El Heraldo
Familia

Solidaridad en tiempos de Covid-19

EL HERALDO cuenta la experiencia de personas que llevaron momentos de alegría a familias necesitadas en Navidad.

Sin duda este 2020 ha sido un año de pruebas y dificultades que como sociedad hemos tenido que vivir y afrontar. Ha sido un año de grandes pérdidas y retos, de subidas y bajadas; sin embargo, también ha sido un año en el que a pesar de las adversidades se ha descubierto que lo más importante no son las cosas materiales, sino el apoyo y la solidaridad que sale de cada una de las personas que en las malas circunstancias le brindan una mano amiga a aquellos que lo necesitan. 

En esta temporada navideña, cuando la nostalgia invade los corazones de muchas personas, el sentir solidario de algunos ciudadanos los lleva a extenderles una mano amiga. En esta oportunidad, EL HERALDO cuenta la experiencia alrededor de seis iniciativas que, de forma desinteresada, trabajaron para llevar momentos de alegría a los más necesitados.

Hermanos unidos por una buena causa

Con regalos, compras y el objetivo de regalar una sonrisa a distintas comunidades de bajos recursos en distintas zonas, los hermanos Rubén y Yemfry Suárez emprendieron esta Navidad su viaje hasta distintos barrios de Barranquilla, Soledad y Malambo, sectores vulnerables y golpeados por la pobreza, en donde en medio de una sonrisa de oreja a oreja, fueron recibidos “con bombos y platillos” por aquellos niños que con la emoción que los caracteriza miraban curiosos qué saldría de aquellas bolsas que cargaban los hermanos.

Según ellos, su mayor motivación para realizar las donaciones es saber que pequeños detalles hacen una diferencia en la forma de ver la vida de las personas que están pasando por alguna dificultad.

Los hermanos indicaron que pese a que en estas fechas hay personas que se sienten solas, para ellos es importante recordarles que no lo están y que siempre habrá personas de buen corazón dispuestas a brindar su apoyo.

“Tomamos la decisión de realizar las donaciones porque uno tiene que ponerse en la posición de la otra persona. Esto lo hacemos con el fin de que la gente tenga un día alegre y no sientan que están solos, sino que sepan que cuentan con personas que están dispuestos a ayudarlos así como hicimos mi hermano y yo”, afirmaron.

80 mercados y más de 100 juguetes fue el total que en medio de un gran esfuerzo estos jóvenes de buen corazón aportaron a las poblaciones del área metropolitana de Barranquilla, Soledad y Malambo.

Navidad con sabor a arroz con pollo y té helado

En esta Navidad, Carolina Vargas, su novio y sus amigos se propusieron una meta: hacer una ‘Arrozatón’. Esta iniciativa nació con la finalidad de regalarle alimentos a las personas de bajos recursos del Centro de la ciudad, brindándoles la posibilidad de disfrutar un día más ameno; en especial a todos aquellos que estaban en las calles sin tal vez haber probado un bocado de comida en todo el día. 

Se despertó temprano en vísperas de Navidad y decidió que ese día pondría en marcha la idea que venía rondando por su mente desde hacía ya varios días. Decidió iniciar la recolecta y llevar a cabo su idea el 25, después de Nochebuena. 

Para lograr su objetivo, conversó con sus amigos y algunos familiares; entre todos comenzó la recolecta que terminaría en cerca de  20 libras de arroz, dos pollos enteros, cuatro pechugas, sobres de té grandes, pan tajado, salsa de tomate, condimentos y verduras. Todo esto eran los ingredientes necesarios para lograr hacer el arroz con pollo que tenía en mente para regalar, y lo logró. Más de 120 personas del centro de Barranquilla tuvieron ese día algo que almorzar gracias a esta gran labor. 

“Le compartimos la idea a familiares y amigos con el fin de recibir donaciones de los ingredientes necesarios para preparar arroz con pollo y en cuestión de cuatro días logramos recolectar todo lo necesario para hacer realidad esta actividad”, explicó.

Carolina dijo que al momento de llegar al punto escogido para la repartición, las personas que estaban allí hicieron una fila “juiciosamente”, en donde observó que los interesados en comer de los alimentos repartidos eran personas que sin mayor egoísmo cogían un plato y dejaban pasar al siguiente. 

