El Heraldo
Con ‹Temas de Ermitaño›, Freda Sargent rinde un homenaje a la memoria de sus padres. Freda Sargent/ fotos Josefina Villarreal
El Dominical

Freda Sargent o la contagiosa pasión por el arte

Con una paleta de pocos contrastes, esta inglesa que llegó a Colombia a mediados de los 50 pintó una profunda carta de amor a sus padres. Mirada a una artista que da rienda suelta a su interés por la composición, la luz y la perspectiva.  

Esta es la historia de una compartida pasión por el arte, el encuentro de dos mujeres ligadas por esa pasión: Freda Sargent y Kate Renowitsky. 

La primera es una pintora británico-colombiana y la segunda, después de ser su alumna, es ahora una estudiosa, una erudita admiradora de su obra, a quien debemos la muestra que exhibe hasta fines de agosto el Museo de Arte Moderno de Barranquilla, titulada Temas del ermitaño, una serie de retratos al óleo pintados por Freda Sargent en los años 1980.

Kate Renowitsky, barranquillera y cosmopolita «de pura cepa», cuenta que estudiaba arte y decoración en Medellín en los años 1960 cuando se enteró que en Bellas Artes de Barranquilla dos pintores, que acababan de llegar de París, estaban sacudiendo la enseñanza de las artes plásticas: Freda Sargent y Alejandro Obregón. Decidió regresar.

Freda Sargent enseñaba por las noches, daba clases de dibujo. Hay fotos donde se la ve en el patio de Bellas Artes. 

 

Tita Cepeda fue una de sus modelos en aquellos años felices, arrolladores, cuando vivían en el edificio La Perla, frente a Bellas Artes. Freda dio a luz a Mateo. Iban al mar de Puerto Colombia. Leían a Virginia Woolf.

«Freda Sargent está en la cúpula de la pintura contemporánea. Cuando llegó acá ya estaba hecha como pintora», afirma Tita.

En efecto, al llegar a Colombia Freda ya había terminado sus estudios en el Royal College of Arts de Londres, y en 1954 había ganado una beca para post-graduados del gobierno francés, por lo que se fue a vivir a París. Estudió grabado en el taller de William Hater, en el distrito 14.

Mientras trabajaba en París concursó en el Premio de Roma y lo obtuvo, permaneciendo un año en la capital italiana. Tuvo entonces la oportunidad de viajar por toda Italia. Después volvió a Londres, donde estuvo tres años. Expuso sus obras en la Picadilly Gallery. Gracias a esa exposición la Tate Gallery (el Museo de Arte Moderno de Londres) adquirió una pintura suya para su exposición permanente.

Freda y Alejandro se fueron a vivir un tiempo en Cartagena. Volvieron luego a Inglaterra y Francia y por varios años estuvieron yendo y viniendo entre Europa y Colombia.

 

Ahora Freda Sargent tiene 90 años. Vive en Bogotá, donde sigue pintando y enseñando. Su nombre está asociado, por su inteligencia técnica y su educación pictórica en Londres, con artistas como Frank Auberbach, Lucien Freud, Francis Bacon y David Hockney.

«Esta serie, Temas del ermitaño, la pintó acordándose de sus padres. Ella se había inspirado antes en la naturaleza y aquí decidió trabajar la figura humana, hacía un cuadro y éste lo llevaba a otro… los colores que predominan son el azul y el rojo, colores que no son complementarios, colores difíciles de ver al mismo tiempo, el ojo no puede enfocarlos ambos a la vez, ellos están opuestos, al final del espectro, y vibran cuando son colocados juntos, esto acentúa lo que Freda quiere expresar, la dificultad de las relaciones humanas… así son, difíciles, ella desdibujaba la figura del padre, hombre fuerte pero conflictivo… su padre era ebanista, ella pinta sus manos fuertes, manos con las que mantuvo a su familia… lo pinta con la flor roja, la amapola, en el ojal, es un símbolo de Veterano de la Guerra… Freda, a los diez años, vivió los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial… en su pintura, como Giacometti, tiene un conflicto con las caras, es un trabajo sin terminar».

Kate se expresa con una fuerza tranquila para hablarnos de Freda, maravillada siempre ante sus formas, sus colores. Es sin duda una de las personas que mejor conoce su obra. Fuimos a escucharla hace algunas noches en el acogedor auditorio del MAMB.

«Los invito a que aprecien directamente la fuerza de su pincelada y la expresión de su color», nos dijo al final.

«Aquel que se acerca a ver la serie se preguntará ¿dónde está el ermitaño? O ¿por qué el ermitaño? El ermitaño es el personaje del Tarot, un anciano lleva una linterna, en su solitario progreso está en paz consigo mismo, observando su propia verdad. Freda, durante una etapa de introspección, se identificó con el ermitaño. También con El Loco, otro personaje del Tarot que busca una dirección íntima, espiritual, y a quien sólo le quedan sentimientos, pensamientos, memorias. Pero estos retratos no tienen en sí nada que ver con el Tarot. Freda usa el color como símbolo y en su recogimiento buscó su verdad, sus raíces, como el Ermitaño».

 

"Freda es una artista infatigable en su dedicación a la pintura"

Freda pintó esa serie de retratos en homenaje a sus padres. Los expuso por primera vez en la Galería Atenea de Bogotá en 1982 y un año después en la Garcés Velásquez. Es entonces cuando Kate Renowitzky los descubre. En 1984 ayuda a organizar una exposición de los Temas del Ermitaño en Princeton, New Jersey.

«Freda explicó en Princeton que durante el proceso de pintar esta serie, cuando ambos padres aparecían en su memoria, la imagen de su madre se presentaba nítida, mientras la de su padre se desdibujaba. Pero cuando el padre aparecía solo, su presencia era fuerte. La generación de los padres de Freda sufrió las dos guerras mundiales… Ella no usó en estas pinturas el rojo violeta, sólo rojos-marrones-cálidos, y rojo puro. Por la forma de manejar la pincelada quiso dar a estos seres una expresión cruda y casi desesperada. Aunque en algunos pasajes, como el Retrato de la madre y el Díptico del Día de la boda, usó pinceladas y tonos delicados»…

En la casa-estudio de Kate Renowitzky hay grandes acuarelas de Freda y una terracota. (También una máscara del Torito y las primeras ediciones de los libros de García Márquez).

«Freda nunca ha tenido temor a cambiar, porque su filosofía es que así como un pintor crece en su vida artística, así cambia. Aunque siempre habrá una corriente completamente individual, imposible de borrar, si trabaja de forma sincera. Tomando lo que ve, e interpretándolo, así ha sido la pintura de Freda a través de los años. Cada técnica la ha impulsado a utilizar el medio de la mejor manera posible. De modo que sus óleos son táctiles, con un uso sensual del color y de la pintura. En sus acuarelas ha sabido utilizar el blanco del papel para que ellas tengan luminosidad. En sus terracotas, sus figuras, femeninas todas, recatadas y herméticas, poseen la magia primitiva que uno siente frente a obras similares de las civilizaciones míticas del Mediterráneo. Sus linóleos muestran el trazo del buril, del tallado directo y difícil de los grabados orientales.. Freda es una artista infatigable en su dedicación a la pintura, merecedora de premios y de muestras especiales. Su carrera ha continuado, aun ahora a los 90 años, sigue trabajando, mostrando sus obras en Colombia y en el extranjero».

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.