El Heraldo
Un médico mide la temperatura a un indígena del Amazonas. Cortesía
Colombia

Los casos de COVID-19 se desbordan en Amazonas

El departamento tiene 430 casos confirmados de coronavirus y no cuenta con UCI para adultos.

La historia se repite para los indígenas de la Amazonía. Si antes fue la viruela, la gripe o el sarampión, ahora los habitantes ancestrales del pulmón verde del planeta se enfrentan al coronavirus nuevamente desprotegidos y vulnerables, pero esta vez han decidido no morir en silencio.

“Nuestro pueblo está muriendo, es devastador”, lamentó a Efe el patriarca tradicional de la etnia kokama, Edney Samias, quien advirtió del riesgo de un “genocidio”; en caso de no recibir ayudas “urgentes” para frenar el avance del virus.

A pesar de las repetidas advertencias del peligro que corrían y de haberse aislado en sus territorios, la pandemia los ha alcanzado igualmente. Ya son 40 los indígenas fallecidos y 679 los contagiados por el COVID-19 en la Amazonía, según el registro de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica).

Las dramáticas consecuencias afloran implacables en la triple frontera de Brasil, Colombia y Perú sobre el río Amazonas. A cada lado se repite el mismo grito desesperado de auxilio.

En esta remota región de selva las fronteras son un ejercicio de imaginación. El control migratorio es casi nulo, y con esa facilidad el virus se ha extendido a tres bandas.

Casos en Colombia

Los casos confirmados de coronavirus  en los últimos 20 días en Amazonas ya suman 430 personas, mientras que este departamento carece de unidades de cuidados intensivos (UCI) para adultos.

El pasado 29 de abril el gobernador del Amazonas, Jesús Galdino Cedeño, envió un desesperado pedido de auxilio al Gobierno nacional por la rápida propagación que ha tenido el virus en el departamento, a pesar de que su primer caso se registró a mediados de ese mes cuando el país ya estaba en cuarentena.

En ese departamento “es muy grande el crecimiento de la curva del coronavirus”, dijo el gobernador, quien agregó que por estar al lado de la ciudad brasileña de Tabatinga, “los contagios han crecido de forma exponencial”.

“Hay gente que no tiene para tomarse una acetaminofén para el dolor de cabeza o la fiebre. Si en Leticia no se ha respondido de manera eficiente, no me imagino las dificultades que hay en los corregimientos (caseríos)”, dijo a Efe el coordinador de la Comisión Técnica Indígena, Omar Cubeo.

Las alarmas también están encendidas en los caseríos indígenas de la Amazonía colombiana, a los que solo se puede llegar navegando durante horas por caudalosos ríos o en avioneta. En algunos solo existe, con suerte, un pequeño puesto de atención de salud.

“Los médicos tampoco quieren ir a Leticia por la situación tan precaria, no tenemos cómo atender la emergencia”, dijo a Efe la comisionada nacional de Comunicación de los Pueblos Indígenas de la Macroamazonia, Nely Kuiro. En Leticia incluso renunciaron una veintena de médicos por no contar con protección suficiente.

Hace ocho días a Cubeo le practicaron en su casa una prueba de descarte de coronavirus, y desde entonces espera los resultados del examen sin que ninguna autoridad sanitaria vigile su caso.

“Hasta el momento no he sabido nada de los resultados. Nadie se ha acercado a hacer una evaluación de mi caso”, denunció el líder indígena, que presenta notables síntomas de enfermedad respiratoria.

Las pruebas de esas regiones son enviadas a Bogotá por avión, pero, como los aeropuertos están cerrados, no se pueden mandar a diario.

“Las cifras se dispararon de un día para el otro. Leticia cuenta con un hospital cascarón que no sirve para nada. Hay 700 pruebas represadas y cuando se dan los resultados de una ya han pasado 20 días o un mes”, agregó.

Preocupación creciente

La rápida propagación del virus es algo crítico para la Amazonía colombiana porque se trata de un departamento con una población pequeña, cercana a los 80.000 habitantes.

“Estamos realmente preocupados. La pandemia ha hecho ver la realidad y el abandono de los pueblos indígenas amazónicos. Es una discriminación con nuestra población”, dijo a Efe el coordinador general de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac), Julio López.

También preocupa que todavía se permita el tránsito de embarcaciones desde Brasil, desde donde creen que se han importado gran parte de los contagios.

Para la Opiac, la única forma de evitar el contagio es aplicando un aislamiento total, como hicieron algunos líderes con sus comunidades, “pero ha sido muy complicado en las poblaciones indígenas en las que se tiene que coordinar con las autoridades nacionales”, señaló López.

Un conglomerado

El Ministerio de Salud aseguró que la elevada cifra de contagiados confirmada del pasado jueves en el Amazonas(188), que fue la mayor del país, se debe a que ese selvático departamento “es un clúster con vigilancia epidemiológica intensificada”.

“Hay varias comunidades indígenas (Yoi, Arara y Zaragoza) y se han tomado varias muestras comunitarias y en el hospital (de Leticia, la capital departamental)”, añadió la información.

Con 430 enfermos en un territorio que tiene tan solo cerca de 80.000 habitantes, el Amazonas es la región colombiana con mayor proporción de contagios.

Los casos de COVID19 equivalen al 0,6 % del total del Amazonas y el departamento es el séptimo del país en contagios totales, superando a regiones mucho más pobladas.

Renuncia masiva en hospital

Al menos 25 enfermeros de la ESE hospital San Rafael de Leticia presentaron renuncia a sus cargos desde el pasado jueves ya que argumentan que no tienen insumos para atender a los pacientes contagiados con coronavirus.

Un vocero de los auxiliares y técnicos de enfermería habían señalado que también les preocupa la escasez de dotación para el personal de la salud. El pasado 20 de abril unos 30 médicos y enfermeros también habían presentado su renuncia por las mismas circunstancias a lo que se sumó que los desalojaron del hotel en el que se quedaban para evitar poner el riesgo la salud de sus familiares.

Con corte al 23 de abril, la capacidad instalada en el departamento es de 68 camas (27 en el Hospital San Rafael y 41 en la Clínica Leticia), en cuidados intermedios se cuentan con cuatro camas en cada institución. Sin embargo, no registra capacidad UCI para adultos.

Fallece diputado

El diputado indígena del Amazonas y miembro del Consejo de Disciplina de la OPIAC, Camilo Suárez, falleció ayer en Leticia en un caso considerado sospechoso de COVID-19. El dirigente político estaba a la espera de los resultados de la prueba. Sobre este caso el vocero de Alianza Verde, Antonio Navarro Wolff publicó en su cuenta de Twitter: “Falleció en Leticia, Amazonas, el diputado de Alianza Verde Camilo Suárez. Esperaba una ambulancia que lo llevara al hospital por COVID-19 y ésta se tardó demasiado Le dió un infarto. Abrazo solidario a los suyos Y  @MinSaludCol  a fortalecer el servicio de salud allá!!!!”.

Recientemente también había fallecido un periodista de 70 años de edad llamado Paco Lasso, con síntomas asociados a la enfermedad. Lasso era conocido por su trabajo la protección del ecosistema selvático del Amazonas. La Organización de Indígenas de Colombia (ONIC) ha señalado que la Amazonía está “en grave riesgo” y que se requiere de la ayuda del Estado. “Es increíble que en un departamento como el #Amazonas, con el mayor índice de mortalidad por #COVID-19, los pocos recursos disponibles se los esté llevando la corrupción. ¡Tenemos la lupa puesta en esta zona de frontera”, publicó en su cuenta de Twitter el procurador general, Fernando Carrillo.

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