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Se acabó el 2016 sin que las autoridades del Área Metropolitana pudieran esclarecer varios de los 518 asesinatos registrados en distintos sectores, en especial cinco en Barranquilla y el municipio Soledad, los que causaron estupor en la ciudadanía por las circunstancias que los rodearon.

Una víctima fue una adolescente cuyo cadáver fue encontrado desnudo; otras tres víctimas tuvieron el mismo destino fatal, en hechos aislados, al ser baleadas por atracadores interesados en sus celulares; y el quinto caso fue un sicariato sonado, debido a que cobró la vida de un experimentado investigador del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía.

Este martes 24 de enero se cumple un año desde que Erika Beltrán Calderón, de 17 años, fue hallada sin vida y sin ropa en un solar del barrio Los Almendros, municipio de Soledad. Tenía una correa en el cuello, signo de que la estrangularon.

Anteriormente, sin embargo, a la cabeza de este listado de cinco crímenes impunes aparece el homicidio de otro menor de edad: Juan José Orozco Montenegro, de 17 años, el estudiante del Colegio de Barranquilla (Codeba) al que un ladrón le propinó un disparo en la cabeza al interior de una buseta de transporte público en el barrio Carrizal, suroccidente de Barranquilla.

El común denominador de todos los casos es que la Policía y el CTI, encargados de las investigaciones, no han capturado a los presuntos autores o partícipes de los hechos. Ni siquiera ha habido resultados en la indagación por el asesinato de José Muñoz Gómez, pese a tratarse de un funcionario judicial asesinado por sicarios de una banda local.

¿Quién mató a Érika Beltrán?

El 24 de enero de 2015 amaneció con la noticia del hallazgo del cadáver de una joven mujer, desnudo y con una correa amarrada al cuello, evidencia para las autoridades de que la estrangularon después de que, al parecer, abusaron de ella. La única prenda que portaba era una blusa azul que estaba levantada por encima de los senos.