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Esther Forero, más allá de la Novia de Barranquilla

A pesar de lo laureada que ha sido esta compositora y folclorista, su obra musical parece a veces infravalorada. Acercamiento a su más precioso legado a propósito de sus cien años de natalicio. 

Esther Forero Celis (Barranquilla, 1919-2011) fue una precursora de la presencia y perspectiva femenina en la música del Caribe colombiano y latinoamericano. Este año se conmemora el centenario de su natalicio. 

Compositora, cantante y folclorista, Forero hace parte de la iconografía de personajes más representativos de Barranquilla. Su obra abarca un amplio y variado repertorio constituido por piezas del género tropical. Su nombre se ha escuchado desde 1939, cuando aparecieron las primeras noticias de su labor artística, y se ha mantenido vigente gracias a los ecos que aún tienen algunas de sus canciones más conocidas, especialmente recurridas cuando llegan los carnavales. 

A partir de 1960, al regresar a Barranquilla luego de una gira internacional de 11 años, Forero creó aquellas famosas piezas dedicadas a su ciudad, las que le otorgaron su mayor reconocimiento entre el público masivo y la hicieron merecedora del apelativo la Novia de Barranquilla. Con composiciones como Volvió Juanita, La luna de Barranquilla, Mi vieja Barranquilla, La Guacherna, Tambores de Carnaval, Tierra barranquillera, Los barcos del Magdalena, Palito de matarratón, entre muchas otras, se ganó el amor de los barranquilleros y se convirtió en uno de los personajes más emblemáticos de la ciudad.

Sin embargo, a pesar de los múltiples reconocimientos que recibió en vida, la obra musical de Esther Forero pareciera infravalorada, parcialmente invisibilizada, confinada a un plano local y regional, reducida a un puñado de grandes éxitos, disminuyendo el valor y el alcance real de su obra. No parecería ser ese el caso de los compositores masculinos de su misma época y región, cuya obra sigue siendo interpretada, grabada, distribuida y estudiada por músicos, musicólogos, estudiantes y folcloristas de todas las regiones de Colombia y de otros países. 

El público colombiano, especialmente los barranquilleros, suele tener una sola versión de Esther Forero. Por eso, en el centenario de su natalicio, es importante reconocer la totalidad de su obra, aprender un poco más de ella y profundizar en aquella etapa de su carrera que no ha sido muy conocida. Resulta paradójico que su nombre figure casi exclusivamente en un ámbito regional, a pesar de que su obra musical ya había trascendido mucho más allá de su ciudad, incluso de las fronteras de nuestro país, antes de ser conocida como la Novia de Barranquilla. 

Además de compositora, Forero fue una folclorista de grandes alcances, tal como lo fue Violeta Parra en Chile. La labor de investigación, recopilación y divulgación de músicas rurales y populares que realizó Parra por las regiones campesinas de su país se asemeja mucho a la que Forero realizó por las regiones de Colombia y el Caribe latinoamericano. Su música se circunscribe a casi todo el Caribe gracias a sus recorridos como embajadora musical. 

A sus 18 años, en 1937, Forero emprendió un recorrido por los pueblos que tocaba el río Magdalena como vendedora de una empresa farmacéutica. Aprovechó esa oportunidad laboral para realizar su primera gira por emisoras radiales de esos pueblos. Allí cautivó al público con su voz y a su vez empezó a conocer e investigar el folclor musical de estas tierras, aprendiendo y recopilando nuevas canciones para incluir en su repertorio. Después de completar una gira por ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Cúcuta, Pereira, Cali, Armenia, Manizales y Cartagena, la artista cumplió su deseo de salir de Colombia a divulgar la música de su región.

En 1949 emprendió una importante serie de viajes por el Caribe y Estados Unidos grabando la música recopilada en su primera gira. Durante 11 años llevó esa obra a lugares donde nunca se había escuchado. Llegó a Panamá, Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos y México, en una gira que la consolidó como artista y que le dio los incentivos para hacerse compositora. Forero fue una de las primeras exponentes de la música del Caribe colombiano en el exterior.

Durante este periodo, Forero compuso una serie de canciones que distan de sus piezas más populares y que la hacen no solo una precursora sino, además, una transgresora, un hito de ruptura para su época. Ejemplo de ello se encuentra en el bolero Santo Domingo, su primera composición. Más allá de ser una declaración de amor al pueblo dominicano y a los periodistas oprimidos por la dictadura de Rafael Trujillo, en esta pieza Forero incurrió en el acto contestatario y rebelde de devolverle su dignidad a una ciudad cuyo nombre había sido cambiado al antojo del entonces dictador, lo cual causó una molestia inmediata en el régimen de Trujillo, obligándola a escapar de ese país. 

Otro ejemplo de ese espíritu podemos encontrarlo en el porro Disimúlame, grabado en 1953 en Nueva York. Con esta canción, en la que Forero de manera jocosa hace un llamado a que las mujeres tengan algunas de las libertades de las que gozan los hombres, se adelantó a una época en donde nadie hablaba del empoderamiento femenino y de los derechos de las mujeres. En Colombia en esa época las mujeres aún no tenían derecho al sufragio, que les llegó solo hasta 1957, y su papel en la esfera pública era muy reducido. Aún así, Forero logró no solamente ser una de las primeras mujeres colombianas en realizar grabaciones, sino también en hacer visibles en sus composiciones las problemáticas cotidianas de las mujeres de la época.  

El centenario del natalicio de Esther Forero es una oportunidad para mirar más allá de la figura establecida alrededor de esa mítica Novia de Barranquilla, para mirarla como mujer y artista multifacética que logró abrir caminos tanto para la música del Caribe como para la participación de las mujeres en ella. Un momento para no quedarse con una sola historia y una sola narrativa sobre su vida y para recordarla no únicamente durante los carnavales. Para mirarla más allá de su papel de icono de una sola ciudad y verla como una artista pionera y revolucionaria que se abrió camino en una sociedad que no estaba preparada para lo que ella tenía que decir y para hacer. 

Casos como el de Esther Forero y esa parte de su obra que aún permanece desconocida para el público masivo demuestran que es absolutamente urgente y necesario reescribir la historia de la música con un enfoque crítico que incorpore la perspectiva femenina y profundice en la labor que han desempeñado las mujeres en el quehacer musical.

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