El cacao es el cultivo de la paz para los campesinos del sur de Córdoba
En esta zona del departamento los campesinos dejaron de vivir de la hoja de coca, para dedicarse a la comercialización de la semilla del cacao.
Anteriormente hablar de negocios, tráfico y comercialización en el sur de Córdoba era sinónimo de ilegalidad, de hoja de coca; sin embargo, actualmente esas palabras han adquirido un concepto más positivo para los habitantes de esta zona del departamento, quienes han decidido apostarle a la siembra del cacao como una manera de contribuir a la paz.
En el pasado la tierra solamente era sembrada de minas antipersonales, terror y casquillos de bala que sobraban de entre los persistentes enfrentamientos armados, pero actualmente los fértiles terrenos son abonados para la siembra del producto utilizado para la elaboración de uno de los más finos chocolates del mundo.
Aún persisten los temores y el accionar de grupos al margen de la ley que promueven la economía criminal de la hoja de coca como única forma de negocios, pero para unas 690 familias de los municipios de Tierralta y Valencia, subregión del Alto Sinú, esto es parte del pasado, pues le han apostado a la siembra y comercialización de la semilla del cacao.
“Dejar de sembrar coca para sembrar cacao fue la mejor decisión que tomaron muchas familias de los municipios de Tierralta y Valencia”, así lo asegura Juan Pardo Jaramillo, representante legal de la asociación Activa G10, una asociación integrada por 10 organizaciones pequeñas que actualmente hacen parte del catálogo de Negocios Verdes de Colombia, que trabajan bajo el lema “producir conservando y conservar produciendo”.
En total son 400 familias cacaoteras y 185 familias apicultoras las que integran la asociación, quienes eran guardabosques que se unieron en el año 2006 para conformar Activa G10, un negocio verde que cuenta con el visto bueno del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
“Estamos produciendo 500 toneladas de cacao al año, que son comercializadas a través de la Compañía Nacional de Chocolates, en los municipios de Tierralta y Valencia, que son municipios donde se desarrollan los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, Pdet. Muchas familias dejaron la siembra de cultivos ilícitos por la de cacao; una familia dejó de sembrar una hectárea de coca, y allí, inmediatamente, sembró una mata de cacao; podemos decir que es el cultivo de la paz”, explica Juan Pardo, mientras exhibe los granos de su producto.
A este proyecto se han vinculado recientemente unas 290 familias indígenas en 370 nuevas hectáreas, proyecto financiado con recursos de Colombia Sostenible.
“Además de la comercialización que tenemos asegurada con la Compañía Nacional de Chocolates, este negocio verde también ofrece un valor agregado, es decir tenemos nuestra propia fábrica en Tierralta para transformar el cacao, chocolate producido en la región del Alto Sinú”, narra orgulloso el empresario.
Alex Antonio Ayala Alemán es otro campesino dedicado a la siembra del cacao, lo que lo ha destacado entre los 50 mejores cacaoteros del mundo.
“El cacao para mí lo es todo, es amor, es dulzura, es esperanza. Todos los logros que he conseguido en tan poquito tiempo se los debo al cacao. Nunca pensé que a mis 50 años que voy a cumplir este sembrado se convirtiera en algo tan importante para mí, no solo en lo personal, sino para mi entorno y para todas las personas que he llegado a conocer a nivel mundial”, dice.
En un espacio de 1.4 hectáreas de tierras que compró con sus últimos ahorros, Alex se dio una nueva oportunidad, pues la pandemia generada por el covid-19 fue la estocada final a todos los mermados negocios que a duras penas le habían dado el sustento durante décadas.
“Yo me dedicaba al comercio, a la ganadería, y vivía en Bogotá, pero hace unos años decidí regresar a Valencia, Córdoba, mi pueblo natal, porque la situación económica se me puso crítica en la capital”, dijo.
Alex Ayala también es un sobreviviente de la violencia que azotó a Córdoba durante los años 90, tiempos en los que los grupos armados solo sembraban horrores a su paso por las fértiles tierras en el Alto Sinú.
“Huyendo de la violencia, me fui para Bogotá, allá conocí a mi esposa Luz Marina Peña Beltrán, con quien tengo cuatro hijos. Recientemente ella y mi hijo de 14 años decidieron venirse para vivir junto conmigo en Valencia, mientras que los otros tres hijos mayores se quedaron en la capital del país, donde estudian y trabajan”, manifestó.
Si bien Alex ha aprendido a manejar los conceptos técnicos en el mundo del cacao, se considera un neófito en la materia.
