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Sin revelar nombres, la directora seccional de fiscalías, Gilma Londoño Gánem, indicó que dos estudiantes de la Universidad de Córdoba ya han sido condenados por el delito de asonada, a partir de los desmanes que se repiten al menos una vez por semana desde hace unos dos años.

'Pese a que es un delito que no da lugar a detención preventiva porque la pena no supera los cuatro años tenemos esos buenos resultados', dijo.

Al menos otras diez personas, entre ellas varios estudiantes, están pendientes de la formulación de imputación de cargos. Sin embargo, no han comparecido a las citas de la Fiscalía y en cualquier momento serían conducidos a través de órdenes judiciales.

La funcionaria habló ayer al término de una reunión del consejo académico con autoridades seccionales, en la que se analizaron las nuevas amenazas contra once estudiantes de las áreas de sociales, informática e inglés, a partir de un panfleto que circuló el martes y que presuntamente fue enviado por la banda criminal los Urabeños.

Gánem dijo que ya se inició la investigación a través de un programa metodológico que permitirá identificar e individualizar a los responsables de elaborar el documento.

El documento señala de guerrilleros a los once estudiantes que relaciona, algunos con remoquetes, y les da cinco días de plazo para alejarse de la institución, debido a que fueron declarados objetivos militar. Se deriva –dice el texto– del inconformismo de la ciudadanía frente a los constantes bloqueos de la carretera y pedradas contra la Policía, cuando esta intenta retomar el control.

El secretario del interior de Córdoba, Jhon Besaile Fayat, dijo por su parte que la misión de la Fiscalía es establecer si existe autenticidad en el panfleto o simplemente es una estrategia terrorista para desestabilizar la universidad.

En la reunión también se concluyó que la fuerza pública puede ingresar a la Universidad en busca de quienes están protagonizando las alteraciones al menos una vez por semana.

'Ya el consejo académico y la misma rectora autorizaron que cuando se presenten estas protestas la fuerza pública ingrese, porque se están presentando daños internos por lo que deben darse las capturas pertinentes', precisó Besaile.

Para Álvaro Vélez Carriazo, dirigente sindical de la universidad y defensor de derechos humanos, no es extraño que sucedan ese tipo de situaciones en la institución. Anotó que el modelo del panfleto que causa terror en la universidad es el mismo que utilizó el excomandante paramilitar Salvatore Mancuso en la toma a sangre y fuego de la institución, en las décadas 80 y 90.