Sin duda, este tipo de iniciativas llenan el corazón de todas esas personas que sin nada en el estómago, se encuentran  con estas actividades que los ayudan a entender que en el mundo todavía existen personas buenas dispuestas a ayudar al prójimo.

18 años cambiando juguetes por sonrisas

Gabriel Vallejo, líder del Frente Rojiblanco Sur 1998, lleva cerca de 18 años realizando esta linda labor de repartir –año tras año– juguetes a aquellos pequeños que en muchas ocasiones no tienen la oportunidad de recibirlos en las fiestas navideñas.

Gabriel afirmó que la iniciativa nació en su barrio La Pradera, cuando se dio cuenta de que en las fiestas muchos padres de familia no contaban con los recursos para poder darles a sus hijos aquellos anhelados regalos.

“Esto lo hago con mi familia y con los muchachos de la barra. En aquella época comenzamos entregando 50 regalos. Actualmente entregamos más de 3 mil. No fue fácil este año por la pandemia, pero si se pudo. Lo mejor es ver la felicidad de los niños y de los padres que nos dicen que no los dejemos solos y nos agradecen por nuestro apoyo”, dijo. 

El barrista indicó que para lograr su objetivo durante todos estos años ha contado con el apoyo no solamente de su familia y amigos, sino también de empresas privadas que realizan donaciones para que posteriormente él pueda repartirlas. 

“No importa el tamaño o el valor del juguete. Lo que realmente importa es la cara de felicidad que ponen los niños cuando cambiamos juguetes por sonrisas”, afirmó.

Una sonrisa sincera vale más que mil palabras

Renzo Uribe es un joven barranquillero que afirma tener la convicción de ayudar al prójimo desde muy niño. Explicó que en su época universitaria tuvo un acercamiento importante con la comunidad del corregimiento de Carreto, en donde conoció las necesidades por las que atraviesan sus habitantes. Este año decidió junto a su madre y un grupo de amigos llegar a la población con la intención de regalar sonrisas a aquellos niños que no contaron con un obsequio decembrino. 

Como si fuera el mismo Niño Dios, cargó en sus hombros una bolsa grande que incluía juguetes y alimentos y se los entregó a la comunidad. Dijo que la iniciativa nació al notar la sonrisa de los niños cada vez que él llegaba al sitio, y que la experiencia de estar allí y compartir con ellos es gratificante. 

“Allí vi el rostro de la felicidad en medio de la pobreza. En este año tan difícil, en medio de todo esto, vi una sonrisa sincera y eso me llenó el alma”, manifestó Uribe.

Comida, juguetes y una jornada de salud gratis

Dayanna Rojas es una joven que junto a varios amigos lidera un grupo llamado ‘Regalando Sonrisas’, que desde el  año 2016 viene realizando donaciones de juguetes a niños de escasos recursos en diferentes colegios de la ciudad.

Este año decidió hacerlo de una forma diferente, con la comunidad que reside en el sector El Golfo del barrio La Pradera; llevando además de mercados y regalos una jornada de salud para niños, mascotas y adultos.

La joven, afirmó que esta iniciativa nació al ver “la magia” que ocurre cuando los niños y los padres reciben las donaciones.

Manifestó que pese a que es consciente de que las donaciones no cambiarán la calidad de vida de las personas, si logran alegrar un instante a las personas. 

“Cada año nuestra experiencia es más hermosa, nos motiva el hecho de ver día a día a tantas personas que necesitan una mano amiga o un gesto de solidaridad y lo reciben”, cerró.

No existen límites cuando hay vocación

Pablo Salas es un hombre modesto y tranquilo, quien hace 15 años tomó una decisión que ha mantenido hasta el día de hoy: donar cada Navidad alimentos a los más necesitados. 

La comida predilecta es la sopa, pues dice ser un experto haciéndola, ya que cada domingo prepara grandes cantidades para venderla a sus vecinos y conocidos.

Pablo afirmó que el año pasado no pudo realizar la entrega navideña de la sopa debido a problemas de salud, tuvieron que amputarle uno de sus brazos; sin embargo, dijo que no quería acabar la iniciativa y este año la retomó.

El hombre explicó que su motivación para hacer esto es saber que posiblemente quitará el hambre de alguna persona.

“Este año recogí algunos juguetes y se los di a los niños que más lo necesitaban, lo más lindo de esta experiencia es ver sus caritas de felicidad al recibir los alimentos y los regalos”, indicó.

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