Un tesoro escondido donde todos lo ven. Vanessa Galindo Saavedra es una bogotana que desde hace tiempo viene esquivando los impedimentos y posicionando al Atlántico como un referente nacional en la Gimnasia Rítmica. Su rendimiento ha sido espectacular en un deporte que no suele llevarse todas las luces.
Pocos lo saben y la conocen. Sin embargo, Vanessa no solo es una de las mejores gimnastas del país, sino que viene de obtener cinco medallas de plata para el Departamento del Atlántico en el más reciente Campeonato Nacional de Gimnasia Rítmica celebrado en Sogamoso, Boyacá.
Luces, cámara y acción. Una frase que a priori puede describirnos muy bien la realidad de una gimnasta. Deportistas que viven el presente. Su presentación tanto física como práctica debe ser impecable. Llevan las cosas paso a paso. Salto tras salto. Acrobacia tras acrobacia. No hay tiempo para arrepentirse de alguna mala movilidad, ni de una ejecución deficiente.
Ante un deporte de tanta precisión y concentración, pareciese incoherente escuchar el relato de alguna gimnasta que haya llegado al mismo por accidente. No obstante, la historia de Vanessa se sale de los estándares normalmente establecidos.
Enérgica de linaje. El sedentarismo no era posibilidad remota en la mente de una Vanessa que con cinco años empezaba a marcar su camino. Los zapatos le incomodaban. Su gusto por estar descalza y caminar en punta de pie hizo decantar a los padres por inscribirla en una academia que no duraría mucho en su corazón, el Ballet.
La efervescencia sólo duró dos años. La ruta se alineaba hacia un camino con la misma elegancia de los grandes shows de aquella danza solemne que tanto le gustaba a su madre Silvia Saavedra, pero con la intensidad de otras disciplinas probadas anteriormente como el BMX (herencia de su padre José Eduardo Galindo) o el patinaje (ejemplo de su hermana). Fue justo en ese momento cuando nació la posibilidad de practicar la gimnasia artística.
El amor fue verdadero y perpetuo. Los entrenamientos poco a poco llamaban mucho más la atención que los estudios. Su responsabilidad por responder en ambos ámbitos nunca fue incongruente, pero los buenos resultados obtenidos como recompensa a las largas horas de entreno le daban mucha más satisfacción que ganar un examen.
Fue un llamado sin retorno. Un encanto definitivo. Galindo, aunque duró mucho convenciendo a sus padres, optó por continuar sus estudios virtualmente para no detener su proyección. Algo que en tiempos antes de la pandemia sí que era muy improbable. Las buenas noticias se dispararon. La bogotana empezó a marcar diferencia en los diferentes torneos.
Martha Pardo, entrenadora de la Selección Colombia de Gimnasia Rítmica, se fijó en ella y luego de sus primeros acercamientos no dejó lugar a las dudas. Su nombre siempre descansaba en los escogidos definitivos. Un crecimiento que fue recompensado por el reto de abrir las puertas de este deporte en la ‘Puerta de Oro’ de Colombia.
'Soy una barranquillera adoptiva. Le debo mucho al Departamento. Barranquilla fue la primera que creyó en mí y me siento muy agradecida. Atlántico nunca tuvo representación en gimnasia rítmica y al conocerme, desde hace tiempo, me lo propusieron. Encontré una ayuda mejor que la que tenía. La idea era abrir el camino y crear un semillero para que niñas netamente de la Costa puedan representar al departamento. Me siento muy feliz de hacer parte de esto, de ser un ejemplo a seguir y que las personas conozcan este deporte que muchas veces no es conocido o es confundido con otras disciplinas', afirmó Vanessa en diálogo con EL HERALDO.
El éxito no ha sido un peldaño impulsado por la suerte. Su familia también ha jugado un papel muy importante en los logros alcanzados. Todos se han puesto el overol. Desde llevarla a entrenamientos cuando tenía escasamente siete años a colaborar económicamente. Su abuela se comprometía voluntariamente a realizar cada una de sus trusas a mano alimentada por el sueño de su nieta de llegar a ser como la histórica Salome Pazhava.
La gimnasta actualmente es la segunda mejor dentro del ranking nacional. Además, viene de posicionarse en el puesto número ocho de América en los Panamericanos de Brasil, los cuales enfrentó con algunas dificultades físicas que arrastraba con anterioridad, y ocupó el escalafón 19 en la más reciente Copa del Mundo que se realizó en Bielorrusia.
'El proceso no termina. Nacionalmente tengo la meta de convertirme en la mejor gimnasta del país cuando representé al Atlántico en los próximos juegos nacionales. Estamos negociando con ellos para cerrar la contratación urgente de una buena entrenadora que nos guíe hacia ese proceso y, del mismo modo, mi sueño es París 2024. Es lo que más anhelo', afirmó.
Vanessa Galindo se encuentra en Bogotá preparándose para la pre convocatoria de la Selección Colombia que congregará a las seis mejores gimnastas del país para definir quiénes serán las representantes del combinado nacional en los Juegos Bolivarianos y del Caribe que se disputarán en Valledupar, los Juegos Panamericanos que serán en Paraguay y la próxima Copa del Mundo que tendrá lugar en España.