Como a mucha gente, a este columnista le ha caído como un alivio dentro del grande aprecio que siempre hemos sentido hacía Édgar Rentería, quien no es un pelotero más que el béisbol colombiano incrustó en su día en el ancho panorama deportivo que llaman ‘béisbol de las grandes ligas’, 15 o 16 años atrás, sino una figura dispuesta desde su primer día a permanecer entre los grandes del béisbol.
Rentería tiene ya unas cuantas cifras significativas de esa larga y grata permanencia en la cima de la pelota profesional de los Estados Unidos. No solo tiene sus spikes clavados en el historial de la ‘Gran Carpa’ como no se ha podido citar en otro pelotero colombiano, desde el ya casi no recordado Ñato Ramírez. Mentimos: desde el legendario Luis Castro, negado tan mezquinamente por los primeros que debieron saltar a la palestra en su reconocimiento.
¿Luis Castro? ¿Y quién fue ése? – eran las preguntitas despectivas, como de crasa ignorancia de los anales de un deporte que ha sido único en el mundo, en el mas escrupuloso registro histórico de todo aquel que pasó por un equipo de las Ligas Mayores, así hubiese sido por una temporada, o un mes, o una semana que en Yankilandia no cuenta el tiempo de militancia beisbolera, sino el hecho cierto y comprobado que vistió un uniforme de grandes ligas y ellos lo certifican al instante, desde 1856 hasta los días que caracolean en este perro mundo.
Édgar Rentería ya tiene cumplido el número de temporadas que no solo lo acreditan como el colombiano que mas ha permanecido en grandes ligas, sino en lo crematístico con el derecho adquirido y por nadie desconocido para retirarse del gran escenario como acreedor indiscutible de una jugosa pensión de parte del Sindicato de Peloteros Profesionales de Estados Unidos, con ‘coleguitas’ terrícolas que dan risa, como el Sindicato de Futbolistas Colombianos, donde nadie entrega ni una checa de cerveza como aporte sindical, por decir algo.
Como humano que es Rentería cometió el error de hablar de ‘retiro’, que es algo que no se debe decir jamás hasta el mismo día de producirse irrevocablemente, porque esos escualos (que eso son todos los dueños de clubes: unos tiburones en acecho) lo ‘cogen abajo’, que no es lo mismo hablar con un pelotero que respira béisbol por todos sus poros, que hacerlo con uno que habla de ‘retiro’. ¿Ah, sí? ¿Estás en el ‘tíbiri-tábara’? Te ofrecemos esto, por si decides continuar un añito más'.
Un abrazo para el gran Big leaguer barranquillero que, Dios mediante, no solo jugará este año, sino también el entrante.
Por Chelo De Castro