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Ciudad del Vaticano. El papa Francisco pidió hoy 'vencer el miedo inevitable' que comporta el actual fenómeno migratorio, acoger a los inmigrantes y plantear soluciones, en un discurso a los embajadores acreditados ante la Santa Sede.

El pontífice recordó que el fenómeno de la inmigración 'a lo largo del año 2015 ha afectado principalmente a Europa, pero también a diversas regiones de Asia, así como del norte y el centro de América'.

'Quisiera detenerme a reflexionar con ustedes sobre la grave emergencia migratoria que estamos afrontando, para discernir sus causas, plantear soluciones, y vencer el miedo inevitable que acompaña un fenómeno tan consistente e imponente', dijo.

Francisco citó, entre las actuales situaciones de emergencia migratoria, la de 'la frontera entre México y los Estados Unidos de América' al recordar que el próximo mes visitará Ciudad Juárez, pero sobre todo se detuvo en Europa.

Describió cómo la actual situación se debe a que 'miles de personas lloran huyendo de guerras espantosas, de persecuciones y de violaciones de los derechos humanos, o de la inestabilidad política o social, que hace imposible la vida en la propia patria'.

Citó a aquellos que 'escapan de la miseria extrema, al no poder alimentar a sus familias ni tener acceso a la atención médica y a la educación, de la degradación, porque no tienen ninguna perspectiva de progreso, o de los cambios climáticos y las condiciones climáticas extremas'.

Y agregó que 'duele constatar' que, 'sin embargo, a menudo estos emigrantes no entran en los sistemas internacionales de protección en virtud de los acuerdos internacionales'.

Para el pontífice argentino 'gran parte de las causas que provocan la emigración se podían haber ya afrontado desde hace tiempo' para evitar así 'sus consecuencias más crueles'.

Y por ello, instó a la 'urgente' realización de 'planes a medio y largo plazo que no se queden en la simple respuesta a una emergencia'.

'Deben servir, por una parte, para ayudar realmente a la integración de los emigrantes en los países de acogida y, al mismo tiempo, favorecer el desarrollo de los países de procedencia'.

Sobre el fenómeno en Europa, se refirió a que 'los desembarcos masivos en las costas del Viejo Continente parece que ponen en dificultad al sistema de acogida construido laboriosamente sobre las cenizas del segundo conflicto mundial, que sigue siendo un faro de humanidad al cual referirse'.

La magnitud de la llegada de inmigrantes, explicó el papa, ha hecho surgir 'numerosos interrogantes acerca de las posibilidades reales de acogida y adaptación de las personas'.

Entre ellos, Francisco hizo referencia a los 'temores sobre la seguridad, exasperados sobremanera por la amenaza desbordante del terrorismo internacional'.

Pero ante ello, abogó para que 'no se pierdan los valores y los principios de humanidad, de respeto por la dignidad de toda persona, de subsidiariedad y solidaridad recíproca, a pesar de que puedan ser, en ciertos momentos de la historia, una carga difícil de soportar'.

La receta de Francisco es la 'encontrar un justo equilibrio entre el deber moral de proteger los derechos de sus ciudadanos, por una parte, y, por otra, el de garantizar la asistencia y la acogida de los emigrantes'.

También expresó su gratitud por todas las iniciativas que se han adoptado para facilitar una acogida digna de las personas y entre estas citó los países cercanos a Siria, especialmente el Líbano y Jordania.

Y recordó los 'esfuerzos de otros países que se encuentran en la primera línea, especialmente Turquía y Grecia' y expresó un agradecimiento especial a Italia, 'cuyo firme compromiso ha salvado muchas vidas en el Mediterráneo y que, incluso en su territorio, se ocupa de un ingente número de refugiados'.

'Es importante que no se deje solas a las naciones que se encuentran en primera línea haciendo frente a la emergencia actual, y es igualmente indispensable que se inicie un diálogo franco y respetuoso entre todos los países implicados en el problema', instó.