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Entre las 12:30 y la 1 de la mañana del primero de enero de 1994, Martín Mestre y Nancy Vargas vieron salir de la casa a su hija Nancy Mariana Mestre Vargas, de 18 años, junto con Jaime Enrique Saade Cormane, quien había llegado a recogerla para ir a una fiesta de la familia Malkún. Fue la última vez que la vieron consciente. Seis horas más tarde apareció en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica del Caribe con un impacto de bala en la cabeza. Nunca recobró la consciencia. Murió a los ocho días.

El 5 de julio de 1996 el juez once penal del circuito de Barranquilla, José Faustino Pareja Yee, condenó a 27 años de prisión a Jaime Saade, tras hallarlo responsable del homicidio de Nancy Mariana, pero además, por el delito de acceso carnal violento que evidenciaron médicos legistas en su cuerpo.

Sin embargo, el procesado se dio a la fuga desde el día del hecho. Saade lleva 23 años prófugo de la justicia y su sentencia, por disposición de la ley penal, prescribirá si no es capturado antes de julio de 2023.

Hoy, sentado en un sofá de su casa, en el norte de Barranquilla, Martín Mestre, de 74 años, ojea los archivos del caso tratando de recordar nombres y fechas. Su fruncida mirada recorre las 32 páginas de la sentencia. Una mueca surge, moviendo levemente su cabeza de izquierda a derecha. No se atreve a responder la última pregunta porque no sabe cómo reaccionaría si tuviera en frente a Saade.