“A pesar de los consejos de mi mamá, Lenis Alemán, para que sembrara cacao, yo nunca le había parado bolas, hasta que un día el Ministerio de Agricultura llegó por acá regalando semillas para los campesinos y yo decidí tomar algunas y sembrarlas en el lote que había comprado con mis últimos ahorros, pero fue por no dejar”, reconoció.
El dinero solo le alcanzó para comprar el terreno, y al no tener un techo en el que pernoctar se fue a una pieza que le fue habilitada en la casa de su mamá.
Tras secar el cacao, Alex lleva el producto hasta las oficinas de las asociaciones locales que le compran el producido para mandarlo a cualquier ciudad del país o del mundo donde surjan los pedidos.
“Creo que el cacao es un producto que se puede monetizar más fácil, no es como el maíz que para poder coger siquiera un millón de pesos la persona tiene que vender más de una tonelada, pero en cambio con el cacao, con 100 kilos que se vendan se puede facturar un poquito más, esa es la diferencia”, dijo Alex, convencido de que en cuestión de negocios “las cuentas son claras y el chocolate espeso”.
Por ser una zona afectada históricamente por la violencia, el municipio de Valencia ha sido incluido dentro del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial, Pdet.
“Estamos viendo los resultados, hoy sembramos futuro, sembrando paz, estoy muy feliz y esperanzado por lo que se viene en estos premios. Que el triunfo sea de todos los campesinos de Valencia” afirmó Ayala.
De acuerdo con Katia Flórez, directora de la Oficina de Negocios Verdes del Minambiente, se pasó de 3070 a 4000 emprendimientos amables con la naturaleza en el país, como Activa G10, del sector de agrosistemas, que se ubica en la categoría de bienes y servicios sostenibles provenientes de los recursos naturales.
Estos emprendimientos responden a la agenda climática que en Colombia y el mundo han venido defendiendo y promoviendo el presidente Iván Duque y el ministro de Ambiente, Carlos Eduardo Correa, que es un ejemplo por sus metas de reducción de emisiones, que avanzan a mediano y largo plazo con el apoyo de los sectores privado y público, de organismos internacionales y diversas comunidades en todo el país, para luchar contra la deforestación y mitigar los efectos del cambio climático.
De estos negocios verdes, que buscan alternativas sostenibles para obtener ingresos y al mismo tiempo proteger el medio ambiente, en Córdoba hay 150 avalados por la autoridad ambiental regional y el Ministerio.
Precisamente Esteila Argumedo González, coordinadora regional de la ART, los principales logros para la subregión del Sur de Córdoba se enmarcan en 15 proyectos productivos y ambientales por valor de $74.788 millones.
“De estos, seis proyectos iniciaron su implementación en líneas productivas como el cacao, sacha inchi y papaya, y en el sector ambiental para la recuperación de áreas degradadas. La mayoría de estos proyectos tienen enfoque étnico y están en los municipios de Tierralta, Puerto Libertador y San José de Uré”, sostuvo.
Así mismo, hay en marcha 17 proyectos con recursos de Ocad Paz por un valor de $243.323 millones para el sector transporte, agua potable y saneamiento básico, educación, agricultura y energía.
Por su parte, Juan Carlos Zambrano Arciniegas, director de la Agencia de Renovación del Territorio, señaló que el Gobierno nacional ha movilizado $13,1 billones para implementar los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, Pdet, en los 170 municipios priorizados por ser los más golpeados por la pobreza y la violencia.
“Con estos recursos se han puesto en marcha 3.354 proyectos orientados a mejorar las condiciones de vida de más de seis millones de personas que habitan estos territorios, estabilizar y transformar estas regiones. Un monto que no hubiese sido posible en estos territorios sin el esfuerzo no solo de la ART, sino de todas las entidades del Gobierno nacional, el sector privado, la cooperación internacional y las comunidades. Es mucho el camino que nos queda por recorrer, lo más importante es que fortalezcamos esos grandes avances y logros obtenidos entre todos como equipo de trabajo. Siempre bajo la lógica de la implementación del Pdet como un asunto de todos los actores nacionales y territoriales”.
Los sectores con mayores inversiones son transporte con 981 proyectos por $3,5 billones; minas y energía con 186 proyectos por $1,8 billones; agricultura y desarrollo rural con 407 proyectos por $1,7 billones; inclusión social y reconciliación con 192 proyectos por $1,2 billones; vivienda y saneamiento básico con 153 proyectos por $1 billón; y educación con 562 proyectos por $801.602 millones.