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 El expresidente Álvaro Uribe Vélez es una figura controvertida, como casi todas las figuras políticas en el país, pero lo que nadie puede negar es que se trata del líder político más importante de los últimos 20 años en el país: fue presidente ocho años, puso a su sucesor, Juan Manuel Santos, y también al mandatario que le siguió, Iván Duque, y en torno a su figura se gestaron dos partidos políticos que hoy siguen siendo mayoritarios en el Congreso: La U y el Centro Democrático.

Nació en Medellín el 4 de julio de 1952 dentro de una reconocida familia de ganaderos, hacendados y empresarios, es abogado de la Universidad de Antioquia y cursó estudios en administración, gerencia y negociación de conflictos en la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard. Trabajó en las Empresas Públicas de Medellín, en el Ministerio de Trabajo y la Aeronáutica Civil, y fue además miembro del Partido Liberal, alcalde de Medellín, senador y gobernador de Antioquia.

Llegó a la Casa de Nariño en 2002 con su movimiento Primero Colombia, logrando el 54 % de los votos a su favor. Su mayor legado, la política de seguridad democrática, que para muchos pacificó al país de las horribles noches desde finales de los ochentas hasta principios del Siglo XXI, es también su mayor polémica por los señalamientos que se le hacen desde algunos sectores por presuntos nexos con grupos paramilitares y por las ejecuciones extrajudiciales o mal llamados ‘falsos positivos’ que ordenaron mandos militares en la década del 2.000, que la JEP ha cifrado en 6.402 casos.

Durante su gobierno el secuestro se redujo de 2.282 casos a 213 casos por año y los homicidios disminuyeron de 29.000 a 16 000. La inflación era de 7 % en 2002, pasando a 2 % al final de su mandato. La tasa de desempleo pasó de casi 16 % a 11 % y la inversión extranjera pasó de US$2 mil millones anuales a US$7 mil millones en el mismo periodo. El Producto Interno Bruto, PIB, de Colombia creció un promedio de 4,47 % al año y Colombia fue uno de los tres países que tuvieron crecimiento económico positivo durante la crisis mundial de 2008.

También condujo el proceso de paz de los grupos paramilitares y mediante la Ley de Justicia y Paz consiguió que entre 2002 y 2010 se desmovilizaron cerca de 53.810 miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia. También adelantó procesos de paz fallidos con el ELN y las FARC, pero su lucha contra el terrorismo, para algunos, fue el preámbulo para que Santos, quien fuera su ministro de Defensa y con quien se trenzó eventualmente en una recia disputa política sobre todo por los diálogos de paz, pudiera una década después desmovilizar a las FARC y ganar el Premio Nobel de Paz

Pero su gobierno fue así mismo criticado por diversas organizaciones debido a presuntas violaciones a los derechos humanos, el 30% de los congresistas que lo apoyaron fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia por ‘parapolítica’ y un alto número de sus funcionarios se vieron envueltos en escándalos judiciales como la ‘yidispolitica’, donde se compraron votos en el Congreso para aprobar la reelección; el programa Agro Ingreso Seguro, AIS, donde propietarios de tierras fraccionaron sus predios para acceder a múltiples subsidios; y las ‘chuzadas’ del extinto DAS, en el que se interceptaron comunicaciones telefónicas y se realizaron seguimientos a opositores, magistrados, periodistas y defensores de derechos humanos. Y el propio Uribe ha tenido varias decenas de investigaciones ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara, la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía, y de la mayoría ha salido avante.

Sin embargo, Uribe Vélez siempre ha tenido un poderoso caudal electoral y en todos los rincones del país le profesan gran afecto millones de colombianos. Tanto así que, en oposición a Santos, fundó el Partido Centro Democrático y fue elegido senador en el mismo en 2014, y luego en el 2016 fue el principal líder de la ganadora campaña por el No en el plebiscito sobre los acuerdos de paz.

En el exterior y en el país es considerado por muchos como el político colombiano más influyente de lo corrido del siglo XXI. Está metido en las lides políticas desde la década de los setentas, cuand fue concejal liberal de Salgar, Antioquia. Luego, en 1977, cuando era presidente el liberal Alfonso López Michelsen, fue nombrado por el entonces ministro de Trabajo, Óscar Montoya, de quien años después se hicieron públicos sus vínculos con el narcotráfico.

