El papa Francisco y el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa Kirill se abrazaron, besaron y posaron para fotos antes de sentarse uno junto al otro para dialogar, en la que constituye la primera reunión entre los líderes de ambas iglesias desde el histórico cisma que dividió al cristianismo mil años atrás.
"¡Finalmente!", exclamó Francisco cuando se abrazó con Kirill en la pequeña sala VIP del aeropuerto de La Habana, donde el encuentro, que durará unas tres horas, se lleva a cabo. "Somos hermanos", remató el pontífice.
Ambos líderes se besaron tres veces en la mejilla, y Kirill dijo al papa, a través de un intérprete, "ahora las cosas serán más fáciles". Vestidos con sus galas rituales, ambos líderes religiosos se mostraron sonrientes y afables antes de que la reunión se cerrara para los periodistas.
Esta reunión y la firma de una declaración conjunta afianza la reputación del papa Francisco como un hombre de estado que toma riesgos, valora el diálogo, y tiende puentes sus semejantes, a cualquier costo.













