
El barranquillero Roberto Stiven Martínez Rozo y Juan Ramón Mancilla Atencia fueron condenados por el Juzgado Primero del Circuito Especializado de la capital por numerosos secuestros a exitosos empresarios homosexuales en Colombia y Venezuela, en un truculento caso que reveló EL HERALDO en marzo del año pasado.
Los juzgados especializados de la capital informaron que Martínez y Mancilla “deberán pagar cada uno 53 años de prisión y una multa de 11 mil salarios mínimos legales vigentes por su responsabilidad en el secuestro de dos ciudadanos”.
Según una fiscal de la Unidad Nacional contra el Secuestro y la Extorsión, estos sujetos pertenecían, junto con otros 11 individuos (entre los que se encontraría al menos otros cuatro barranquilleros) a una organización dedicada al secuestro cuyo modus operandi era el de contactar a sus posibles víctimas, todos hombres con tendencias homosexuales, a través de las redes sociales y los bares gais para posteriormente plagiarlos.
Los condenados habrían participado en dos secuestros perpetrados entre 2010 y 2011, uno en Cúcuta y otro en Bogotá, afirmó el ente acusador.
“En el juicio oral, el juez escuchó de voz de las víctimas cómo estas fueron plagiadas. Una narró cómo, después de haber sido retenido a la fuerza por dos miembros de este grupo delincuencial, logró escapar y dar aviso a las autoridades. Así mismo, otra víctima indicó que se dirigió a un edificio ubicado en el barrio Chapinero de Bogotá, ya que había acordado una cita con alguien que había conocido en las redes sociales, luego de llegar al apartamento fue recibido por quien lo había citado pero que ya en el interior del inmueble fue sorprendido por varias personas quienes lo reducen, separan de sus pertenencias le vendan los ojos y proceden a encadenarlo hasta el momento en que fue liberado por el Gaula”, indicó el juzgado.
También señaló la Fiscalía que habrían víctimas mortales de esta banda de secuestradores barranquilleros y, por uno de estos casos, el Juzgado Primero del Circuito Especializado de Bogotá, con función de conocimiento, sentenció a 35 años de prisión a Milton Eduardo Rojas Niño, alias El Taxista, en calidad de coautor responsable del delito de homicidio en circunstancias de agravación punitiva.
Informó la oficina de prensa de los juzgados especializados de la capital que de esta banda delincuencial ya han sido condenados siete miembros.
La banda de barranquilleros. Interceptaciones, pesquisas y capturas que ha hecho la Fiscalía, conjuntamente con la Policía, desde diciembre de 2010, ponen al descubierto no sólo una tenebrosa banda de barranquilleros que opera desde hace varios años en Bogotá, Cúcuta y Venezuela, sino una nueva modalidad criminal: el secuestro, la extorsión y, finalmente, el asesinato de exitosos empresarios homosexuales.
En la banda, un barranquillero, también gay, carismático y bien parecido -de quien se protege el nombre por la investigación-, se encarga de contactar a la víctima a través de redes sociales o bares de homosexuales, y una vez son establecidos por la organización los medios económicos de la persona, es invitada a un apartamento arrendado, donde es amordazada y maniatada, mientras la familia o la pareja es extorsionada por millonarias sumas, con la promesa de que su allegado volverá a la libertad una vez se dé el pago. Sin embargo, la víctima, siempre, es asesinada.
El primer caso que se conoció. En 2010, en Chapinero, fue secuestrado un empresario. Días después, su socio de la compañía recibe una llamada desde su celular, donde le anuncian que lo tienen secuestrado y que exigen la suma de 2 mil millones de pesos. El socio contacta a los secuestradores con el que era compañero permanente de la víctima, y se hace la denuncia.
El Fiscal Antisecuestro y Antiextorsión del caso inicia la investigación. Mientras tanto, la banda de secuestradores acepta que la pareja de la víctima haga un pago inicial de 50 millones de pesos y lo hacen viajar a Cúcuta, donde lo siguen la Fiscalía y la Policía. No obstante, una movida con la que no contaban, les impide dar con los delincuentes: le exigen, estando en la ciudad fronteriza, que se traslade el 5 de enero de 2011 al puente Simón Bolívar, que divide a los dos países, y desde allí arroje, hacia abajo, del lado venezolano, la maleta con el dinero. Ni fiscales ni policías pueden cruzar la frontera sin autorización, y los maleantes escapan.
A partir de ahí la Fiscalía estableció que los secuestradores tendrían la doble nacionalidad y que no se trata de unos delincuentes inexpertos, sino todo lo contrario.
De manera que la investigación se vuelve a centrar en tratar de rescatar al empresario con vida, intención que se ve abruptamente truncada cuando en un emblemático parque capitalino, días después de la entrega del dinero, es hallado su cadáver. La necropsia arrojó que murió asfixiado con una cuerda.
Diseñador famoso
Dos días después del anterior plagio, el 12 de marzo, con la misma táctica de atraer a la víctima, secuestran a un reconocido diseñador del país, de quien se protege el nombre, y lo llevan al mismo apartamento donde asesinaron a la primera víctima. Sin embargo, la Fiscalía y la Policía tenían los celulares interceptados y la denuncia de la pareja de Cúcuta. Esto lleva a las autoridades directamente al nefasto ‘nido de amor’, ubicado en pleno corazón de Chapinero.
Cuando llegan los uniformados al lugar, bajo el comando del general Humberto Guatibonza, Director del Gaula de la Policía, el 21 de marzo de 2011, se encuentran con dos de los custodios. Roberto Stiven Martínez, barranquillero (el condenado) y Marta Cecilia Alcántar García, cucuteña, los carceleros, fueron capturados en el rescate del diseñador. No obstante, se cometen errores de procedimiento, y un juez los deja libres. La Fiscalía logra, posteriormente, recapturar a Martínez. Alcántar tiene orden de captura. Un día después cae el que ‘enamoraba’ a los empresarios y el taxista que transportaba a la banda y los cadáveres de las víctimas. Cuando se logra la captura de los cabecillas, José Manuel Sierra García, alias 'El Veneco' y José Wílmar Díaz García, ambos barranquilleros, una juez de Cartagena, los dejó en libertad. Actualmente son buscados por las autoridades.
La pareja que se fugó
Por las llamadas extorsivas, se logran interceptar varios celulares en los que los delincuentes hablan desde Barranquilla, Bogotá y Cúcuta, y se descubre un nuevo secuestro en 2011. Se trata de otro exitoso empresario gay y de su compañero, esta vez en Cúcuta. Pero un hecho inesperado deja a la banda a merced de las autoridades: la pareja logra fugarse. Entonces, valientemente, ambos acuden a las autoridades para denunciar el hecho, y cuentan que los abordó el mismo barranquillero, que se ganó su confianza y que los “enamoró”.
Posteriormente, los llevó a un apartamento arrendado, donde los secuestraron, les robaron la camioneta y, cuando fraguaban la extorsión previa al asesinato, un descuido de los dos carceleros, les permitió escaparse. Poco después el investigador se dio cuenta de que acaba de descubrir la modalidad de secuestro que la banda de secuestradores empleaba.