posibilidad de un traslado, como ocurre en el presente evento, su protección se garantiza a través de la utilización de las tecnologías o la virtualidad cuando no sea posible presencialmente”.
Agregó el despacho judicial de Soledad que la accionante “no adujo carecer de recursos económicos o tecnológicos para, en el primero de los casos desplazarse a las visitas presenciales, ni en el segundo para hacer las visitas virtuales; ni se alegó afectaciones en salud ni de la accionante, la menor o el recluso, que impongan la protección deprecada”.
Entre tanto, en febrero la defensa de Pulgar pidió su absolución en el proceso que le sigue la Procuraduría pidiendo excluir como prueba la grabación que le hizo el juez “sin consentimiento”.