
En medio de la crisis que se ha vivido en estos días en nuestra ciudad, lo primero con lo que se ha asociado el fenómeno del mototaxismo es con los altos niveles de desempleo y la reducida calidad de la empleabilidad existentes en el país.
El trabajo es uno de los factores generadores de paz en cualquier sociedad. Goethe decía claramente que “una vida ociosa, es una muerte anticipada” . El trabajo dignifica y moraliza, lo corroboraron nuestros antepasados. Las bajas tasas de desempleo representan prosperidad y calidad de vida.
No obstante una de las grandes frustraciones de la economía colombiana ha sido el alto nivel de desempleo que golpea, especialmente, a las clases más desfavorecidas de la población y a los jóvenes, ocasionando situaciones sociales irregulares como el fenómeno del moto-taxismo oficial al cual se han dedicado miles de desempleados en nuestra ciudad y en toda Colombia.
Algunos aspectos que atañen a esta descarnada problemática social del mototaxismo se vieron reflejados en los resultados del ‘Panorama Laboral 2010, América Latina y el Caribe’, que hace pocos días presentó la Organización Internacional del Trabajo con datos sobre el comportamiento del empleo y los mercados laborales en el 2010 y proyecciones continentales para el 2011.
En el marco de esta presentación se destacaron algunos desafíos en materia de empleo en la región para el 2011, los cuales inciden en la aparición de algunas ocupaciones, sub-empleos y ‘rebusques’ entre los que se puede ubicar el mototaxismo y que no reúnen las condiciones de estar en la categoría de trabajo decente con las calidades exigidas por la OIT, pues ponen en peligro la integridad física y mental de quien la ejerce y la de otros seres.
El primer descalabro en el lánguido panorama laboral nuestro, además del alto desempleo, es el de que Colombia resultó ser el país con el mayor índice de desempleo entre personas de 15 a 24 años pues, hasta octubre del 2010, existía una tasa de 24 por ciento, seguida por Uruguay y Ecuador.
Por sexo, Colombia es uno de los países con mayor índice de desocupación entre las mujeres (14,8 por ciento) siendo solo superada por Jamaica y República Dominicana. En lo que respecta de trabajo independiente, en el que Colombia tuvo uno de los mayores crecimientos anuales, con 6,5 por ciento, después de Perú y Venezuela.
Haciendo una minucioso análisis de estos datos, encontramos que son preocupantes las cifras reveladas por el estudio. A lo cual se añade que en Colombia solo perciben el salario mínimo cuatro millones de trabajadores, mientras que otros siete millones, según el Banco de la República, devengan un ingreso por debajo del mínimo, que no cubre los gastos de la canasta familiar. En ello influye la informalidad laboral en el país que ya supera el 58%. Según el Dane, el aumento del subempleo es tres veces mayor que el del empleo.
Eso hace que en la búsqueda del tan anhelado trabajo decente las personas dedicadas al sub-empleo se encuentran con un mercado laboral que contiene ese otro gran problema de la informalidad en el que persisten unos niveles del 30 por ciento en evasión dentro del empleo formal en los aportes a la seguridad social.
La consecuencia directa más grave de esta situación es el bajo nivel de cobertura de la seguridad social en lo que respecta a la afiliación a un sistema de salud, el aporte a un fondo de pensiones y la protección de riesgos profesionales indispensables para considerar empleo como decente y de calidad.
En síntesis, para atacar el problema del mototaxismo generalizado en Colombia, simultáneamente al Decreto bien-intencionado de la limitación de este oficio, resulta urgente que los planes de generación de empleo que oportunamente ha anunciado el distrito se cumplan a cabalidad. Ofrece garantías sin duda el nombre de Luis Alexánder Moscoso al frente de este programa. Fue él quien lideró, con altísimo sentido social, la igualación de la salud en Barranquilla y el programa bandera del Alcalde Char, como fue la expansión y optimización de hospitales y centros de salud.
Con esto se podrá garantizar condiciones ocupacionales adecuadas para impulsar el desarrollo, mejorar la calidad de vida de los moto-taxistas y de muchos hogares colombianos, acabar con la proliferación de muchas de estas ocupaciones subnormales y ocupar un mejor lugar en el concierto laboral latinoamericano.
Pero la administración local debe entender que una cosa sin la otra no funciona.
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