'Solo visitas, promesas y recolección de firmas', así es como definen los campesinos de la vereda Gallo a la zona veredal transitoria para la dejación de armas de los integrantes del frente 58 de las Farc, que desde el pasado 2 de febrero, al mando de Jovermán Sánchez, ‘el Manteco’, están protegiéndose de la lluvia y del sol en cambuches de plástico y tela, a la espera que terminen de construir el campamento.
La radiografía de lo que lo que pasa actualmente en Gallo, que hace parte de las 26 zonas transitorias del país para el proceso de paz con la guerrilla de las Farc, la describe Fanor Alarcón, líder cívico de esa apartada población cordobesa, ubicada a hora y media de Tieralta y cuyo viaje solo es posible en una chalupa con motor fuera de borda.
'El campamento en Gallo no está terminado, aunque se nota actividad diaria, pero con el tema de la comunidad la cosa está grave, especialmente en lo que tiene que ver con la salud, incluso, después de recoger firmas para el envío de toldillos que ayudarían a prevenir el paludismo, no ha pasado más nada', relata Alarcón.
El nativo asegura que el brote de paludismo no se ha controlado, incluso, sus estadísticas dan cuentas de al menos tres personas enfermas por cada una de las 53 familias que habitan en esa selvática población, perteneciente al corregimiento de Crucito.
'Estamos inconformes con las brigadas de salud que realizan, porque reconocen, diagnostican y no llevan medicina, entonces no sabemos para qué las hacen. Lo que está pasando es grave, pero ninguna entidad estatal se presenta a tomar decisiones, como la fumigación en las viviendas, otra de las promesas que no se han cumplido. Los toldillos los estamos esperando desde hace tres meses y nadie da razón', precisó el líder de Gallo.
Ese contagio también afectó hace un mes a los 120 guerrilleros del frente 58 que permanecen en Gallo. Al menos el 40 % de los combatientes padecieron la enfermedad y algunos debieron ser evacuados de emergencia al hospital San José de Tierralta.