Presidente Petro, estos problemas no se resuelven con titulares de prensa ni con acuerdos burocráticos con los congresistas costeños de su coalición de gobierno, sino, con los empresarios y el sector privado.
Es la única manera de competir con los costos de producción y productividad de los agricultores de países con los cuales hemos suscrito 18 Tratados de Libre Comercio (TLC). Es un plan de inversión productiva que se recupera en el corto plazo. En vez de estar repartiendo subsistidos con criterio político a la gente que no trabaja, inviértanlos en la gente que trabaja y genera empleos.
En Colombia, se está haciendo todo lo contrario. Acá existe el mito de que nuestras tierras, son ideales para todo tipo de cultivos. Sembramos en las montañas y criamos ganado en la planicie, aprovechando menos del 13,5% de los 39 millones de hectáreas con potencial agrícola. De los 5.3 millones de hectáreas que se cosechan en Colombia, alrededor del 50% se encuentran sembradas en zonas donde las condiciones climáticas y de suelos no son compatibles con los cultivos.
Claramente, la revolución tecnológica es un proceso creciente y a la vez imparable que afecta a todos los negocios, independientemente al sector que pertenezcan. Como consecuencia de este fenómeno, en el sistema financiero, los bancos y fondos de inversión globales, están ajustando sus estrategias, para situar sus productos o servicios financieros, en cualquier parte del mundo donde existe demanda potencial.