El circo del sur de Bolívar está de luto. Ayer no hubo función. Los malabaristas, magos y amigos del payaso Jorge Luis Vanegas Acosta, de 22 años, conocido artísticamente como el Poto, fueron a su vivienda en una zona de invasión de Magangué, Bolívar, para despedirlo.
A el Poto lo asesinaron en Altos del Rosario un grupo de jóvenes que se negaron a pagar los mil pesos que costaba la entrada a la función del sábado pasado. Trataron de ‘colarse’ y el payaso los enfrentó. En medio de la confusión, uno de los muchachos sacó un puñal y le atravesó el hígado al artista del circo Rolley Americano.
A las 3:30 de la tarde de ayer, el féretro de Vanegas llegó a la cárcel para varones Camilo Torres, de Magangué, donde lo esperaba su hermano mayor Adalberto, quien purga una condena por tráfico de estupefacientes, para despedirlo.
El desfile fúnebre acompañó al Poto hasta la iglesia La Inmaculada y, desde ahí, al cementerio del barrio Boston, donde lo homenajearon con la música de Galy Galeano y Vicente Fernández, ídolos que encarnizó en sus presentaciones de los siete circos donde trabajó.
Sandra Vanegas, prima del payaso asesinado, contó que desde niño se caracterizó por su buen humor. 'Era un ‘mamador de gallo’ de tiempo completo. Le gustaba echar cuentos en las reuniones', dijo.
Agregó que una vez llegó un circo de nombre Jimmy y se instaló en un lote gigante del barrio Dos de Noviembre. Allí empezó como mensajero y ayudante de servicios varios. Miraba las comedias y funciones de los payasos, que eran su mayor atracción.
Entonces pidió una oportunidad para trabajar y el dueño del circo Jimmy Monsalve, se la dio como payaso y no lo defraudó.
Desde entonces pocas veces dejó su trabajo. Fue payaso hasta el último día de su vida.
'Cuando llegó con la madre de su primer hijo, dejó el circo por unos días y se fue a los bares de la Curva de San Pablo. Ahí se disfrazaba, se colocaba una falda y se maquillaba como mujer y hacía sus presentaciones de estadero en estadero, venía con buena plata y decía que era mejor trabajar en los bares que en el circo', contó su prima Sandra.
Pero regresó a las carpas y pasó de circo en circo por varios municipios del país.
Además de payaso era trapecista y mímico. 'Se ganaba $30.000 o $50.000, si la taquilla era buena, pero si el día era malo ganaba $10.000, pero lo importante era que respondía por sus tres hijos', puntualizó la familiar.
El día de su muerte el joven estaba presentándose con el que consideraba su mejor número, ‘La declaración’, que consiste en declarársele con bromas a una mujer del público, junto a quien fuera su compañero artístico, Junior.