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Durante la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Afrodescendientes, realizada este viernes 25 de julio en las instalaciones del auditorio de la Universidad Libre, en Cali, la vicepresidencia Francia Márquez aprovechó para referirse a su situación dentro del Gobierno de Gustavo Petro.

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“Hoy no vengo a hablar solo de mí. Vengo a hablar desde un cuerpo afrodescendiente, un cuerpo de mujer negra que ha sido celebrado, instrumentalizado, desgastado y desechado”, empezó diciendo la funcionaria.

“He aguantado mucho, pero hoy he decidido hablar”, dijo.

Enfatizó: “Quiero ser clara: no estoy aquí para quedarme callada. No voy a fingir que no duele, que no cansa, que no desgasta. Tengo ganas de gritar, tengo ganas de contarles cómo este país nos arrastra en sus narrativas de exclusión, nos asfixia en su desconfianza, y luego nos culpa por no respirar”.

Detalló que dentro del Gobierno ha sufrido episodios desagradables.

La vicepresidenta, cuya relación con Petro se ha ido deteriorando al igual que su peso dentro del Ejecutivo, agregó que, durante la campaña electoral que llevó al mandatario a la Presidencia en agosto de 2022, ella fue “la cara de la esperanza, la mujer afrodescendiente que traía el eco de los ríos, de las casas humildes, de los saberes populares”, pero aseguró que pronto pasó “de ser el fenómeno político, la heroína, a ser la traidora”.

También habló de su rol, mencionando el tema del Ministerio de Igualdad.

“Me dieron la misión de crear una institución sin estructura, sin recursos, sin apoyo. Me dijeron: ‘Hazlo tú’. Y cuando argumenté que tres viceministerios eran muchos, me exigieron cinco. Lo hice, a pesar del bloqueo sistemático”, dijo.

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Aañadió: “Me acusaron de no ejecutar, cuando jamás me entregaron el instrumento para hacerlo. Se promovió la idea de que como soy negra, seguro robo. Sin haber tocado un peso, me trataron como criminal. Porque el color de mi piel, tristemente, para muchos, me hace culpable”.

Aseguró que fue prácticamente utilizada para las elecciones: “Me exigieron ser sumisa. Cuando exigí respeto, me llamaron arrogante. Poco a poco, lo que se me dijo en privado se va haciendo público. Ahora que guardo prudencia, se me acusa de complicidad por guardar silencio. Esto no es solo personal. Esto es estructural”.

De igual forma, indicó que ahora “se nos quiere en la foto, pero no en la toma de decisiones”.