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En la tarde del miércoles 30 de abril se efectuaron en el municipio de Hatonuevo, en el sur de La Guajira, las exequias de la uniformada de la Policía Nacional María Alejandra Guerrero Montiel, cuya muerte ocurrió lejos de su tierra natal y hoy es materia de investigación por parte de la Seccional Atlántico de la Fiscalía General de la Nación.

Este historia empezó el pasado lunes 28 de abril, a eso de las 12:40 de la madrugada, cuando uniformados de la Policía Metropolitana de Barranquilla fueron alertados por vecinos del Conjunto Residencial Vipa Azul, localizado en Caribe Verde, en la franja del suroccidente de la capital del Atlántico, sobre la caída de una mujer desde el quinto piso de una de las torres de la unidad residencial.

Las primeras indagaciones de los uniformados consiguieron aportar al caso que Guerrero Montiel, de tan solo 22 años, era patrullera de la Policía, vinculada al Comando del Departamento del Atlántico y prestaba el servicio en el municipio de Suan, en el sur de este territorio.

Luego, aparentemente, los mismos uniformados que atendieron el llamado trasladaron el cuerpo de la joven hasta el Camino Suroccidente, centro asistencial localizado en la zona del barrio El Pueblo. Sin embargo, en la urgencia manifestaron que la mujer había entrado “sin signos vitales” y con laceraciones en distintas partes del cuerpo, posiblemente efectos de la caída desde el quinto piso de la torre 14, en la que ella se encontraba.

Establecido el deceso de la joven, los agentes que atendieron la alerta continuaron con su interrogatorio y obtuvieron que ella había permanecido la noche anterior en el apartamento 504 de la torre en mención, y estuvo en compañía de un subintendente de la Policía, adscrito a otra unidad distinta a la suya. Con este, al parecer, mantenía una relación sentimental y horas previas a la situación registrada ambos habían estado compartiendo bebidas embriagantes. Eso supuestamente dijo ese funcionario a los policías que participaron de la diligencia y así quedó plasmado en un reporte del CTI de la Fiscalía.

No obstante, frente a lo sucedido, la versión que se fijó, también aportada por el miembro de la institución entrevistado, se asoció inicialmente con un supuesto caso de suicidio, pues, según su relato, ambos se habían ido a dormir en la noche del domingo y, por la madrugada, este notó que María Alejandra no estaba en la cama.

“Según lo manifestado por la pareja sentimental de la víctima, ellos se tomaron varias cervezas en horas de la noche y luego se acostaron. De repente él se despierta y ve a la víctima sentada en la ventana del lado del balcón, trata de cogerla, pero ella se tira, cayendo del quinto piso. La víctima es trasladada al Paso El Pueblito donde ingresa sin signos vitales…”, se lee en el informe preliminar de peritos del ente investigador, encargados de la diligencia de levantamiento.

Sonambulismo

“El Departamento de Policía Atlántico lamenta la muerte de la señorita Patrullera María Alejandra Guerrero Montiel, de 22 años de edad, quien trabajaba en la estación de Policía del municipio de Suan, Atlántico… En estos momentos un grupo de investigadores del Cuerpo Técnico de Investigación, (CTI) de la Fiscalía, se encuentran realizando los actos urgentes de este lamentable hecho y determinará con claridad las circunstancias que enmarcan estos hechos”, divulgó textualmente, a través de un comunicado, la Policía del Atlántico, el mismo lunes 28 de abril, sobre el caso de la patrullera.

En esa misma mañana se manejó una segunda versión, entregada por las propias autoridades y la cual también habría sido suministrada por la supuesta pareja de María Alejandra, sobre un posible trastorno de sonambulismo de la joven y, por esa razón, cayó por la ventana del apartamento en el que estaba.

Recordemos que el sonambulismo es un trastorno que ocurre cuando las personas caminan o realizan otra actividad estando aún dormidas. Es decir, la uniformada no se habría quitado la vida de manera voluntaria, a través del suicidio, sino que su muerte, ahora, sería producto de un accidente.

JOSEFINA VILLARREALHERRERAEntrada de la unidad residencial Vipa Azul, en Caribe Verde.

Rechazo

María Alejandra Guerrero provenía de una familia con trayectoria en la Policía Nacional: su padre fue policía y tiene dos hermanos activos dentro de la institución armada. Hoy ellos y el resto de la familia descartan de plano esas dos versiones sobre su muerte, expuestas de manera inicial.

