Ser hija única hasta los nueve años le permitió a Diana Guerrero Diab viajar por el país y conocer otros. Sus padres tenían que hacerlo por compromisos laborales y, para no dejarla sola, se la llevaban con ellos. Esta barranquillera, criada en Bogotá, conoce Colombia desde Punta Gallinas (La Guajira) hasta el Amazonas. Lo considera vital, pues dice que 'para poder hablar con propiedad de su tierra, tienen que conocerla' e incluso, antes de salir del país, primero 'hacer el tour' dentro.
Su lugar favorito de Colombia es San Andrés por sus playas que considera 'las más bellas' del país. También resalta el archipiélago de las Islas del Rosario pues es un lugar en el que 'realmente se descansa y se disfruta de playas agradables'. Sin embargo, su sitio soñado para conocer quedaba del otro lado del mundo y era París. Antes de visitarlo ya conocía ese país de tanto leer sobre él y verse, hasta tres veces, la película ‘Medianoche en París’ (2011) de Woody Allen.
Para ella, viajar es una experiencia única e inolvidable que 'todo el mundo' debe vivir. Disfruta hacerlo sola, pues su esposo no puede acompañarla en sus largos recorridos en avión por salud y sus dos hijas hicieron sus vidas fuera del país. No es un problema, pues, a donde llega, hace amigos que permiten que su estadía sea más llevadera. Le atribuye esa cualidad a su 'espíritu joven' que dice tener por 'haber educado a tantos jóvenes' en su trayectoria como docente universitaria.
Siempre viaja en otoño, entre octubre y noviembre, porque la considera 'la mejor época y más económica del año'. En 26 días recorre siete capitales de Europa con sus conocimientos básicos en italiano y francés. No se vara, pues siempre lleva un diccionario a la mano. Tampoco se decanta por un lugar favorito, pero entre los que destaca están París, Florencia y Valencia, en Europa.
Diana, desde su experiencia, recomienda que si es la primera vez que viajan a ese continente, compren un paquete de tour con una agencia de viajes que les incluya todos los gastos. Desde que se pensionó invierte su tiempo y dinero en conocer nuevos destinos, sobre todo en el continente europeo, que es su favorito. Por eso, invita a todo el que puede a hacer lo mismo, sobre todo a los jóvenes y a los pensionados como ella.
'Hay gente que le da miedo. Nosotros en Colombia no tenemos cultura pensional. Creemos que la pensión es para reconstruir nuestra casa y no señor. Ya hicimos todo eso. Yo estaba dudosa entre cambiar los pisos del apartamento o irme de viaje. Cerré los ojos y dije que me iba de viaje. Ahí están los pisos, aún no los he cambiado, pero si no aprovecho ahora, ¿cuándo? Es la hora de decidirse. Hay muchas posibilidades y facilidades'.
Sobrevivir al coronavirus
En febrero de este año ella y su esposo, Julio Cepeda, fueron diagnosticados con coronavirus. Diana fue la más afectada y duró 21 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Antes de ingresar se encomendó a la Virgen Inmaculada Concepción y dice que, estando allá adentro, 'nunca' perdió la calma.
'Fue una experiencia muy dura, hemos perdido muchos familiares, muchos amigos y conocidos. (...) Yo, que vivo con mi esposo acá solitos, nos comunicamos por videollamadas con mis nietos y mis hijas todos los días. Hay más comunicación ahora en esta pandemia que antes'.
Actualmente ambos están fuera de peligro y sin secuelas. Tras 90 días de espera, podrán vacunarse contra la Covid 19. Luego de este crítico suceso está a la espera que reabran las fronteras de Europa para volver, aunque sus hijas, Yamile y Juliana Cepeda Guerrero, tienen entre sus planes viajar a Acapulco (México) o Aruba y 'lo más probable' es que se dé ese viaje familiar. Sus fracturas de tobillo y varias caídas no han sido impedimento para que Diana camine por calles enteras de historia y entretenimiento. Por eso, sale siempre con zapatos cerrados que le permiten aguantar las distancias y espera seguir haciéndolo porque 'uno tiene que viajar y conocer antes de que las piernas fallen'.
La ‘profe viajera’
Durante 20 años ejerció como docente en la Universidad Autónoma del Caribe dictando la cátedra de Mercadeo y Publicidad. Entre sus dinámicas de clase tenía una temporada en la que viajaba junto a un grupo de estudiantes a diversos rincones de la Costa Caribe con todos los gastos pagos. El único requisito era estar entre los mejores 17 promedios de la clase. Ella conseguía los patrocinios de hotel, transporte y alimentación, y los estudiantes de pelearse los cupos.
'Nosotros hacíamos promoción del lugar donde estuvimos en todos los aspectos: cultural, turístico, etc. Pasaban por Telecaribe y por la revista que yo manejaba en esa época en la universidad (...) Era una cátedra muy interesante y muy divertida. Así fue que me llamaron ‘la profesora viajera’, porque los viernes no íbamos a clases sino que nos tomábamos el día para irnos a cualquier destino todo el fin de semana'.
El último viaje por el Caribe fue a Mompox (Bolívar) hace 20 años. Tuvo que bajarle a la intensidad de sus clases tras vivir un cáncer de mama que la obligó a renunciar a dos de sus tres cátedras en diversas universidades y a reducir sus horas en la Uniautónoma.
Sus días dedicados a la docencia terminaron hace tres años, pero sus viajes no paran. Se considera una 'pensionada activa' porque lo que más le gusta es 'la asesoría pedagógica y la promoción de todos los lugares de Colombia'.





















