Con el mismo temple aguerrido como el del personaje de película Jhon Rambo, del clásico de acción de la década de los 80, y del que obtuvo su nombre, el perro de la Policía que por estos días se lleva todos los reconocimientos a su ardua labor en la lucha antidrogas es un adulto de ocho años que está próximo a jubilarse.
El Rambo canino tiene muchas más versiones que el filme hollywoodense, pues solo en lo que va corrido del mes de junio ha logrado detectar 6 cargamentos contaminados con sustancias alucinógenas que bandas criminales han pretendido ingresar a Barranquilla a través de empresas de envíos nacionales.
Pero este ejemplar de la raza pastor belga malinoise, con pelaje cobrizo y detalles negros, hocico alargado, orejas puntiagudas y cola felpuda, que alcanza una altura máxima de 63 centímetros y un peso de 25 kilos en su edad adulta, y que es óptimo para ser entrenado como perro guardián, de defensa o de servicio, tiene una diferencia con su homónimo humano y es su carácter dócil y amigable que comparte con su guía, el subintendente Alexander López, del Grupo de Guías y Carabineros (Gruca) de la Policía Metropolitana de Barranquilla, cuya sede está ubicada en el kilómetro 2, a la altura del municipio de Malambo, a menos de media hora de la capital del Atlántico.
Quizá no tenga una subametralladora, pero sí lo respalda un poderoso olfato capaz de detectar el más mínimo gramaje de narcóticos en los más especializados embalajes que le hacen los criminales con el objetivo de desviar su atención.
'Recientemente hicimos una incautación que venía desde Cali en una empresa de envíos. Eran dos puertas de metal como para cuarto frío, perfectamente soldadas y remachadas, además tenía un aislante debajo del cual estaban camuflados 170 kilos de marihuana distribuidas en panelas, las cuales habían sido impregnadas con mostaza para tratar de engañar el olfato del can, pero nuestro Rambo nos hizo la señal y esta fue positiva', cuenta su guía.