Las niñas se siguen desmayando en El Carmen de Bolívar.Hace bien Juan Manuel Santos en asumir directamente el caso y enviar a su ministro de salud, Alejandro Gaviria, a revisar “realmente qué puede estar sucediendo”, pues la comunidad insiste en atribuir la causa a la vacuna contra el virus del papiloma humano. Pero lamentamos que el presidente haya tardado hasta ahora para tomar la determinación, cuando ya el número de atendidas en el hospital del municipio supera las 300.
Nunca es tarde y más vale tarde que nunca. Urge atajar este problema, cuyos primeros reportes comenzaron en mayo, recrudecieron a mediados de agosto y desembocaron en bloqueos de vías y enfrentamientos violentos la semana anterior, cuando los habitantes rechazaron un primer informe del Ministerio de Salud que descartaba la asociación de la vacuna con los malestares de las niñas. Contaminación con plomo fue el diagnóstico de los análisis, pero no precisa cómo ni cuál es la fuente.
Falta una investigación más seria de la situación y una mayor celeridad para atenderla, y la Procuraduría General de la Nación ya ha requerido al Minsalud para que lo haga.
Confiamos en que el Gobierno logrará disipar las dudas, ya que mientras persistan, ponen en riesgo un importante programa de prevención en salud, como es el de inmunizar a las jóvenes del país frente al papiloma humano y la posibilidad de desarrollar cáncer de cuello uterino. Ya se han levantado voces que reclaman suspender la vacunación hasta aclarar las sospechas que despierta el biológico, una medida que resultaría riesgosa en Colombia, donde el mismo Minsalud reporta 6.800 contagios al año y 3.200 muertes por esta causa. La vacuna lleva ocho años de contar con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, FDA, y la Organización Mundial de la Salud, OMS. Así mismo, científicos colombianos y representantes del Gobierno Nacional han descartado su relación con los síntomas de las niñas de El Carmen.
En el Atlántico se han aplicado 70.000 dosis desde 2012, y no hay reportes de casos similares por cuenta del biológico. Sin embargo, es un producto que no ha estado exento de cuestionamientos sobre su seguridad en el mundo. El fenómeno de El Carmen pone de relieve la necesidad de que el Ejecutivo tenga una mayor capacidad de reacción para darle un verdadero parte de tranquilidad a la población.
Lo cierto es que el número de niñas que llegan al hospital de El Carmen aumenta día a día, que al menos a 10 de ellas se les confirmó intoxicación con plomo aunque no se conozca por cuál vía, y que falta una explicación científica para conocer si estamos ante un caso de histeria colectiva.
Este municipio, en el corazón de los Montes de María que tan golpeados han sido por el conflicto, agradecería mucho que el compromiso que ha anunciado el presidente Santos con la Región Caribe se vea reflejado en la atención efectiva de sus necesidades y prioridades. Y las niñas desmayadas son una. La presencia del Estado no se reduce solo a la construcción de más vías.