Durante el gobierno de Julio César Turbay, a sus 28 años de edad, fue nombrado director de la Aeronáutica Civil tras el asesinato del anterior director Fernando Uribe Senior, y durante su gestión se finalizó el edificio del Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz de Barranquilla, se dio inicio a la operación nocturna del Aeroopuerto de Palonegro en Bucaramanga, se creó el Aeropuerto Internacional Camilo Daza de Cúcuta y se construyó el Puente Aéreo de Bogotá en el Aeropuerto Internacional El Dorado. El inmolado ministro de Justicia de entonces, Rodrigo Lara Bonilla, cuestionó las licencias otorgadas durante la gestión de Uribe que habrían podido facilitar rutas del narcotráfico de Pablo Escobar, Carlos Lehder y el clan Ochoa.

Como senador fue promotor de proyectos de ley de reindulto a los exguerrilleros del Movimiento 19 de abril (M-19) por la Toma del Palacio de Justicia e impulsó la creación de mecanismos de amnistía política para los guerrilleros de esa agrupación. Así mismo, promovió la Ley 100 de 1993 o del Sistema de Seguridad Social, que sigue vigente y regula la salud en Colombia.

En 1994 el gobierno de Ernesto Samper ejecutó la creación de las Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural (Convivir), promovidas por el gobierno de César Gaviria con la finalidad de crear un nuevo instrumento de participación comunitaria enfocado hacia el logro de la paz y la seguridad en el campo. Ante esto Uribe fue uno de los mayores defensores de esta figura jurídica argumentando que las Convivir trabajaban fundamentalmente en inteligencia, dejando la parte operativa a la fuerza pública asegurando que los miembros no tenían armas de largo alcance. Pero estos grupos fueron señalados como el origen de los grupos paramilitares y son asociadas con varias atrocidades.

Ya en la presidencia, aparte de las políticas de seguridad, a finales de 2002, el gobierno de Uribe hizo una reforma laboral que redujo sustancialmente los pagos de las empresas en materia de horas extras, nocturnas, recargos nocturnos y días festivos. Y además Colombia es uno de los países con mayor flexibilidad laboral en materia de contratación y jornadas de trabajo.

Durante su mandato, las relaciones políticas con la Venezuela de Hugo Chávez fueron inicialmente cordiales, aunque se deterioraron por el apoyo de Uribe a George Bush, en los Estados Unidos, y por las políticas de seguridad democrática. Y en 2007 las relaciones entre los dos mandatarios se deteriorarían definitivamente después de que Uribe autorizara la mediación de Hugo Chávez en un acuerdo humanitario y que tres meses después interrumpiera dicha mediación. También hubo un impase diplomático en 2008 con el entonces presidente del Ecuador, Rafael Correa, por cuenta de la Operación Fénix, que se trató de una aparente incursión de las Fuerzas Militares de Colombia dentro de territorio ecuatoriano para abatir al comandante de las FARC alias Raúl Reyes.

Y las relaciones entre el poder Ejecutivo y Judicial durante el gobierno de Uribe, y particularmente con la Corte Suprema de Justicia, fueron tensas, a raíz del escándalo de la ‘parapolítica’.

No han sido pocos los reconocimientos a Uribe Vélez dentro y fuera del país, como el del senador de mejores iniciativas (1992); el Premio Gold Mercury de la Paz y la Seguridad (2009); mejor dirigente Político Iberoamericano de la década, premio otorgado por el Comité Editorial del Grupo Intereconomía (2010); El gran colombiano, a través de un concurso realizado por History Channel (2013); Premio de liderazgo Internacional, otorgado por el Instituto de Liderazgo Hispano del Congreso de los Estados Unidos (2015); el primer lugar entre todos los Senadores de la República (2015) y el Premio Revel Líderes.

Entre los últimos episodios que tienen que ver con la relevancia internacional, y sobre todo en los Estados Unidos y los sectores republicanos de ese país, es que en el más reciente informe del Comité de Asignaciones de la Cámara, en el que se avala un recorte del 50% a los recursos de ayuda de ese país para Colombia en 2026, se hace un llamado de atención, liderado por el representante republicano Mario Díaz-Balart, sobre la “persecución” e “irregularidades”, se lee, de las que es objeto el expresidente Uribe en el proceso que se le sigue por presunta manipulación de testigos y en el que este lunes se sabrá el sentido de fallo.