En diálogo con EL HERALDO, Ángel Ortiz, tío de la patrullera, asegura inicialmente que María Alejandra “siempre quiso ser policía, ese era su sueño. Buscaba superarse para poder ayudar a sus padres, comprarle una casa, tener su negocio propio y decía que veía como ejemplo y quería superar los logros que había obtenido su hermana mayor (policía), por eso inició sus estudios en Administración de Empresas de manera virtual en la Corporación Unificada Nacional de Educación Superior (CUN), en donde estaba cursando tercer semestre. Era una mujer espontánea alegre carismática de compartir en familia, orgullosa de su hogar, de sus padres y hermanos”.

Sobre la tragedia, el familiar revela que se enteraron a través de una llamada telefónica del propio policía que estaba con ella en el apartamento. Este habría contactado a una hermana de María Alejandra y, en medio de titubeos, le preguntó a esta que si ella (María) era sonámbula porque se había tirado de una ventana. Ahí empezó a caminar la noticia y los hermanos policías de la joven, así como el resto de la familia, se enteraron de lo sucedido.

“Nos dijeron que ella se había tirado. Se había levantado sonámbula y se tiró. Ella no caminaba sonámbula. En su casa y en su formación policial dormía en camarote y nunca tuvo un episodio. En su historia clínica no aparecen registros de eso. Lo más extraño es que sus hermanos habían hablado con ella, estaba súper bien, estaba súper contenta, súper feliz”, afirma.

Además Ortiz manifiesta que la familia se reunió y redactó un comunicado en el que exponen su posición frente a lo ocurrido.

Inicialmente señalan que el subintendente de la Regional 8 y miembro activo de la Policía Nacional no era su pareja sentimental para el momento de los hechos. Aparentemente ella había decidido terminar la relación y su visita al apartamento del conjunto residencial se habría dado en atención a un llamado del uniformado. María Alejandra vivía en Suan, en un domicilio cercano a la Estación de Policía y, para el día de los hechos, ella estaba de permiso.

De otra parte, rechazan la hipótesis del suicidio de la joven y piden a las autoridades que se investigue como un hecho basado en violencia de género.

Cuestionan que el reporte del deceso se hizo a eso de las 3:00 de la mañana siendo que el caso sucedió a las 12:40 a. m.

“Nos extrañamos de los procedimientos utilizados en el caso de nuestra familiar, pues, después de acaecidos los hechos y no teniendo clara la situación sino solo la versión” del policía; “no se hizo una detención preventiva mientras se esclarecían los hechos ocurridos. Tampoco hubo presencia de los organismos de control interno disciplinario, máxime cuando en el caso estaban involucrados dos efectivos de la Policía Nacional”, describen.

Por otro lado dejan claro que María Alejandra “no tenía problemas de desorden de sueño, tampoco era sonámbula, ni mucho menos tenía motivos para querer acabar con su vida como lo deja entrever el señor Subintendente de la Regional 8 y miembro activo de la Policía Nacional…”.

“Solicitamos que este caso no quede como una estadística más en la interminable lista de casos en la impunidad porque estamos seguros que ella no se suicidó”, finalizan.

CortesíaMaría Guerrero Montiel

Descartan balazos

Una versión que surgió a partir de la divulgación en redes sociales de imágenes del cadáver de la patrullera María Alejandra, sobre unos supuestos impactos de bala en distintas partes de su cuerpo, quedó completamente descartada.

Una fuente de la Fiscalía le aseguró a EL HERALDO que “técnicamente se descartó” su muerte por proyectil de arma de fuego y que esta sucedió por la “caída desde la altura”. Aunque hay lesiones en su cuerpo que no corresponderían a la caída.

Lo que ahora se discute, de acuerdo con la fuente del ente investigador, es si la caída se dio de manera voluntaria o forzada.

Así mismo se busca material probatorio como posibles videos de cámaras de seguridad y se indaga sobre una llamada telefónica de vecinos por una supuesta riña en el inmueble donde estaba la joven.

La investigación está abierta para determinar qué sucedió en realidad en el apartamento 504.

Una herida que fue descartada como balazo en el cadáver de María Guerrero Montiel.