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Los llantos de Israel Hernández Jiménez, de 26 años, no conmocionan hoy a ninguno de los residentes de la urbanización Mundo Feliz de Galapa. Nadie puede entender cómo hoy, este hombre que decía amar a su pequeño hijo provocó una tragedia, que no tiene vuelta de hoja.

Una simple diligencia de restablecimiento de derecho, con dos policías y una comisaria de familia, terminó siendo una triste historia. Por un lado, la familia del hombre asegura que él enloqueció de amor hacia su hijo y que no controlaba sus impulsos, pero por otro lado está la historia de una madre , Yurleidis Sánchez, de 20 años, que llegó por su hijo a quien dejó un mes atrás presionada por la situación con su expareja, sin saber el trágico final que se avecinaba.

Hoy, con el dolor que la agobia, la mujer sacó fuerzas para exigir justicia. 'Que se arrepienta de lo que hizo, hay un Dios muy grande y el cielo que le hace justicia, pero que se arrepienta porque él solo era un niño que tenía un añito de vida. Él no tenía por qué morir, no tenía por qué sufrir las consecuencias, era un problema que nosotros dos teníamos', dijo.

'Tenía muchos problemas con él, era muy agresivo, tenía problemas psiquiátricos', anotó la joven sobre el comportamiento de su expareja, de quien se separó recientemente.

Para Yurleidys, 'él (Israel) no tenía por qué haber matado a mi hijo, no tenía derecho. Mi hijo no tenía por qué pagar las consecuencias de sus problemas'. Vecinos aseguran que el hombre tenía comportamientos extraños, incluso en más de una ocasión dijo que preferiría ver muerto a su hijo antes que con Yurleidys.

'Mi hijo es un angelito que me guardará y me protegerá. Yo sé que yo voy a salir adelante. Con la ayuda de Dios yo voy a salir adelante.', dijo con la mirada perdida.

Lo que nadie pudo evitar

Según vecinos una vez la comisión llegó por el menor, a la tienda El Pollito, la madre de Israel le dio aviso y él llegó con el niño a quien paseaba en ese momento. De inmediato entró al menor a su casa y salió a atender a su exmujer y madre de su hijo. Comenzaron los alegatos, entre ambos, después vinieron las recriminaciones, los porqués, después el tono subió, y todo ante la mirada de los funcionarios; vinieron los gritos. El hombre se veía desesperado por la situación. Algunos comentaron que entraba cada rato a la casa como a buscar el niño y regresaba sin él. El asunto cambió su rumbo y hubo un detonante, cuando entre los gritos de reclamo de la exsuegra esta le gritó a Yurleidys que sería la culpable si algo malo sucedía. No en vano, siempre la mujer dijo que que no era una buena madre, que no le daba tetero al niño, que desperdiciaba el alimento que preparaba y que lo tenía desnutrido.

Ante la situación, la Policía pide refuerzos, contaron vecinos, puesto que llegaron dos uniformados más. Sin embargo, la presencia de la policía no fue impedimento para que el hombre entrara a su casa e hiriera de muerte a su hijo. Cuando sale con el cuchillo ensangrentado de la casa hacia el mostrador, su exmujer entra por su hijo y lo trajo en brazos, mientras Israel lo halaba de sus pies. El niño, contó un vecino, venía desgonzado.

Vecinos mencionaron rasgos de su personalidad, se proclama ateo, que criaba perros pitbull, que disfrutaba ver cómo morían los perros callejeros, que escuchaba rock pesado y que solo dormía de día.

Momentos en que Israel Hernández Jiménez es trasladado a la Unidad de Reacción Inmediata.